Salario Mínimo e IRPF: Las diputaciones y su escasa cintura
Las diputaciones forales han demostrado en los últimos días que se han convertido en instituciones pesadas, lentas, con escasa capacidad de reacción. En un mundo ... que camina a la velocidad de la luz, en el que cada día suceden cosas nuevas y sorprendentes que exigen una respuesta inmediata; cuando la digitalización ha simplificado muchos procesos, los ejecutivos forales, de quienes depende la maquinaria de Hacienda, se muestran torpes, paquidérmicos. Lo de la respuesta en tiempo real no va con ellos.
Hace ya algunos días que el Gobierno central aprobó un aumento del salario mínimo en un 5%. Es efectivo desde el pasado 6 de febrero, día que se publicó en el Boletín Oficial del Estado, pero tiene efectos retroactivos desde el 1 de enero de este año. Con ello la remuneración mínima de cualquier empleado a jornada completa será a partir de ahora de 1.134 euros por 14 pagas, lo que suponen 15.876 euros brutos anuales.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez hizo un segundo movimiento y aprobó una modificación de la normativa del IRPF -aún pendiente de ser ratificada por el Parlamento- para que el salario mínimo esté exento del pago del impuesto, incluso en el caso de un contribuyente soltero, sin hijos y sin deducciones adicionales. Como anticipo aprobó un decreto para retocar ya la tabla de retenciones -el adelanto que cada mes hacen los trabajadores en sus nóminas para abonar el IRPF-, de tal forma que los salarios mínimos estén exentos de retención tributaria. Tan sólo deberán contribuir a la Seguridad Social. Los trabajadores por cuenta ajena afectados lo notarán ya desde la nómina de febrero que cobrarán dentro de un par de semanas.
Mantener la retención si se va a eximir a ese colectivo del impuesto es un contrasentido. Las retenciones del IRPF están concebidas para ajustarse lo mejor posible a la tributación real, con el deseo de que los pagos a cuenta se ajusten como un guante a la liquidación final en la declaración de Renta. La retención que se aplica a ese salario mínimo es del 6% -para un trabajador sin hijos-, lo que supone 952 euros por año y 68 euros por paga. Para quienes cobran ese salario, seguro, 68 euros al mes son muchos euros. Alguien debería tenerlo en cuenta.
¿Qué ha sucedido en el País Vasco? Pues nada. O casi peor, hay una cierta confusión. Un matiz técnico previo. Para modificar la tabla de retenciones no hay grandes problemas. Basta con tener voluntad de hacerlo. Lo puede hacer el Consejo de Gobierno de cada diputación y publicarlo al día siguiente en el Boletín, porque tiene rango de reglamento. Esta semana comparecían los tres diputados generales y los periodistas pudimos preguntar algo simple. ¿Piensan las diputaciones reaccionar, eximir del IRPF a quienes ganan el salario mínimo y anticiparse ya con un retoque de las retenciones de las nóminas?
La respuestas fueron de película de los Hermanos Marx, en pleno camarote. La diputada general de Bizkaia aseguró que ya lo han propuesto en el Órgano de Coordinación Tributaria -un estamento en el que se juntas diputaciones y Gobierno vasco para intentar consensuar todas las medidas tributarias, aunque ello suponga una renuncia manifiesta del 'ámbito foral de decisión'-; el de Álava señaló que cree que se hará pero no con urgencia y la de Gipuzkoa apeló a que en ese territorio se ha creado una ponencia en las Juntas Generales para estudiar cualquier cambio que tenga que ver con la fiscalidad y que….veremos lo que sale de ahí. No se a ti, pero a mí el término 'ponencia', me suena a lentitud, dejar pasar el tiempo, subir y bajar para estar de nuevo en el mismo sitio y hacer que haces. «Gobernar es el arte de entretener», me desveló un día un alto cargo del Gobierno vasco ya fallecido. Razón no le faltaba.
En fin, que a la pregunta de ¿se eliminarán las retenciones en las nóminas de quienes cobran el salario mínimo?, la respuesta es un latiguillo que ha acuñado mi amigo Ramón y que sirve para un roto y un descosido: «Ya se verá».
Poca cintura….incluso para copiar lo bueno. De la pérdida de liderazgo... ni hablamos.
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