SAPA marca territorio frente a Indra con la firma de su contrato en Estados Unidos
Se asocia con General Dynamics, a quien la líder española del sector quiere desbancar del consorcio que atiende al mayor pedido del Gobierno y en medio de la polémica compra de EM&E (Escribano)
El contrato de 5.000 millones que SAPA ha firmado con la estadounidense General Dynamics tiene una relevancia que va más allá de un extraordinario ... respaldo para la tecnología, las cuentas y la rentabilidad de la empresa vasca de Defensa. Y es que la compañía guipuzcoana marca el terreno y refuerza perfil propio frente a Indra en un momento muy delicado para el mayor contrato que en este sector ha adjudicado el Gobierno de España en lo que llevamos de siglo y mientras la compañía presidida por Ángel Escribano y con participación del Estado trata de hacerse con el control directo o indirecto de toda la industria de Defensa en España.
La compañía de la familia Aperribay, con el contrato en Estados Unidos, se asocia a largo plazo con la empresa americana a la que Indra ha querido desbancar del consorcio que atiende a ese encargo para los nuevos carros de combate del ejército español, los 8x8 Dragon. Un encargo de 2.500 millones, pero que podría ampliarse a más de 5.000. Las entregas acumulan graves retrasos que amenazan sanciones y que han enfrentado a los socios que lo desarrollan. Y todo cuando Indra mantiene un plan estratégico que pasa por la adquisición de Escribano Mechanical & Engineering (EM&E), la empresa de la familia del presidente de la empresa, Ángel Escribano. Una operación que SAPA, con presencia en el accionariado y en el consejo de Indra, no está apoyando, según señalan fuentes de los contactos. Así que la relación de los principales agentes del sector de Defensa se mueve en un campo delicado, lleno de minas, con la tensión creciente y en el que cada detalle es muy relevador.
El Gobierno de Pedro Sánchez desembarcó en Indra en 2022 y puso en la presidencia a Marc Muntra, que luego se fue a dirigir Telefónica. Ahora está presidida por Ángel Escribano y es la accionista mayoritaria en Tess Defence. Es el consorcio en el que conviven SAPA Placencia, la propia General Dynamics -a través de su filial Santa Bárbara- y EM&E para fabricar 397 unidades del nuevo carro de combate del Ejército español, un pedido que prevé elevar a 998 vehículos con nuevas ampliaciones. El objetivo de Indra es conformar un 'campeón nacional' para aprovechar el tirón de las inversiones de Defensa y ser un actor europeo en otras licitaciones. Eso pasa por adquirir otras compañías que residencien en Indra la capacidad de fabricación de la que ahora carece y duplicar la facturación.
EE UU apuesta por Euskadi
Para ello planteó esta primavera a General Dynamics la compra de su filial, Santa Barbara. La compañía estadounidense rechazó esa opción y reforzó su plan estratégico para ser un agente clave en el mercado de los carros de combate. Indra optó entonces por adquirir las instalaciones de El Tallerón a Duro Felguera, en Asturias. Además, el presidente de Indra, Ángel Escribano, reprochó a General Dynamics falta de compromiso e inversiones para desarrollar los trabajos de Tess Defence. Estos acumulan severos retrasos, ya que el comienzo de las entregas de los 8x8 estaba prevista para 2022 y las primeras doce unidades no se han dado hasta este año.
Las tensiones por los retrasos también han salpicado a SAPA, que elabora las transmisiones de los vehículos, tecnología en la que se ha especializado hasta convertirse en un referente mundial. Han sido varias las voces del entorno del Ministerio de Defensa que han culpado a los componentes elaborados por la empresa guipuzcoana de los problemas en la construcción de los vehículos 8x8 Dragon este mismo mes de octubre. Así que el contrato reciente firmado por SAPA se puede leer como una sólida apuesta de General Dynamics por la compañía vasca y un alineamiento dentro del consorcio de Tess Defence frente a Indra.
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