El enfado del Gobierno obliga al propietario de Talgo a informar sobre la empresa a Sidenor
El fondo Trilantic, principal accionista, tarda dos meses en dar acceso a las cuentas al industrial vasco José Antonio Jainaga
Una partida de ajedrez entre Trilantic y José Antonio Jainaga. Es en lo que se ha convertido la operación de compra de Talgo que intenta ... el presidente de Sidenor. Y es que después de que el industrial vasco mostrara su interés por hacerse con el control del fabricante de trenes el pasado 16 de octubre, ha tenido que esperar casi dos meses a tener acceso a los primeros datos económicos de Talgo. El principal accionista de la compañía, el fondo de inversión Trilantic viene retrasando ese acceso a la documentación y no fue hasta la semana pasada cuando comenzó a trasladar detalles de las cuentas, según confirman fuentes conocedoras de las negociaciones a EL CORREO.
Sidenor, tal y como adelantó este medio, ha puesto encima de la mesa una oferta de 4 euros por acción por el 29,9% de Talgo. Son los títulos que tiene Trilantic y que le darían el control de la compañía. El precio, que supone 150 millones, se planteó en una propuesta para, precisamente, forzar el acceso a las cuentas. Eso sí, es una cifra condicionada a los detalles y a la situación financiera de la compañía que pueda arrojar esa información.
Trilantic reclama 5 euros por cada una de sus acciones. Supondría valorar su participación en más de 183 millones. Es justo la cantidad que planteó en su opa la húngara Magyar Vagon, una oferta que vetó el Consejo de Ministros por razones de «seguridad nacional» y para mantener en el país el control de una empresa, como Talgo, que considera estratégica.
En ese tira y afloja, el fondo de inversión ha estado retrasando el acceso de Jainaga a las cuentas. Un paso habitual, que culmina en la firma de una 'due dilligence', cuando en una operación corporativa el comprador muestra un interés legítimo. Trilantic, como es normal, busca vender al mejor precio posible y para ello juega un papel importante el tiempo. Y es que el 31 de diciembre decae el pacto de socios que tiene a Trilantic con algunos de los principales accionistas de Talgo, entre los que está Torreal y la familia Oriol. A partir de 2025, el fondo no estará comprometido por los derechos de arrastre y acompañamiento y podrá vender de forma independiente su participación.
Malestar
La dilación no ha sentado bien en el Gobierno central, que junto al vasco, respaldan a Sidenor en la compra de Talgo por representar una apuesta industrial y de carácter nacional. Desde Moncloa, según ha podido confirmar este medio, se quiere pisar el acelerador en los trámites y hay descontento con la actitud del representante de Trilantic, Javier Bañón. Para el análisis de las cuentas, Sidenor ha contratado a Alantra y Deloitte, como adelantó 'El Confidencial'.
Precisamente la semana pasada, Renfe comunicó una sanción de 116 millones a Talgo por los retrasos en la entrega de los trenes Avril. Una penalización por la que ya ha suspendido los pagos pendientes de ese pedido y que el fabricante deberá provisionar en sus cuentas este año provocando, con toda seguridad, un año de pérdidas y un endeudamiento en el entorno de los 500 millones.
Eso sí, Renfe ofrecerá facilidades en el pago a Talgo si hay un socio y un proyecto industrial en el accionariado. Es decir, si Sidenor completa su aterrizaje, sino, la exigencia de las medidas de cobro será mayor. Una manera que los analistas de mercado interpretan como un giro de tuerca para doblegar la posición de Trilantic en las negociaciones.
El fondo estadounidense ha dado por cerrada la inversión en Talgo y busca desde hace años la venta de sus acciones. La compañía necesita con urgencia un plan industrial para dar salida a una cartera de pédidos récord con 4.000 millones.
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