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La planta termosolar de torre central Noor Ouarzazate III, en Marruecos. sener

El hundimiento de los pedidos en el área de energía ha desatado la crisis de Sener

La ingeniería vasca ha anunciado el despido de una parte, aún por determinar, de sus 2.300 empleados a través de un ERE

Miércoles, 3 de junio 2020, 01:07

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El anuncio por parte de la ingeniería vasca Sener de que se ve obligada a hacer un ajuste y a despedir un número por ahora indeterminado de empleados -la mayor parte de ellos de altísima cualificación profesional- ha caído como una bomba en la situación económica vasca. De un lado, porque la alta especialización de la empresa encaja en el retrato robot del modelo de negocio al que cualquier sociedad avanzada debe caminar, pero también por lo inesperado.

Pese a ello, lo cierto es que atravesaba ya problemas desde hace tiempo en su división de ingeniería, especialmente en el área energética, que no han podido ser enderezados. «El retraso en algunos proyectos y la cancelación de otros han provocado un hundimiento tal en la cartera de pedidos que la empresa no puede hacer otra cosa», señalaron ayer fuentes conocedoras de la situación de la compañía para justificar el anuncio de un ERE.

La empresa mantiene por el momento un secretismo absoluto en torno a la dimensión del ajuste y al número de despidos que va a realizar, y que afectarán a sus centros de trabajo de Barcelona, Madrid y también a su sede central de Getxo. Sener tiene en la actualidad 2.300 empleados, y de ellos 1.600 en España. De éstos, unos 1.000 están vinculados a la división de ingeniería, que será la afectada por el ajuste. El resto están vinculados al negocio aeroespacial, que no experimentará cambios.

El negocio aeroespacial se mantendrá intacto y no sufrirá ajustes en este proceso

De acuerdo con el Estatuto de los Trabajadores, y dado que la empresa ha anunciado que recurrirá a un ERE por causas económicas, esto significa que el número de despidos será superior a 30. Es el mínimo que marca la legislación para una empresa de estas dimensiones.

La compañía tampoco ha desvelado hasta ahora el resultado económico de 2019, aunque todo apunta a que ha podido acumular pérdidas importantes. Ya en 2018 experimentó una reducción considerable de sus ingresos y también del beneficio consolidado, que se situó en 22 millones de euros.

La transición energética

La clave, al parecer, hay que buscarla en el proceso de transición energética que se vive en todo el mundo, que ha reducido de forma considerable la instalación de centrales de generación de electricidad y también de proyectos industriales vinculados al gas -tecnologías en las que Sener tiene una fuerte implantación-, por el mayor peso de la generación renovable. Junto a ello, la compañía también ha sufrido reducciones importantes de proyectos en el área de infraestructuras, en países como México y Brasil que forman parte de sus mercados naturales.

Ya en la última memoria publicada por la sociedad se lanzaba un aviso en este sentido, que ahora cobra sentido con la crudeza del anuncio de reducción de plantilla. «Los últimos años han resultado duros en general, también para el negocio de energía de Sener -reconocía el consejero delegado de la compañía, Jorge Unda- , fundamentalmente como consecuencia de las transformaciones sufridas por el sector». Así, se reconocía ya en ese documento público que la aceleración de la transición energética ha limitado «las inversiones en infraestructuras energéticas basadas en combustibles fósiles, entre ellas, las de gas natural». El esfuerzo realizado a lo largo de 2019 para intentar recuperar cartera de pedidos en nuevos proyectos en estas áreas no ha resultado fructífero, según da a entender la empresa.

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