La plantilla de Petronor rechaza el acuerdo por el cambio de vestuarios y decidirá el juez
La asamblea tumba por 333 votos a 84 el pacto alcanzado por CC OO y UGT y deja la resolución del conflicto en manos de los tribunales
La guerra de los vestuarios en Petronor continúa. Lo que comenzó hace un mes como una disputa por el cambio de ubicación de las instalaciones – ... un cambio organizativo que, en la práctica, ha alargado la jornada cerca de media hora– ha escalado hasta convertirse en un conflicto laboral de gran calado. En este clima tensión e incertidumbre, la asamblea de trabajadores rechazó este lunes, por 333 votos frente a 84, el acuerdo alcanzado hace dos semanas entre la dirección, CC OO y UGT.
La huelga indefinida, por lo tanto, continúa y el pulso laboral se traslada a los tribunales. Tras el rechazo del preacuerdo alcanzado entre la mayoría sindical y la empresa –que contemplaba una compensación de seis días libres por el traslado de los vestuarios–, será el Juzgado de lo Social de Bilbao quien decida en los próximos días el desenlace del conflicto y la compensación que finalmente corresponda a la plantilla.
¿Pero cómo se ha llegado hasta aquí? El pasado 25 de septiembre, el 91% de la asamblea de trabajadores votó a favor de convocar la primera huelga indefinida en la refinería de Muskiz desde 1979. Detrás de este paro está la decisión de la empresa de trasladar los vestuarios a la entrada de la planta, en lugar de mantenerlos dentro del recinto. Un cambio que, en la práctica, deja fuera de la jornada laboral el tiempo que los operarios dedican a colocarse los equipos de protección individual, indispensables en una instalación de este tipo. Los sindicatos sostienen que este episodio se produce en un contexto ya tensionado por una «sobrecarga de horas extra» y un «incumplimiento constante de los acuerdos laborales».
La decisión de convocar directamente una huelga indefinida, sin paros parciales previos, responde a que los servicios mínimos fijados en una planta como la de Muskiz –considerada una actividad esencial– superan el 90%. Sin embargo, al tratarse de un paro indefinido, la medida permite detener las exportaciones, ya que la legislación establece que solo debe producirse lo suficiente para abastecer la demanda nacional. La dirección de Petronor, de hecho, advirtió en una circular interna del posible impacto del conflicto «en el ámbito reputacional y en la confianza de los accionistas».
En este clima de tensión, UGT y CC OO –las dos centrales mayoritarias– alcanzaron un acuerdo con la dirección. La empresa reconocía de forma implícita que el traslado de los vestuarios suponía un aumento del tiempo de trabajo, y ofrecía compensarlo con seis días libres. Sin embargo, los otros dos sindicatos con representación en el comité, Trabajadores por la Unidad (TU) y ELA, consideraron insuficiente la propuesta y lograron bloquear el 23 de octubre su votación en asamblea. Un día después, el Juzgado de lo Social de Bilbao ordenó que la plantilla se pronunciara en un plazo de diez días sobre ese mismo acuerdo. Finalmente, la asamblea de este lunes avaló a los sindicatos críticos y será ahora el juez quien decida el desenlace del conflicto, aunque todas las partes dan por hecho que la resolución será recurrida.
Durante la semana pasada, el pulso se trasladó al ámbito sindical, con un nuevo frente abierto sobre el modo de votar. La iniciativa de una asamblea paralela empujó finalmente a CC OO y UGT a modificar sus planes y concentrar la votación tras la asamblea de ayer, en lugar del proceso más dilatado –de jueves a lunes– que defendían inicialmente
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