El joven millonario que quería ser Robin Hood y se arruinó con las criptomonedas
El protagonista de la debacle de la plataforma FTX, Sam Bankman-Fried, quería enriquecerse para «repartir las ganancias» y dedicaba ya grandes cantidades de dinero a fines benéficos y rescatar empresas en crisis
Este joven de 30 años de la imagen graduado en Física en el prestigioso MIT, el Instituto Tecnológico de Massachussetts, e hijo de catedráticos en ... Derecho de la Universidad de Stanford, cultivaba una imagen pública cercana a la idea de Robin Hood: repartía ayudas para fines benéficos y había rescatado a pequeñas firmas relacionadas con las criptomonedas en dificultades. Incluso se comprometió a donar parte de su fortuna en vida. Pero Sam Bankman-Fried ha acabado por llevar a la ruina a miles de inversores. El fundador de FTX, uno de los mayores imperios de compra y venta de divisas digitales -criptomonedas-, que se ha declarado en bancarrota, logró amasar una fortuna cercana a los 22.500 millones de dólares, que cayó a 1.000 millones de la noche a la mañana.
Sus hábitos y su filosofía de vida no coinciden con la de un joven ambicioso e interesado solo en amasar una fortuna o tener éxito profesional en la vida. Aseguraba que quería «enriquecerse» para después repartir las ganancias. Fue uno de los donantes individuales más grandes a la campaña del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y ha repartido millones de dólares a candidatos demócratas que se comprometían en la lucha contra la pandemia. Es vegano y activista contra el maltrato animal y el cambio climático, le gustan los libros de Harry Potter, era seguidor del equipo de béisbol San Francisco Giants y muy aficionado a videojuegos como Starcraft o League of Legends. Reniega de lujos como relojes caros o coches deportivos: conducía un Toyota Corolla valorado en poco más de 20.000 dólares.
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La carrera de SBF, como se le conoce por sus iniciales, ha sido meteórica. Tras crear su primera empresa en 2017 -de compraventa de activos, acciones, divisas y futuros-, dos años después fundaba FTX en Hong Kong, una plataforma de intermediación de compra y venta de bitcoins y otras criptomonedas que se situó entre las mayores del mundo. En septiembre de 2021 trasladó su sede a Bahamas, donde vive en un ático con diez amigos entre los cuales están algunos de los que dirigen sus negocios.
Este verano llegó a ser considerado por la revista Fortune como un nuevo Warren Buffett -el magnate que salió al rescate de Goldman Sachs poniendo sobre la mesa 5.000 millones en la Gran Recesión-. En pocos meses ha pasado a ser el 'culpable' de un desastre económico comparado por algunos expertos con el colapso del banco de inversión Lehman Brothers en la gran crisis de 2008.
Solvencia en entredicho
Ayer, la plataforma FTX se acogió a la protección del Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de los Estados Unidos para llevar a cabo de manera ordenada el proceso de evaluación y liquidación de activos. Además, SBF anunció que dimitía de sus funciones. Su solvencia había quedado en entredicho después de que su rival Binance decidiera dar marcha atrás en su intención de acudir al rescate de la plataforma, después de haber realizado la diligencia debida y ante la apertura de investigaciones por agencias gubernamentales en Estados Unidos.
Previamente, en una conferencia con inversores, el entonces todavía consejero delegado de FTX, SBF, había cifrado en unos 8.000 millones de dólares (una cifra similar en euros) el agujero de la plataforma, incluyendo la necesidad de alrededor de 4.000 millones de dólares para que la firma pudiera mantener su solvencia.
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