La recaudación de las haciendas vascas pincha y crece ya por debajo de las previsiones

Peor aún. Si dejamos a un lado el mes de enero de este año -siempre complejo en materia de recaudación de impuestos, en función de si se han anticipado o no devoluciones de IVA y Sociedades-, lo cierto es que agosto es ya el segundo mes en el que los ingresos de las diputaciones de Bizkaia, Álava y Gipuzkoa se sitúan por debajo de la estimación anual. Ya sucedió a finales de julio, cuando el incremento se situaba en el 1,7%. Aunque con algunas fluctuaciones, la tendencia desde principios de año es muy clara -en abril los ingresos se situaban un 2,9% por encima de los cuatro primeros meses de 2018, y por lo tanto un punto más de las previsiones- y telegrafía la idea de que se está complicando el objetivo de cumplir el presupuesto de ingresos.

Un matiz que, de confirmarse, puede generar algún desajuste en la liquidación del presupuesto de este año en las diputaciones y ayuntamientos. El Gobierno vasco, que gestiona este ejercicio con prórroga presupuestaria y por lo tanto con una estimación de ingresos rebajada, no tendría problema alguno ante esa eventualidad.

Por territorios, el comportamiento es dispar. Así, Bizkaia es la que refleja una evolución más favorable, con un aumento prácticamente en línea con las previsiones -aumento del 1,87%-, mientras que en el extremo opuesto se sitúa Gipuzkoa, donde tan solo se ha contabilizado un alza del 0,38%. En un punto intermedio se sitúa la Hacienda de Álava, con un aumento de ingresos del 1,44%.

¿Cuáles son las claves de esa ralentización de los ingresos fiscales? Aunque no existe aún un informe agregado de los tres territorios y los datos que se han hecho públicos son parciales, todo apunta a que la clave están en el mal comportamiento de los ingresos por IVA. En Bizkaia se ha registrado un ligero retroceso de los ingresos por este tributo del 0,1%; en Gipuzkoa la caída es mucho más pronunciada y llega al 3,2%, mientras que Álava navega contracorriente y anota un aumento del 1,4%. Una situación que puede estar ligada a una moderación del consumo, a la reducción del precio de los carburantes -debido a que los depósitos fiscales tienen una notable trascendencia- y, también, al efecto negativo que generan las exportaciones en este tributo.

Por contra, los ingresos en el IRPF, a rebufo de la generación de empleo y también del aumento de los salarios, han arrojado un buen resultados, con aumentos por encima del 3%. En el caso de Álava se ha registrado un descenso importante, aunque se debe a un factor coyuntural como ha sido la devolución de los impuestos derivados de las prestaciones de maternidad.

En el Impuesto de Sociedades habrá que esperar a octubre para tener una evaluación más ajustada, ya que los anticipos a cuenta abonados por las empresas a finales de 2018 distorsionan el cómputo. En el lado positivo, por último, hay que situar algunos impuestos especiales, como es el caso del de hidrocarburos, con aumentos por encima del 10%.