Gobierno vasco y entidades financieras se alían para inyectar 4.000 millones en la industria
Euskadi se endeudará en mil millones para invertir en empresas a través de la 'Alianza Financiera Vasca', que ayer constituyó junto a la banca y las EPSV
Desde 2020, y según la Secretaría de Estado de Comercio, han llegado a Euskadi 9.600 millones de capital internacional, pero el 77% ha sido ... para comprar empresas, con lo que eso supone de alejamiento de centros de decisión. Un constante dolor de cabeza para el tejido económico y los responsables políticos de las finanzas y la industria. Así, desde el inicio de la legislatura, el lehendakari, Imanol Pradales, fijó como una prioridad contar con un instrumento con «capacidad financiera» para abordar «operaciones industriales de crecimiento y arraigo en Euskadi». Es el proyecto de fondo soberano que planteó ya en campaña electoral y en su intervención en el debate de investidura. La idea también ha sido reclamada por el consejero de Industria, Mikel Jauregi, que alertó de la necesidad de que «el ahorro vasco invierta en nuestra industria», «sorprendido» de que no sea así.
Con esa meta el Gobierno puso ayer de largo su intención de movilizar 4.000 millones de inversión en la industria vasca hasta 2028. Lo hizo el lehendakari con una foto histórica en la Bolsa de Bilbao junto a los máximos representantes de Kutxabank y sus fundaciones (BBK, Kutxa y Vital), Laboral Kutxa, BBVA, la Federación de EPSV de Euskadi y Elkargi. Todos firmaron un protocolo de coordinación de recursos y acciones bajo el título de 'Alianza Financiera Vasca'.
Es el proyecto estrella de la legislatura en el ámbito económico y llega de la mano del revulsivo que ha supuesto el efecto de la operación Talgo, una crisis internacional que está ahogando a la industria y la incertidumbre por la guerra arancelaria. Una situación que, como señaló Pradales, hace «imprescindible activar las capacidades financieras que tenemos desde la colaboración público-privada». Se trata de una «alineación de los agentes económicos del sistema económico financiero vasco» que el Ejecutivo viene reclamando desde hace tiempo. Para ello se creó también la pasada legislatura el clúster financiero, BasqueFIK, que jugará un papel determinante en la coordinación.
El primer paso lo dará el Gobierno con la tramitación de una ley en el Parlamento para modificar los Presupuestos de este año. Una medida que ha puesto ya en marcha y que le permitirá recurrir a 1.000 millones de deuda que trasladará directamente al Instituto Vasco de Finanzas para realizar inversiones en empresas que garanticen el arraigo, faciliten el crecimiento y hagan de Euskadi un lugar más atractivo para recibir inversiones extranjeras.
El consejero de Hacienda, Nöel d'Anjou, ya explicó el pasado mes en el Parlamento vasco que, con el último acuerdo de la Comisión Mixta del Concierto, el País Vasco contaba con capacidad propia para recurrir a una deuda pública extra de otros 1.500 millones en este 2025. Pradales también anunció su intención de acudir a esta fuente de financiación en septiembre.
Ahora el paso le corresponde darlo a los gestores del ahorro. Una demanda que viene realizando el Gobierno con insistencia en un complicado equilibrio. Y es que la urgencia política debe respetar la titularidad del ahorro y de los recursos económicos que atesoran las fundaciones bancarias de Kutxabank y los gestores de los planes de pensiones. La coordinación que reivindica el protocolo suscrito ayer será determinante para tratar de repetir el episodio de Talgo, en el que han participado, junto al industrial vasco José Antonio Jainaga, el Gobierno, BBK y Vital.
El objetivo es movilizar otros 3.000 millones más. Una cifra que el lehendakari explicó que surge de la regla 'tres a uno' que defiende el informe elaborado por el expresidente del BCE Mario Draghi. Así, «esta inversión pública será capaz de movilizar, al menos, 3.000 millones de capital y ahorro privado, alcanzando una potencia financiera de 4.000 millones en esta legislatura», confirmó.
30.800 millones en las EPSV
El propio Pradales recordó, en este sentido, que el patrimonio de las EPSV en Euskadi supera los «30.800 millones de los ahorradores vascos», unos recursos que, insistió, se «han acumulado favorecidos fiscalmente durante décadas desde las instituciones forales y con un gran consenso social».
Actualmente, solo un 5% de esos recursos se invierten en Euskadi. Para ampliar ese porcentaje, el Ejecutivo autonómico anunció también «una revisión de la normativa reguladora de las EPSV vascas para que sus recursos puedan jugar un rol mucho más activo y relevante». No deja de ser una cuestión delicada ya que cualquier movimiento debe asegurar el ahorro a sus titulares, lo que exige políticas prudentes de inversión.
El fin último es poner dinero en las empresas con tomas de participación que faciliten su compromiso con la producción, el empleo y los proveedores vascos. Así como facilitar esa inyección financiera para permitir el crecimiento y las compras de otras compañías en sectores estratégicos. Una dinámica que, en última instancia, pretende recuperar el atractivo de Euskadi para aterrizar unas inversiones extranjeras que llevan cayendo los últimos años.
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