Las pymes vascas reconocen no estar listas para incorporar la estructura digital a sus negocios

El informe, confeccionado en colaboración con las patronales y la Federación Vizcaína de Empresas del Metal -aunque no ahonda en la comparativa territorial-, revela una evolución a dos velocidades. Por una parte, las empresas minoristas se están adaptando con mayor premura a los nuevos tiempos, ante la presión de las plataformas digitales. Arrojan progresos en innovación del negocio, trato con los clientes y lógicamente marketing y publicidad. Su transformación digital, no obstante, requiere un menor desembolso que en la industria.

El deficitario avance del sector manufacturero se explica, según el docente de la Universidad de Deusto Agustín Zubillaga, responsable del estudio, por sus propias características, ya que está «sujeto a cadenas de valor donde las plataformas afectarán más a medio-largo plazo». Se trata a fin de cuentas de un ámbito con un alto grado de certidumbre, con menos margen para la creatividad tecnológica. Un ejemplo: un mercado «estandarizado y maduro» como la automoción.

No hay que olvidar con todo la importancia de la innovación para el sector manufacturero, con una gran apuesta del Gobierno vasco por la Industria 4.0 a fin de seguir siendo competitivos en el exterior. Será interesante ver la comparativa con otras regiones que Orkestra espera publicar en un plazo aproximado de 18 meses.

Las compañías invierten por otra parte en seguridad, otro pilar que han reforzado la Administración autonómica y la Diputación guipuzcoana con la creación de sendos centros de ciberseguridad. Una cuestión que Zubillaga fundamenta en el «pragmatismo» de las empresas, «frente a la ilusión de digitalizar y poner todo en la nube». El fin: blindar la operativa y datos sensibles.

Donde ambos sectores se encuentran, apunta el docente, es en la escasa exploración de nuevas vías de negocio a partir de la digitalización, quizá porque como no hay pautas concretas -«el abanico es casi ilimitado»-. Orkestra no ha entrado a consultar hacia qué modelo avanzan las compañías, pero tres de cada diez han negado que estén planteándose innovar en esta área. Solo una cuarta parte dijo estar muy comprometida con la búsqueda de modelos alternativos de negocio.

Zubillaga interpreta que la recuperación económica «ha posibilitado la incorporación de la tecnología a las empresas para mejorar lo que se venía haciendo, recuperar camino, capacidades» y no tanto para sondear vías que, a priori, pueden resultar «demasiado grandes». En conclusión, y sin entrar a valorar la capacidad financiera, cree que están optando por una aproximación comedida.

En descargo de las pymes, anota las expectativas «quizá demasiado altas, sobre la digitalización». Y la empresa vasca, «que es muy realista, conservadora, pragmática», se decanta por ese acercamiento progresivo. Pero a juicio del autor del estudio convendría introducir una marcha más, sin renunciar por ello a la cautela.

Para quienes aspiren a un sólido avance en digitalización, la clave es remozar por completo la estrategia, «con una nueva mentalidad, liderazgo digital, identificación de oportunidades, movilización de recursos»; asignatura en la que la industria minorista y la manufacturera flaquean por igual.

El informe de Orkestra habla del «empoderamiento digital» de los trabajadores, que también se salda con suspenso. Juzga conveniente progresar más allá del circuito tradicional de innovación, otorgando más libertad a los empleados. Así se podrían «explorar y sedimentar» iniciativas novedosas con margen para ponerlas en marcha, «experimentar en un piloto».

¿Hasta qué punto la edad de las gerencias, principalmente veteranas en industria, empaña la visión digital? «La relación de cada generación con la tecnología tiene mucho peso. Siempre se ha visto como un elemento para optimizar procesos, pero la revolución digital -recuerda Zubillaga- permite generar nuevos negocios y líneas de ingresos a través de la tecnología».