La Fundación BBK realiza su primera inversión en Bolsa y entra en el capital de Iberdrola
La entidad destaca la rentabilidad de la eléctrica, la liquidez de sus títulos y la defensa del «arraigo» para justificar la operación
La Fundación BBK ha ejecutado ya su primera inversión en una compañía cotizada, con la compra de acciones de Iberdrola. Una operación que si bien ... es muy limitada en cuanto a su cuantía económica -un desembolso de apenas 3,4 millones de euros para adquirir 397.000 acciones-, tiene una especial relevancia por la apuesta que supone en relación con la compañía eléctrica que preside Ignacio Galán. La inversión tiene carácter «estable» y no es una operación especulativa y, apuntan fuentes cercanas a la Fundación, puede ser el principio de un aumento de participación en esta compañía en el futuro.
La inversión se ha hecho pública a través de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) debido a las especiales circunstancias que la rodean. Y ello porque está afectada por la normativa de lo que se conoce como «vínculos estrechos», que obliga a dar publicidad a las operaciones entre sociedades que tienen alguna relación previa. En este caso se da la circunstancia de que el presidente de la Fundación BBK, Xabier Sagredo, es al mismo tiempo consejero independiente de Iberdrola.
Encaja en los planes
La operación encaja en la estrategia de diversificación que había anunciado hace ya algún tiempo BBK y que tiene como objetivo buscar fuentes de ingresos alternativos al dividendo de Kutxabank -hasta ahora su única vía de obtención de recursos económicos-, en un momento en el que además el reparto de beneficios de la banca está congelado. La entidad dispone de un fondo de 100 millones de euros dispuesto para este objetivo, del que únicamente se habían realizado algunas inversiones en ETFs, fondos de inversión cotizados. La entrada en el capital de Iberdrola es por tanto la primera inversión directa en una empresa y abre el camino a otras futuras operaciones.
Fuentes de BBK han señalado a EL CORREO que esta inversión responde a criterios lógicos de acuerdo con el escenario que habían diseñado. Esto es, empresas que tengan una posición sólida de mercado, con elevados ingresos recurrentes y en las que además exista el componente del «arraigo» en el País Vasco. La eléctrica ha batido ejercicio tras ejercicio su récord de beneficio y pese a la actual situación de crisis derivada del Covid-19, su presidente, Ignacio Galán, se ha mostrado convencido de que también en 2020 se podrá superar la cifra alcanzada en 2019 y que fue de 3.406 millones de euros.
BBK no descarta que en el futuro pueda ampliar su participación, tomando así el relevo a Kutxabank que llegó a controlar el 10%
En la presentación de los resultados del primer trimestre, celebrada hace apenas tres semanas, Galán anunció el reparto de un dividendo complementario que eleva hasta 0,40 euros por título la remuneración con cargo a los beneficios del pasado año. La compañía ha anunciado además la aceleración de sus planes de inversión con el objetivo de reactivar la economía y de estimular su alineamiento con la transición energética hacia una generación renovable. La adquisición se ha realizado tras el recorte sufrido por las acciones de Iberdrola como consecuencia de la pandemia, que ha supuesto un descenso en su cotización del 20% desde la primera semana de marzo.
Desde BBK se ha destacado además la elevada liquidez de las acciones de Iberdrola, lo que permitiría una rápida desinversión en el caso de que la Fundación necesitase esos recursos económicos para sostener su presupuesto de la Obra Social.
Recuperar posiciones
Esta compra de acciones tiene también una interpretación de vuelta atrás y de recuperación de los pasos perdidos. Hay que tener en cuenta que Kutxabank, el banco del que BBK es accionista mayoritario, también llegó a ser en su momento el socio de referencia de Iberdrola. En el año 2006 la antigua BBK, la caja de ahorros, llegó a elevar su participación en la eléctrica hasta el 10%, justo en el momento en que se desataba una pugna interna con la constructora ACS.
La crisis económica y las limitaciones impuestas a la banca hicieron, sin embargo, que Kutxabank deshiciese de forma progresiva esa participación, lo que también llevó aparejada una pérdida de influencia en la empresa. En la actualidad, Kutxabank tan solo conserva una participación próxima al 1,5% de Iberdrola, paquete que está valorado en unos 834 millones de euros a precio de mercado.
Las cifras
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3,4 millones de euros ha sido el importe de esta primera inversión en Iberdrola, para adquirir casi 400.000 acciones de la multinacional eléctrica vasca.
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