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Estamos juntos en esto, estamos juntos en todo

emilio luque

Sábado, 28 de marzo 2020, 11:29

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La experiencia compartida de esta pandemia, la amenaza siempre presente a nosotros y a los nuestros, nos está dando una dura lección práctica: que somos interdependientes, y que los grandes problemas de nuestra sociedad global y sus incertidumbres sólo pueden enfrentarse solidariamente. ¿Solidaridad… entre quiénes? Pensemos cómo nos afecta a las distintas generaciones el COVID-19. Tiende a separarnos en dos grupos. Por un lado, los vulnerables: los mayores, los inmunodeprimidos, los que tienen otras patologías, los que pueden enfermar en el contexto de sistemas sanitarios colapsados, y que pueden perderlo todo. Por otro, los que pueden protegerlos, a cambio de enormes costes: los más jóvenes y sanos, que individualmente no arriesgan apenas nada. Es admirable la belleza ética de las acciones colectivas que hemos adoptado, como el confinamiento, afirmando el valor inconmensurable de la vida de nuestros conciudadanos, a costa de tanto.

Esta relación intergeneracional frente a la amenaza es, en casi inverosímil simetría, el exacto reflejo del cambio climático. Con la misma legitimidad ética con la que nos exigimos responder sin titubear a los esfuerzos inmensos que requiere enfrentarse al coronavirus, las generaciones más jóvenes pueden y deben reclamarnos que nos enfrentemos de igual modo a lo que exige, de manera cada vez más urgente, el cambio climático. Cuanto más dado que este es un «multiplicador de amenazas», también para esta pandemia: pensemos qué sucederá si, en países asediados por el virus, se declaran incendios como los que asolaron Australia, o se sufren inundaciones como las británicas, ligadas en ambos casos al cambio climático.

Desde esta emergencia sanitaria no regresaremos a la anterior 'normalidad', ya insostenible y atravesada por desigualdades sangrantes. No aceptaremos que, de nuevo, no se escuchen los avisos de los científicos, o que la economía financiera sea lo único importante. Las diversas crisis cruzadas nos llevarán a construir, como solo tras la Segunda Guerra Mundial se había hecho, un mundo diferente, con un nuevo pacto intergeneracional: si pedimos ahora a los más jóvenes que nos protejan del virus, reconstruiremos entonces nuestra economía, nuestro sistema energético, alimentario, nuestra movilidad, nuestros edificios y ciudades, de modo que el cambio climático no haga invivible su mundo; dirigiendo ese esfuerzo común siguiendo las líneas de un Green New Deal que, además, estimulará una economía que ha sufrido un shock sin precedentes. Ahora es el tiempo de ser inteligentes y justos, también intergeneracionalmente, porque sólo así todos saldremos de esto juntos.

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