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El caos en la aprobación del paquete fiscal en el Congreso de los Diputados a final del pasado año tendrá afección para las haciendas vascas. El Gobierno de Pedro Sánchez necesitó hasta el último momento para lograr la mayoría necesaria con la que sacar adelante ... la propuesta que contenía, entro otros, el impuesto a la banca.
Por los pelos, sí, aunque suficiente para que entre en vigor en este 2025 en la Agencia Tributaria. Pero también insuficiente para tramitar la modificación del Concierto Económico y para que las Juntas Generales de Bizkaia, Álava y Gipuzkoa regulen y apliquen este nuevo impuesto a los bancos que se rigen en el pago de sus tributos por la normativa foral. El caso es que, como confirman fuentes conocedoras de la situación a EL CORREO, la aplicación del impuesto a la banca tendrá que esperar con toda seguridad a 2026.
La Hacienda del Estado tiene ya el gravamen en vigor este año, pero el calendario de su tramitación en Euskadi requiere todavía que se apruebe en el Congreso y en el Senado la reforma del Concierto Económico con la transferencia a Euskadi de este impuesto. El proceso no termina ahí. Después, las diputaciones tendrán que presentar un proyecto de norma foral a las Juntas Generales para tramitar y aprobar el impuesto. Un procedimiento que, además, en Álava y Gipuzkoa requerirá el respaldo de, al menos, un partido de la oposición y que conviviría también con la actual tramitación de la reforma fiscal. Así que, como muy rápido, ese itinerario no estaría rematado hasta verano.
Estas mismas fuentes recuerdan que en fiscalidad, por la inseguridad jurídica que genera, no se aprueban los impuestos con efecto retroactivo, sino que suelen fijarse su entrada en vigor de cara al ejercicio siguiente, en este caso, 2026. Así las cosas este año el impuesto en Euskadi quedaría sin aplicación a las entidades financieras que tributan acogidas al régimen fiscal de las diputaciones, que son Kutxabank y Laboral Kutxa. Una situación curiosa, ya que el resto de sus competidores, como Caixabank, Santander, Sabadell o Bankinter sí tendrán que pagarlo. Además, y de acuerdo al pacto político de transferencia del tributo, deberán pagar a las haciendas forales la parte proporcional de su negocio en Euskadi.
En el caso de BBVA ocurre lo mismo, aunque la entidad tenga la sede social en Bilbao. Como más del 25% de su negocio se desarrolla fuera de Bizkaia, su tributación está acogida a la normativa del Estado, por lo que sí le afecta el impuesto a la banca en 2025.
Kutxabank podría verse incluso en la paradoja de no tener que pagar en este ejercicio después de que sí lo hiciera con anterioridad, mientras estaba en vigor la prestación patrimonial sobre los ingresos de las entidades financieras. Una tasa que le supuso al banco presidido por Anton Arriola el abono de 72 millones. Con la redacción del impuesto acordada en el Congreso, y a la espera de cómo se regule en las Juntas, Kutxabank se debería abonar 27 millones, un 62,5% menos.
Laboral Kutxa que, de acuerdo a la normativa aprobada por el Gobierno central, se vería afectada por primera vez por este impuesto, también se libraría de su abono en 2025 por la falta de desarrollo en Euskadi. Con los nuevos tipos de gravamen, la cooperativa de crédito asume el pago del 1% de sus ingresos por intereses y comisiones.
Una situación parecida a la del impuesto a la banca ya se dio recientemente en el País Vasco con el tributo a las grandes fortunas. Su regulación y aprobación retrasó su entrada en vigor un año.
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