Euskadi, solo afectada por el gravamen a los ricos, ofrece el mayor alivio fiscal del país
Las diputaciones anunciaron en julio la deflactación del 5,5% en todos los tramos del IRPF y 200 euros para las rentas más bajas
Fue en noviembre de 2021, hace casi un año, cuando el lehendakari Urkullu mostró su preocupación por la voluntad de impulsar «una estrategia de 'dumping fiscal' o de convertir determinadas comunidades en paraísos fiscales». La reacción llegaba como respuesta al anuncio de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de bajar medio punto cada tramo de la escala de gravamen de la renta. Entonces, solo se adivinaba un crisis de precios -crecían en torno al 6% interanual- que resultó ser el anticipo de una tormenta inflacionista sin precedentes en 40 años que ha llevado el IPC hasta un 10,5% el pasado agosto.
En mitad de esta carrera tributaria, en la que Euskadi no se ve afectada por las decisiones del Gobierno central excepto con el nuevo gravamen a los ricos y los extraordinarios a banca y energéticas, lo cierto es que fueron las administraciones vascas las primeras en tomar medidas de carácter general para reducir la factura fiscal de los ciudadanos. Mientras Madrid, Andalucía o Valencia han esperado al inicio del curso para deflactar el IRPF, el lehendakari y los diputados generales anunciaron en la última semana de julio la mayor deflactación de las que hasta ahora se han anunciado. No solo eso. Beneficia a todas las rentas por igual.
Una medida que ha entrado en vigor este mismo mes de septiembre con el objetivo, como explicó Urkullu, de «que todas las personas y familias dispongan de más dinero en su bolsillo». Las haciendas forales aplicaron en verano un ajuste a los tramos de rentas del IRPF -lo que se conoce como deflactación- del 4%, que se acumuló al 1,5% fijado en enero. En total, un 5,5%. Se trata de un ajuste que, a diferencia de las medidas del Gobierno central o de Valencia, sí afecta a todos los tramos, también a las rentas altas y, además, lo hace en mayor cuantía.
Pacto entre PNV y PSE
Esta deflactación, ya en vigor en Euskadi, se aplica también a las deducciones en el impuesto por conceptos como hijos o declaración conjunta que también afectan miles de ciudadanos. Se trata de un ajuste que se aplica a todas las rentas, bajas y altas, sin excepción y desarrolla el principio de adecuar el peso fiscal al IPC.
Para las rentas más bajas, de menos de 30.000 euros, las diputaciones han dispuesto un bono de 200 euros que se reduce proporcionalmente para los ciudadanos con unos ingresos de hasta 35.000 euros. Una medida que afectará a 841.534 contribuyentes y que fue solicitada por el PSE, el socio menor de la coalición, a cambio de aceptar la propuesta del PNV. No sin riesgos, ya que el PSOE se niega en redondo a deflactar el IRPF.
En total, las instituciones vascas calculan que estas medidas supondrán un alivio fiscal de 250 millones. Medidas que, además, se extenderán a 2023. Así lo anunció el lehendakari la semana pasada en el Pleno de Política General. Urkullu señaló que las diputaciones prolongarán la deflactación en un porcentaje similar al de la inflación subyacente -el IPC sin la referencia de los costes de la energía y los productos frescos