Sener impulsa una fábrica de equipos de hidrógeno para competir con Iberdrola

Sener no ha querido ampliar los datos sobre su proyecto, aunque sí se sabe que lo ha presentado como «manifestación de intenciones» ante la Administración española, de cara a formar parte de las inversiones que pueden acceder a los fondos europeos del programa Next Generation. El electrolizador es el elemento crítico en la producción de hidrógeno, ya que es el lugar en el que se produce la reacción del agua con una solución alcalina, al someter el líquido a una corriente eléctrica. Los máximos responsables de la ingeniería vasca ya han manifestado en un buen número de ocasiones que su estrategia de futuro pasa por ligar sus desarrollos a la producción, como hicieron en la vertiente aeronáutica con la empresa de componentes ITP; o ahora en la división aeroespacial tras la adquisición del grupo Tryo.

Estamos ante una auténtica carrera para tomar posiciones en una industria que, aunque parte de una tecnología básica muy antigua, puede despegar gracias a la producción masiva de electricidad con fuentes renovables, a las ayudas públicas y también al impulso político para buscar alternativas a los hidrocarburos. Hasta ahora se ha revelado poco recomendable por el elevado coste de la electricidad necesaria para generar el hidrógeno, de ahí que el reto tecnológico e industrial sea precisamente el de mejorar la eficiencia. En concreto, todos los expertos fían esa mejora de los costes a una mayor eficiencia de los electrolizadores -producir más hidrógeno con menos electricidad- con el desarrollo de grandes equipos que aún no se han probado.

Si Iberdrola se había aliado con Ingeteam en el desarrollo de su proyecto -también con la firma de un acuerdo tecnológico con la firma noruega Nel-, al tiempo que tendrá a Fertiberia como primer cliente, Sener también ha conformado un grupo en su entorno para irrumpir en la tecnología del hidrógeno. En ambos casos se mantiene la incógnita sobre la ubicación exacta de las factorías, aunque la Administración vasca aspira a que ambas se ubiquen en Euskadi. Se desconoce quién actuará como respaldo tecnológico -tiene que ser alguna firma que ya tenga una dilatada trayectoria en la producción de electrolizadores, aunque de baja capacidad-, pero sí se sabe que Petronor, la filial vasca del grupo Repsol, será el primer cliente. Petronor ya ha anunciado un ambicioso proyecto de inversiones en el Puerto de Bilbao, al que destinará 80 millones de euros, con el objetivo de desarrollar una planta experimental de producción de combustibles sintéticos. Un proceso en el que se requiere la producción de hidrógeno como paso previo.

Fuentes consultadas por EL CORREO apuntan a que Petronor también tiene en estudio la posibilidad de ampliar su vinculación a los proyectos ligados al hidrógeno, con una participación accionarial en la factoría de electrolizadores que proyecta Sener. Con ello, el grupo Repsol alcanzaría una posición de privilegio para el suministro de equipos de producción de hidrógeno, que es precisamente lo mismo que persigue Iberdrola con su iniciativa. La decisión sobre esta opción, aseguran, no está adoptada.

Iberdrola, que ha bautizado como Iberlyzer a su proyecto conjunto con Ingeteam, ya anticipó que quiere recorrer con el hidrógeno un camino similar al que experimentó en la energía eólica, con una participación accionarial destacada en Gamesa.