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Es indudable que la publicación de la lista de los morosos con Hacienda despierta el interés del público. Yo mismo, lo reconozco, la he mirado. Sin juzgar, solo por ver si conocía a alguien. ¿No ha hecho usted lo mismo? Si es así le felicito, no es tan cotilla como yo. Pero aparte del morbo que suscita no le veo un gran interés a laacción y, además, me parece un poco injusta. Cuando se decidió hacerlo se adujo que el mero hecho de exponer a la vergüenza pública a las personas que no estaban al corriente con Hacienda serviría para la prevención de futuros comportamientos inadecuados.

¿Seguro que es así? Si repasan la lista, comprobarán que una mayoría muy grande de sus integrantes son proyectos empresariales fracasados, y por eso son muchas las repeticiones de uno a otro año. Otros, son personajes a quienes seguro no les importa su aparición. ¿Alguien cree que a personas como Mario Conde o Rodrigo Rato les ha añadido sufrimiento sobre el ya sufrido anteriormente? Lo dudo. Lo cual anula el segundo interés de la lista, que era ayudar a la recuperación de las cantidades debidas. Me da que a muchos de ellos, a las inmobiliarias, las promotoras, las empresas fallidas, no les quedani un euro en los bolsillos. Y por más que se les presione con la publicación de sus cuitas, no podrán afrontar sus deudas. En cualquier caso, es cierto que la lista sirve para demostrarnos que Hacienda hace lo que puede por recuperar lo que se le debe, por más que, en ocasiones, sea más bien poco.

¿Y por qué no se publica también la lista de deudas de las institucionescon los ciudadanos?

Luego están la equidad y la justicia. ¡Qué elevados principios! Y digo yo: si nos parece una medida higiénica la publicación de la lista de aquellas personas que deben dinero a Hacienda, ¿no deberíamos hacer lo mismo con la relación de las instituciones públicas, ayuntamientos, diputaciones, gobiernos autónomos, Gobierno central, sociedades públicas, mancomunides, consorcios, etc., que deben dinero a los ciudadanos y se atrasan meses y meses en solucionarlo? No se crea, la lista no sería menos extensa y, desde luego, tampoco menos cuantiosa. Pero este es uno de los muchos desequilibrios que se producen entre nosotros en la relación del ciudadano con los poderes públicos. Si está de acuerdo, no se haga ilusiones, esa lista no verá nunca la luz. Ni lo sueñe.

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