El patrimonio de las EPSV sobrepasa por primera vez los 24.500 millones

Siguiendo la dinámica alcista de la última década, el patrimonio de las Entidades de Previsión Social Voluntaria rebasó en 2017 por primera vez los 24.500 millones -alcanzó 24.842-. El incremento constante desde la caída de 2008 se explica en la revalorización de las carteras. Porque una vez más, despuntan las prestaciones satisfechas -principalmente por jubilación, aunque abundan los rescates voluntarios- (835 millones) sobre las aportaciones (769). No obstante, un lustro después el desequilibrio bajó de 100 millones.

Antes de la crisis, concretamente en 2007, el balance era muy favorable a las aportaciones, con un saldo positivo de 744 millones. Influyó negativamente la restricción en las deducciones al dinero abonado, aplicadas en 2012 y 2014. Actualmente las aportaciones desgravan un máximo de 5.000 euros en el IRPF. La Federación aprovechó para solicitar incentivos fiscales que aumenten el atractivo de las EPSV.

En datos globales, representan un porcentaje del 33,7% del PIB vasco, muy por encima de lo que suponen los planes de pensiones privados sujetos a legislación estatal -menos del 10% del PIB español-, y en línea con la Unión Europea de quince países, previa a la ampliación de 2004, que arroja una media del 36%. Con todo, el País Vasco está lejos de los Estados referentes, donde modelos similares a las EPSV alcanzan máximos del 181% de la riqueza nacional.

¿Cómo se encuentra la balanza entre las entidades adscritas al empleo y las individuales? Las primeras ganan la partida como viene siendo habitual desde 2015, con un patrimonio superior a los 13.100 millones, por los 11.680 de las particulares. Ignacio Etxebarria, presidente de la Federación, evidenció la menor implantación de las EPSV en Bizkaia y Álava, en contraste con Gipuzkoa, donde destaca Lagun Aro, vinculada a las cooperativas de Mondragón, la pública Elkarkidetza y Geroa, fruto del acuerdo entre patronal y sindicatos, una circunstancia que a corto plazo Etxebarria no barrunta en la negociación colectiva vizcaína y alavesa.

En su defensa de las EPSV, Etxebarria incidió en la tendencia menguante de las pensiones públicas, afirmando que en los países de referencia europeos suponen un 60% del último salario, frente al 80% que impera en España.

Recordó, a su vez, cómo el cálculo de las prestaciones ya pasó en 1985 -y con el fin de sostener el gasto de la Seguridad Social- a valorar el sueldo de los últimos ocho años, en lugar de los dos que se venían teniendo en cuenta -lo que dio lugar a una huelga general-, y que esta cifra ha seguido creciendo -serán veinticinco años desde 2022-.

Ante las críticas a la baja rentabilidad del instrumento financiero que propugnan, el presidente de la federación vasca recalca el menor riesgo que entraña frente a otras alternativas. Con una aportación «razonable» se obtendría, adujo Etxebarria, un 20% del último salario, complementando así el porcentaje perdido.