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La apuesta de los gobiernos central y vasco para el futuro de Talgo pasa por Sidenor. Así lo han venido señalando ambos Ejecutivos que están, ... incluso, dispuestos a participar con dinero público en la operación. La empresa vasca asegura la nacionalidad del fabricante de trenes, su arraigo en Euskadi y un carácter industrial. De ahí que las alternativas que analizan la operación para hacerse con Talgo sean conscientes de lo complicado que es intentar cualquier movimiento en contra del criterio de Moncloa.
Pesa, participada por el Gobierno de Polonia, ha trasladado su disposición a dar entrada a socios nacionales en la operación. Según informó ayer Europa Press, fuentes de la compañía aseguran ser conscientes de la importancia de mantener la españolidad de Talgo. Con esta premisa se muestran flexibles para cerrar acuerdos estratégicos con inversores nacionales con objeto de formalizar una oferta amistosa asegurando que todos los socios están cómodos.
Las posibilidades de que Sidenor pueda abrirse a formar parte de un consorcio son remotas. Y es que, como ya informó este medio, la voluntad del presidente de la de empresa vasca, José Antonio Jainaga, es la de hacerse con un control industrial de Talgo en solitario.
Junto a Sidenor y Pesa, la india Júpiter Wagons también está interesada en hacerse con el control del fabricante de trenes. Del mismo modo, es consciente de la necesidad de asegurar que Talgo seguirá en España. Así lo señalan fuentes del mercado que explican a su vez que contempla mecanismos para dar esa seguridad al Ejecutivo. Júpiter mantiene acuerdos en España con la compañía ferroviaria Talleres Alegría, una empresa asturiana que adquirió parte del negocio del sector a Duro Felguera.
Así las cosas, la de Sidenor es la opción con más respaldo político, pero su oferta no supera el 29,9% de Talgo, en manos de su principal accionista, Trilantic. El fondo de inversión reclama hasta 6 euros por acción -183 millones por su participación-, pero Jainaga no está dispuesto a ir más allá de los 4 euros, 150 millones. Tanto polacos como indios estarían dispuestos a ir a una opa, que Moncloa no vería con buenos ojos. Ahora disponen de plazo hasta mediados de febrero para presentar sus ofertas tras una ampliación para un mejor análisis de las cifras de Talgo.
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