La necesidad del aprendizaje continuo
Representantes de tres empresas vascas debaten sobre las oportunidades y los retos de la IA en sus respectivos sectores
Los analistas del mercado laboral suelen coincidir al afirmar que la inteligencia artificial representa un arma de doble filo, ya que las facilidades que puede ofrecer vienen acompañadas de efectos adversos como la posible destrucción de empleo en algunos sectores. De este tema debatieron ayer María Gómez (directora de marketing y sostenibilidad corporativa en Gorlan), Imanol Torres (responsable de gobierno del dato y analítica avanzada en Eroski) y Luis Rodríguez (presidente de la Asociación del Mueble y Equipamiento de Hogar de Bizkaia-KIMA), para abordar los retos y oportunidades de las empresas en un contexto todavía incierto.
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Uno de los puntos en el que coincidieron todos los ponentes es el de la necesidad de estar formándose constantemente para acoplarse al avance de la IA. En palabras de Gómez, esto es «una obligación para seguir siendo competitivos» como empresas. Cree que, con todo, este proceso de aprendizaje tiene que ir acompañado de «un buen manejo de los tiempos, ya que no todo el mundo está preparado para adquirir esta serie de conocimientos», y que todo ello debería hacerse con políticas accesibles para toda la sociedad. Por su parte, Rodríguez opina que «quien no esté apuntado al carro de la formación continua se va a quedar por el camino» y que a pesar de «ser un esfuerzo de la pera, es necesario para sobrevivir».
La visión empresarial
Dado que aún es demasiado temprano para saber a ciencia cierta el impacto que tendrá esta tecnología en el futuro, «es imprescindible entender bien lo que queremos a nivel empresarial», explica Torres. Se refiere a que la IA no es la única disrupción que hemos tenido que enfrentar y que «la diferencia siempre está en saber cuál es el propósito». «Si entendemos que esta tecnología debe usarse únicamente para multiplicar los resultados empresariales, tendremos que ser conscientes de que habrá deterioro de empleo, destrucción medioambiental...», explica. Sin embargo, «si decidimos que la IA debe estar únicamente al servicio de las personas, pondremos todos los recursos necesarios para que así sea, pero nadie sabe cuál va a ser el impacto a largo plazo», concluye.
Por ahora, el foco de las compañías está en el aprendizaje, «aunque también vamos a necesitar personas con capacidad crítica para discutir lo que esté diciendo la máquina», señala Gómez. En este sentido, Rodríguez afirma que los trabajadores van a «tener que saber filtrar, porque la IA es como un cuñado: te responde como si lo supiera todo, pero hay que tener cuidado».
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