Rompiendo las moléculas
La 'startup' vizcaína H2Site permite obtener hidrógeno verde a partir del amoníaco o el gas natural
Iratxe Bernal
Jueves, 28 de septiembre 2023, 00:22
Un átomo de hidrógeno está formado únicamente por un protón y un electrón. Una sencillez que le brinda el primer puesto en la tabla periódica, aunque también es cierto que en la naturaleza, donde es muy abundante, apenas lo encontramos de forma aislada. Casi siempre aparece combinado con otros elementos formando moléculas más complejas, como la del agua. Ya saben, dos de hidrógeno por una de oxígeno. Por tanto, no es un combustible que pueda tomarse directamente, sino que debe 'fabricarse'. Quienes ven en él una pieza clave para lograr la descarbonización de la economía investigan cómo lograr que ese proceso de producción sea medioambientalmente sostenible, postergando en ocasiones otro problema: cómo distribuir y almacenar después ese hidrógeno.
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«Transportarlo en forma de gas desde los centros donde se genera hasta las industrias resulta hoy técnicamente muy complejo y, por tanto, muy caro», explica Gorka Hermoso, director financiero de H2Site, 'startup' vizcaína que apuesta por simplificar las cosas facilitando que el hidrogeno se produzca a menor escala, pero directamente en el punto de consumo. En concreto, la firma lleva al mercado las investigaciones de sendos grupos de trabajo de Tecnalia y la Universidad de Eindhoven (Países Bajos) sobre el uso de membranas de paladio.
Dos soluciones
Partiendo de las posibilidades que ya existen, H2Site propone dos alternativas. La primera se basa en el aprovechamiento de las infraestructuras empleadas en la distribución el gas natural. Ambos gases pueden 'viajar' juntos, por lo que lo único que hay que hacer es separarlos allí donde se vaya a necesitar el hidrógeno. «Las membranas hacen de filtro, el gas natural sigue su camino por el conducto y la industria toma de la red el hidrógeno que necesite», resume Hermoso. «Es una solución que está muy cerca de ser viable, aunque hay una parte regulatoria para establecer qué cantidades de gas tiene sentido mezclar en la que aún están trabajando los gobiernos. Si se resuelve eso, los ajustes técnicos que hay que hacer son mínimos y la inversión que requieren es mucho menor que la que se necesita para construir un hidroducto», matiza.
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Desde su planta de Loiu son pioneros en el desarrollo de la tecnología que permite descentralizar la producción de hidrógeno verde.
La segunda opción es no transportarlo tal cual, sino a través de otros compuestos que lo contengan en grandes cantidades. Aquí el mejor candidato es el amoníaco, que no es otra cosa más que la unión de tres átomos de hidrógeno con uno de nitrógeno. Además de generarse de manera natural por la descomposición de la materia orgánica, también se puede obtener industrialmente «y ya tiene una cadena logística muy desarrollada». Es decir, es fácil de comprar y almacenar. «Cuando la empresa necesite hidrógeno solo tiene que emplear nuestro reactor para romper las moléculas de amoníaco. A continuación, las membranas separan por un lado el hidrógeno y por otro el nitrógeno, que es un gas inocuo», explica Hermoso.
De momento, la firma realiza para sus potenciales clientes pruebas de concepto -antes de que acaba el año habrá entregado siete de estos demostradores a pequeña escala-, pero ya ha encontrado cuatro nichos donde ambas propuestas pueden marcar la diferencia. Por un lado, en las industrias, tanto las que quieren usar el hidrógeno como fuente de energía verde como las que lo emplean en sus procesos productivos. Por ejemplo, la margarina se elabora a partir de la hidrogenación de grasas vegetales.
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En barcos y puertos
Otro posible uso de su tecnología está en alta mar, en las pilas de combustible de hidrógeno con que los barcos van sustituyendo los motores diésel. «Estamos haciendo pruebas a pequeña escala que ya permiten que los sistemas auxiliares funcionen con hidrógeno generado en el propio barco a partir de amoníaco. Estamos muy contentos, aunque de momento son pruebas sin movimiento y falta por ver cómo responde la membrana a las posibles vibraciones que se den en travesía», explica el director financiero de la firma.
El tercer mercado objetivo estaría en la costa, en los puertos. «Algunos se están planteando importar amoníaco a gran escala para producir hidrógeno en sus propias instalaciones y después meterlo en la red, que puede ser un hidroducto o gasoducto donde luego haya que separarlo del gas natural», describe Hermoso. Finalmente, el cuarto destino que ya tienen en su radar son las excavaciones geológicas de pozos o balsas de hidrógeno, de donde se extrae mezclado con otros gases.
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«Ahora hay mucho interés porque hay fondos públicos para impulsar el uso del hidrógeno como fuente de energía, pero queda mucho que explicar para que sea masivamente visto como una alternativa a los combustibles fósiles. De hecho, para ponerlo más fácil estamos buscando socios estratégicos, como fabricantes de amoníaco o de pilas de combustible, que en el futuro nos permitan ofrecer soluciones de principio a fin», subraya.
Partir del amoníaco permite producir hidrógeno a pequeña escala donde se necesite
La empresa ya ha cerrado desde su constitución en 2020 dos rondas de financiación con las que logró un total de 14 millones de euros y que propiciaron la entrada de fondos internacionales como Breakthrough Energy Ventures, Equinor y Engie New Ventures, además de Capital Riesgo País Vasco, Seed Capital Bizkaia. Ahora abre una nueva ronda de 25 millones que en parte ya está comprometida por algunos de estos inversores. «Este año facturaremos 3,3 millones, pero ya tenemos nuevos contratos por valor de 7,5, lo que requiere mucho circulante, pero también queremos incrementar el equipo de ventas, lograr certificaciones y, por supuesto, seguir investigando».
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Para lograrlos acudirá los días 17 y 18 a B-Venture, el evento de 'startups' organizado por EL CORREO que este año celebra su octava edición con el patrocinio del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco, la agencia de desarrollo SPRI, la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao, así como con la colaboración de BStartup de Banco Sabadell, BBVA Spark, BBK, Laboral Kutxa, CaixaBank y la Universidad de Deusto.
Planta pionera en membranas de paladio
«En 2020 solo éramos tres y hoy hay 33 personas en el equipo», dice con orgullo Gorka Hermoso, director financiero de H2Site, una 'startup' que tiene como hito fundamental la puesta en marcha en Loiu de la primera planta mundial de la fabricación de reactores y membranas de paladio. Un elemento químico que, por sus propiedades fisicoquímicas, es habitual en los catalizadores de los coches de gasolina y diésel o en los condensadores electrónicos. «Es verdad que es muy caro» -su precio ha llegado a superar al del oro- «pero la electrificación hará que baje la demanda y en realidad usamos un derivado (acetato de paladio) que podemos reutilizar, por lo que las cantidades que requerimos son muy pequeñas y no peligra nuestro suministro», matiza.
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