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La situación política española es tan 'original' que produce situaciones curiosas. Por ejemplo, la que vivimos ayer con la aprobación de la reducción de la jornada laboral. La idea procede de la vicepresidenta Yolanda Díaz quien la debatió primero con la patronal, cuyo acuerdo no ... logró. Luego, como castigo por su negativa decidió retirar las ayudas previstas para aliviar su implantación y eliminar cualquier mejora de la condiciones. Posteriormente discutió con esa 'casi mala persona' que es su colega y compañero del Consejo de Ministros, Carlos Cuerpo, con quien, en un principio no llegó a ningún acuerdo, pero después fue ablandado convenientemente por su jefe y validó una propuesta con la no estaba de acuerdo. ¿Por qué obligaron a Cuerpo a ceder? Pues porque hoy gana la señora Díaz, -que falta le hace-, pero el partido no acaba aquí, con lo que el resultado no es definitivo. El Gobierno no tiene los votos necesarios para validar el decreto, si no cuenta antes con la aquiescencia del señor Puigdemont, que vela por nuestro bienestar desde su refugio en Waterloo.

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