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Siete días después del histórico apagón que dejó a oscuras la Península, la industria vasca continúa cuantificando los daños económicos. Mientras el resto de sectores ... han retomado su actividad con relativa normalidad, las fábricas siguen acusando el parón operativo y la ruptura de flujos logísticos. El revés se traduce en pérdidas millonarias y compromete la estabilidad financiera de las compañías. Una situación que impulsa a las empresas electrointensivas a preparar ya reclamaciones para exigir compensaciones.
La cuestión es que no basta con pulsar un interruptor para poner en marcha un centro de trabajo. Cada parada forzosa implica reiniciar procesos complejos, recalibrar maquinaria y asumir costes extras por incumplimientos contractuales o la pérdida de materias primas. La abrupta interrupción eléctrica del pasado lunes también dejó su huella en forma de daños materiales en equipos e instalaciones.
La industria, que representa el 24,2% del PIB de Euskadi, estuvo totalmente parada durante casi 24 horas. Las principales empresas del territorio, consultadas por EL CORREO, no pudieron reanudar su actividad con normalidad hasta el martes a mediodía, después de emprender una carrera a contrarreloj por contener unas pérdidas que, en muchos casos, ya se consideran irreversibles. El propio lehendakari, Imanol Pradales, señaló al sector electrointensivo como el gran damnificado por el apagón, aludiendo a las «pérdidas materiales» sufridas por las compañías.
En algunas instalaciones, en cambio, los daños no se miden solo en horas, sino en días completos de producción. Es el caso de Petronor. En la refinería de Muskiz los procesos de activación de la Unidad FCC -el corazón de la conversión del crudo en productos como gasolina y diésel- no comenzaron hasta el viernes, debido a los estrictos protocolos de seguridad necesario para estabilizar la planta y evitar riesgos operativos. Durante el apagón, la aplicación de ese plan de contención provocó una densa humareda en las antorchas -una combustión controlada para quemar los gases residuales- que ya se ha convertido en una de las imágenes más simbólicas del corte eléctrico en Bizkaia.
Las empresas consultadas por este periódico -el grueso del tejido productivo vasco- todavía no se atreven a hacer una estimación de los costes provocados por el apagón. Aún recopilan información, evalúan el impacto y estudian posibles vías legales para reclamar unas pérdidas que, según la CEOE, alcanzan los 1.600 millones en todo el país.
La firma alavesa Vidrala ya ha hecho pública su intención de presentar una demanda judicial por las «pérdidas millonarias» sufridas, aprovechando la visita del lehendakari a su planta el pasado miércoles. Y no será un caso aislado. La patronal guipuzcoana Adegi, ante la cascada de demandas que se prevé, ofrece asistencia jurídica a sus asociados con el objetivo exigir la reparación de los daños económicos. El problema, sin embargo, es determinar a quién corresponde asumir esa responsabilidad y si las aseguradoras, las eléctricas o la administración pública están dispuestas -o legalmente obligadas- a responder.
La clave, de entrada, pasa por identificar el origen del fallo porque quien resulte responsable deberá asumir los costes del parón. Entre los expertos del sector energético hay cierto consenso en señalar una error en la planificación por parte de Red Eléctrica, de la que el Estado es accionista mayoritario a través de la SEPI. Sin embargo, el Gobierno central insiste en mantener abiertas «todas las posibilidades», sin descartar un ciberataque y señalando a las eléctricas por una posible mala praxis, lo que ha generado desconcierto y malestar en el sector.
Las aseguradoras especializadas en riesgos empresariales piden, de momento, «paciencia» a sus clientes. Ander Bilbao, responsable de Industria en la zona norte de la firma Asterra Parnerts, explica que desde que el lunes recuperaron la corriente en sus oficinas han recibido «un aluvión» de consultas de las compañías afectadas. Sin embargo, admite que todavía no pueden ofrecer una respuesta clara, ya que el origen del apagón condiciona cualquier cobertura.
Bilbao explica que las pólizas diferencian entre los perjuicios que han sufrido las empresas. La primera afección habitual en estos casos es el daño eléctrico: maquinaria que se avería por una desconexión brusca, componentes electrónicos que fallan o la necesidad de reemplazar piezas. Un seguro estándar, en un principio y siempre atendiendo a la redacción de cada contrato, cubriría estos siniestro.
A esto se suman los daños a otros bienes materiales, como los productos refrigerados que han roto la cadena de frío u hornos industriales donde la colada se ha solidificado, obligando a detener el proceso y, en algunos, a desechar material. Este tipo de incidencias, en un principio, también estarían contemplados en las pólizas.
El problema surge al reclamar la pérdida de beneficios vinculada a la interrupción de servicios públicos. Es decir, lo que podrían haber ganado las empresas si el apagón no hubiera ocurrido. Se trata de una cobertura que tiene contratada la práctica totalidad de los grupos industriales. Sin embargo, «no es un cheque en blanco», ya que en la mayoría de los casos solo se activa si el origen del problema está vinculado a un daño material sufrido por el proveedor.
Si el apagón hubiera sido causado por un incendio en una subestación, por ejemplo, las aseguradoras asumirían el coste. Pero si, como parece, la responsabilidad recae en Red Eléctrica, al sector industrial vasco solo le quedaría la vía judicial para reclamar daños. A esto se suma otro obstáculo: muchas póliza s solo cubren interrupciones prolongadas y el corte del pasado lunes, de cerca de una hora en la mayoría de Euskadi, no alcanzó el umbral mínimo exigido en la mayoría de contratos.
En su contexto
1.600 millones es lo que estima la CEOE que han perdido las empresas con motivo del apagón en el conjunto de España. Es una cifra que equivale al 0,1% del Producto Interior Bruto.
Avance desigual La industria vasca trabaja a contrarreloj desde el pasado lunes para volver a la normalidad. Sin embargo, lo hace de manera desigual. Compañías como Petronor siguen preparando su planta tras un parón total de su producción.
24,2% del PIB de Euskadi depende directamente del sector industrial, lo que refleja la magnitud del impacto del pasado lunes en un sector ya amenazado por los aranceles de Trump.
Origen del apagón Un seguro convencional solo cubre la pérdida de beneficios si el origen está vinculado a un daño material sufrido por el proveedor. Si la responsabilidad es de Red Eléctrica, en cambio, las empresas tendrían que recurrir a la vía judicial.
30 horas estuvo el Puerto de Bilbao entre el lunes y el martes sin recibir trenes de mercancías por los problemas para electrificar la vía. Una situación que supuso retrasos logísticos.
El sector eléctrico se atrinchera ante la presión del Gobierno, que apunta a una posible negligencia empresarial como la causa del 'blackout'. El choque de versiones sobre qué provocó el apagón anticipa una batalla política y judicial por las millonarias consecuencias del apagón. El Ejecutivo, que insiste en no descartar ninguna hipótesis, desconfía de las operadoras y ha apostado por involucrar a la Comisión Europea en el análisis de lo sucedido. Ese recelo hacia la actuación de las compañías eléctricas ha llevado al Gobierno Sánchez a reclamar a todas las operadoras los registros de las oscilaciones detectadas en la red antes del apagón, así como los datos técnicos de sus centros de control de distribución. Todo ello, en un momento en el que crece el consenso entre los expertos del sector en señalar al acoplamiento de las renovables al sistema como uno de los factores clave que pudo desencadenar el fallo. El objetivo del Ejecutivo y Red Eléctrica es, en cualquier caso, conocer «cuál es el puesto de generación que falló y cuáles eran los parámetros del sistema».
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