El Gobierno vasco estima que Euskadi va a acelerar aún más su crecimiento

En la presentación del 'Informe Anual de la Economía Vasca 2020', Azpiazu recordó cómo el año pasado el PIB vasco se desplomó un 9,5%, con un coste en el mercado laboral de 20.900 empleos. Un batacazo que no fue peor gracias al escudo de los ERTE y a las medidas puestas en marcha por todas las administraciones, incluidas las europeas. En el caso del Ejecutivo autónomo, puso en valor el gasto extraordinario de 850 millones de euros para reforzar la sanidad, la educación y las ayudas a las empresas; así como el fondo de 1.000 millones para proporcionar liquidez a las compañías, gestionado a través de Elkargi.

Ya en el presente, el titular de la cartera económica del gabinete PNV-PSE indicó que el avance del segundo trimestre ha supuesto un alza de la economía de un 2% con respecto al primero, lo que supone una intensa aceleración. Azpiazu explicó que, a la espera de los datos definitivos y pormenorizados, sí «se aprecia una recuperación del consumo privado, que crece por encima de la media de la economía, impulsado por el ahorro generado durante el tiempo de pandemia».

A renglón seguido, anunció que ya el próximo septiembre, una vez que estén listos los datos definitivos, «haremos una revisión del cuadro macroeconómico» orientado a «mejorar las previsiones del año que viene».

¿Qué significa todo esto? Pues que Euskadi se habrá recuperado del enorme susto económico del Covid en solo dos años. «En el 2022 nosotros vamos a recuperar lo perdido y alcanzaremos sobradamente las tasas del año 2019», recalcó Azpiazu. En cifras, todo esto supone que la economía vasca crecerá este año un 6,7% y en 2022, un 5,7% -un 12,4% acumulado-, cuando el desplome en 2020 fue de un 9,5%. Y la tasa de paro también se situará en niveles precovid.

Ya de cara a lo que podría llamarse era postpandemia, cuando se retorne a los comportamientos normalizados, las estimaciones del Ejecutivo vasco son que Euskadi crezca un 1,8% en el año 2023 y un 1,7% en 2024.

Azpiazu agregó que la llegada de ayudas europeas de los fondos Next Generation se notará más en 2022 y supondrán otro revulsivo. Volvió en insistir en que deben emplearse en inversiones y en proyectos que no supongan parches o vías rápidas para la recuperación; e incidió en que tienen que utilizarse en planes transformadores que permitan «dar un salto cualitativo y cuantitativo, que multiplique nuestro potencial de desarrollo y nos haga más resilientes frente a futuras contingencias».

Azpiazu se mostró preocupado por que sólo han recibido 3.946 peticiones de empresas y autónomos para acogerse al paquete de ayudas directas, cuyo plazo de solicitud terminaba este viernes. Han decidido ampliarlo hasta el 30 de septiembre para ver si se suman más firmas, ya que inicialmente se esperaban hasta 35.000.

Se trata de la partida de 218 millones que el Estado destina a Euskadi para ayudar a las pymes y autónomos que el año pasado vieran desplomarse sus ventas más de un 30%. El Gobierno vasco aportó 50 millones más para llegar a más empresas e incluir a sectores que Madrid no había incorporado, como por ejemplo el vino, vital para Álava.

Para Azpiazu, hay pocas peticiones porque «las restricciones y las obligaciones que deben cumplir» las empresas, y que están fijadas en el decreto del Estado, «dificultan que mucha gente, que lo ha pasado mal y que necesita ayudas, accedan a ellas». Por eso «pediremos a Madrid que cambie estas restricciones».