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Ha llegado el día. Después de meses de especulaciones, Donald Trump detallará su plan arancelario esta tarde. El presidente de Estados Unidos, si cumple sus ... amenazas, impondrá unas barreras comerciales sin precedentes históricos. Un recargo que hace temblar a las bolsas –acostumbradas a jornadas de altibajos desde la llegada del líder republicano a la Casa Blanca–, los inversores y los gobiernos de todo el mundo, pues la previsión es que nadie se libre de esta guerra comercial.
Las capitales europeas aguardan con pavor los movimientos que Trump pueda realizar hoy, en una jornada que ha rebautizado como «el Día de la Liberación de Estados Unidos». Las llamadas de la Comisión para lograr una interlocución y el desfile de altos cargos por Washington no han conseguido templar la actitud de un líder republicano convencido de la necesidad de una guerra comercial para reflotar su economía.
La política proteccionista con la que Trump inquieta al mundo también atemoriza Euskadi. El lehendakari, Imanol Pradales, ha decidido alinear el discurso con el del Ejecutivo Von der Leyen y reclama respuestas colectivas ante la amenaza del líder republicano. Es por ello que, en clave vasca, ha constituido un grupo para la Defensa Industrial con el que diseñar estrategias ante «el creciente proteccionismo».
La cuestión es que Euskadi exportó el año pasado productos por el valor de 1.991 millones de euros a Estados Unidos. El mercado estadounidense es el cuarto más importante para el País Vasco, pues concentra el 6,4% de las ventas de las empresas al extranjero. Sin embargo, todavía no está claro cuáles de estos bienes se verán afectados por las barreras comerciales de EE UU.
La realidad es que, de momento, son más las dudas que las certezas sobre el alcance de esta política comercial, acostumbrada a sufrir volantazos en los tres meses que Trump lleva en la Casa Blanca. La gran pregunta es si el presidente decidirá imponer un arancel genérico a todos los países o los individualizará en función de la balanza comercial que cada uno tenga con Estados Unidos.
Si Trump decide imponer un arancel genérico a todos sus socios comerciales –los medios estadounidenses apuntan que podría estar entre el 15% y el 25%– no habría dudas: todos los productos que Euskadi exporta a Estados Unidos se verían afectados, lo que derivaría en un aumento del riesgo de inflación y un encarecimiento de los bienes que las empresas vascas venden en EE UU.
Sin embargo, en el caso de que Trump decida imponer aranceles solo a los países que mantienen un superávit comercial con Estados Unidos, España podría librarse de esta barrera arancelaria, ya que las importaciones son mayores que las exportaciones. En este caso, solo se verían afectados por los aranceles una batería de productos que Trump pretende gravar de forma específica.
Algunas empresas vascas ya sufren, de hecho, esta carga arancelaria. Es el caso de los aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio en territorio estadounidense. Esta recarga, que ya está en vigor, derivó en que empresas como Tubos Reunidos apostaran por adelantar el envío de parte de su 'stock' para sortear el recargo. La siderúrgica vasca –que dirige el 8% de sus exportaciones a EE UU– recibió con preocupación esta noticia, ya que es el tercer destino de sus ventas. Es por ello que el clúster de este sector reclamó «celeridad» a la UE en su respuesta.
No obstante, Trump ha repetido en un sinfín de ocasiones en los últimos meses que tiene previsto imponer una 'tasa agrícola' del 25% –aunque no se sabe qué alimentos se verán afectados– y otra del mismo porcentaje a la industria farmacéutica y los semiconductores. En el caso del vino y el champán, en cambio, el recargo que ha anunciado –pero en ningún momento ha firmado– es del 200%.
El sector de la automoción vasco también contiene la respiración ante las medidas que Trump pueda anunciar esta tarde. La intención del líder republicano es imponer una recarga del 25% a los coches y sus componentes. Aunque las exportaciones directas de este sector a EE UU son testimoniales, un gravamen sobre la automoción alemana lastraría a unas compañías vascas que tienen el país germano como su principal socio comercial.
Otra de las incógnitas es qué ocurrirá con el arancel del 25% con el que amenaza a los países que compran petróleo a Venezuela. Aún no está claro desde cuándo computan las adquisiciones de crudo ni qué pasará con los envíos en curso.
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