Xabier Sagredo | Presidente de BBK
Sagredo: «Soy una persona de etapas, tengo muy claro cuándo será mi salida»Sagredo señala que los 53 millones de la obra social de BBK es la mayor en ratio por habitante con 50 euros por cada vizcaíno
El presidente de BBK, Xabier Sagredo, explica que pasó de ser el último presidente de una caja de ahorros al primero de una fundación bancaria. ... Un recorrido iniciado hace más de diez años en el que reivindica que hoy BBK –dueña del 57% de Kutxabank– mantiene la obra social con más dotación por habitante gracias a su presupuesto de 53 millones. Unas cuentas que en este 2025 no necesitarán del dividendo del banco. Para Sagredo, un logro que cierra un ciclo.
En el camino, la reconversión de las cajas ha dejado varios casos de desinversión en empresas forzada por la regulación del Banco Central Europeo y que ha contribuido al alejamiento de centros de decisión de compañías vascas. Es el caso de Euskaltel o de Ibermática. Este último se revertirá con la operación de en la que BBK participa para comprar Ayesa IT.
– ¿Qué reflexión hace de la 'bancarización' de las cajas vascas una década después?
– Soy muy crítico con el mancillamiento que se hizo sobre la figura jurídica de las cajas. Entiendo que se puede hacer mal una gestión, pero eso habla de los responsables, no de la forma jurídica de la entidad. Para mí las cajas eran un muy buen elemento y los piensan también los alemanes, que mantienen todavía esta figura. Yo entendía que la fundación podía hacer lo mismo conjugando el negocio bancario con las inversiones y la obra social.
– ¿Cuánto ganan con los dividendos de la cartera de participadas?
– En 2013 nos planteamos el reto de lograr entre 2030 y 2040 que, tras dotar el fondo de reserva y crear una cartera de participaciones diversificada en sectores clave, pudiéramos financiar la obra social sin depender de los dividendos del banco. Y hoy, en 2025, podemos decir que lo hemos logrado. Gracias a la rentabilidad de nuestra cartera podemos cubrir toda la obra social que presentamos este año con 53 millones de euros. Es la más grande por habitante del Estado, con 50 euros per cápita. Y todo eso, estando entre los cinco primeros inversores del Estado en participaciones empresariales.
– Escuchándole parece que con estos objetivos logrados en BBK se cierra un ciclo, ¿suena a despedida?
– En la asamblea del 2014 dije «mañana será como hoy». Y, desde entonces, siempre he dicho que soy una persona de etapas, que no me gusta estar permanentemente. Y que, por lo tanto, cuando cumpla etapas, iremos pensando. Pero tengo muy claro en mi cabeza cuándo se va a producir mi salida de esta empresa. Las etapas se van cumpliendo y, en ese caso, ya iremos pensando.
– ¿Pero ha acabado su etapa?
– Ya os he contestado (sonríe).
Ganar competitividad
– Si tuvieran que hacer frente a un problema del banco, ¿hasta dónde podrían responder?
– Tenemos la capacidad no solo de responder con los 232 millones del fondo de reserva, sino que si hiciera falta podríamos llegar a dar cobertura con mil millones. Además, si llegara otra situación como la del covid en la que el Banco Central Europeo prohibió el reparto de dividendos, BBK es capaz de hacer toda su obra social.
– La industria no termina de reaccionar en Europa, ¿hasta cuándo podemos refugiarnos en Euskadi en el sector público y el consumo?
– La crisis energética desatada por la guerra de Ucrania ha replanteado la globalización, un cambio aún más forzado por los aranceles de Estados Unidos. En ese escenario, China se ha hecho muy potente y Europa va a tener que reaccionar. Nos queda poco tiempo para avanzar, para reducir la burocracia, reforzar los valores europeos y recuperar el terreno perdido. Tenemos que ganar en competitividad. Hoy, siete de las diez empresas más capitalizadas del mundo son tecnológicas y ninguna es europea.
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