La barrera que separa el trabajo y la vida familiar se desdibuja con el teletrabajo. efe

El coronavirus dispara el teletrabajo del 4 al 24,5% en solo un mes en Euskadi

La Administración advierte que las empresas deben seguir controlando la jornada laboral, mientras los sindicatos denuncian «abusos»

Domingo, 26 de abril 2020, 02:54

Trabajar desde casa y en pijama. Lo que hace unos meses resultaba impensable, se ha convertido en el día a día de muchos ciudadanos vascos. ... El teletrabajo ha demostrado ser una herramienta eficaz para que las empresas puedan continuar con la actividad durante la crisis del coronavirus. Tanto que ahora lo practica el 24,5% de la población ocupada de Euskadi, según datos de Randstad Research. Un salto exponencial en solo un mes. Los datos del Eustat de 2019 revelan que antes de esta crisis solo teletrabajaba el 4% de los empleados vascos.

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Poder revisar el correo electrónico del trabajo en bata tiene sus ventajas, sí, pero también sus inconvenientes. Un estudio elaborado por Actiu, con encuestas a más de 400 profesionales de distintos sectores, desvela que el 73% de los trabajadores desea volver a sus empresas, aunque les gustaría teletrabajar algún día de la semana. Casi la mitad de ellos, el 46%, asegura que lo peor de realizar sus labores de forma remota es la sensación de no parar de trabajar y la falta de momentos de desconexión.

Y es que algunas compañías tienden a confundir el teletrabajo con la disponibilidad total. Hace casi un año entró en vigor el Real Decreto Ley 8/2019, que obliga a todas las empresas a llevar un registro que marque la hora de inicio y finalización de la jornada laboral. ¿Qué pasa con ese registro cuando se teletrabaja? Durante la pandemia, «la legislación no ha dejado de existir, continúa vigente y las empresas deben seguir controlando el horario», apunta la directora del departamento de Trabajo, Elena Pérez Barredo.

Desbordados

Para hacerlo, bastaría con que las compañías calculen las horas que pasan sus empleados conectados al ordenador o dentro de la aplicación de la empresa. No cumplir con este registro conlleva multas de hasta 6.250 euros. Sin embargo, Inspección de Trabajo está desbordada con la tramitación de ERTEs y velando por que se respeten las recomendaciones sanitarias en los puestos de trabajo, unas labores que se han marcado como «prioritarias», revela Barredo.

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En Bizkaia, el 37% de las empresas continúa su actividad de forma presencial y remota y otro 27% ha tramitado un ERTE parcial a su plantilla -de lo que se concluye que, en algunas de ellas, la plantilla que no se ha visto afectada, teletrabaja-. Son los datos que extrae Cebek de su encuesta semanal a 429 empresas de todos los sectores. La sensación general, sobre todo en labores administrativas, es que las jornadas laborales se desarrollan en un horario intensivo de mañana.

La patronal alavesa, por su parte, destaca que muchas compañías están haciendo uso del teletrabajo de forma «cautelar durante la crisis», pero se debe garantizar «la misma productividad, los horarios y medidas de prevención y salud laboral» que se exigen en la propia empresa. Desde SEA admiten que será una práctica habitual en el futuro, aunque «hay que ser conscientes de sus limitaciones».

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Mientras, los sindicatos critican que se están cometiendo ciertos «abusos» por parte de las empresas. UGT-Euskadi apunta que datos relativos a EE UU y Reino Unido sugieren incrementos de entre dos y tres horas diarias adicionales al horario reglamentario. «El trabajo no se puede convertir en una actividad de 24 horas», señala el secretario general de UGT-Euskadi, Raúl Arza, que por otra parte aplaude que haya servido para evitar más ERTEs.

La patronal alavesa cree que se debe garantizar «la misma productividad, horarios y salud laboral»

Medida «cautelar»

Estrés, ansiedad e insomnio

«Somos partidarios de que, en el futuro, el teletrabajo se compagine con el trabajo presencial», dice Arza y destaca la necesidad de que se respeten los horarios y el derecho a la desconexión. «El teletrabajo se debe incluir en los convenios colectivos. Solo aparece en el 5% de ellos», afirma.

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Desde ELA ven el teletrabajo como «un parche» ante la situación actual, «pero es una práctica que hay que regular para que no haya doble presencia». Así lo cree el responsable de negociación colectiva del sindicato, Peio Igeregi. Lo de ahora es un «periodo de aprendizaje», que evita riesgos para la salud física de los empleados. «La salud psicosocial sí se ve afectada. En el futuro debemos usar lo mejor del teletrabajo: que sea una forma de conciliación y no un sufrimiento».

En ese mismo sentido se pronuncia la secretaria de acción sindical de CC OO, Garbiñe Espejo. «Hay tres cuestiones importantes: la brecha de género -ya que la mayoría de quienes teletrabajan son mujeres-, el derecho a la desconexión digital y la evaluación de los riesgos psicosociales», enumera. Para ello es necesaria la negociación. «Ahora da la sensación de que las jornadas son eternas, lo que deriva en estrés, ansiedad e insomnio», añade Espejo. En su opinión, hay que establecer un horario; y subraya, «que se cumpla».

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La clave

  • 37% de las compañías vizcaínas continúa su actividad de forma remota y presencial, mientras otro 27% ha tramitado un ERTE parcial, según datos de Cebek.

«Se tiende a reproducir 'vicios' de lo presencial en modo virtual, con videollamadas agotadoras»

El teletrabajo ha venido para quedarse o por lo menos tendrá «un rol muy importante durante los próximos meses», opina la profesora de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), Eva Rimbau Gilabert. Esta investigadora y experta en recursos humanos y teletrabajo afirma que es probale que aumente su aceptación entre las empresas y se convierta en una práctica más habitual tras la pandemia.

Las compañías pueden controlar la jornada laboral mediante aplicaciones en las que el empleado indica las horas trabajadas. «No es un sistema complejo, pero mi percepción es que en la actual situación de emergencia las empresas no están realizando un registro horario», señala.

Ante la falta de desconexión del trabajo, destaca que ese peligro «siempre existe. Incluso cuando no hablamos de teletrabajo», con mensajes de contenido laboral a cualquier hora, incluyendo fines de semana, una conducta que puede provocar estrés a los empleados.

Esta crisis ha dejado al descubierto la falta de experiencia de las empresas en este campo. «Para que el teletrabajo funcione, hay que cambiar el modo de organizar el trabajo y de dirigir personas. Se tiende a reproducir 'vicios' de lo presencial en modo virtual, con videoconferencias agotadoras y que podrían sustituirse por otros medios de comunicación más adecuados». Por ello, Rimbau cree recomendable formar sobre estas cuestiones a directivos y empleados.

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