La guerra comercial ya ha ralentizado el envío de mercancía del Puerto de Bilbao. Manu Cecilio

El Gobierno vasco confía en un acuerdo con EE UU que evite perder «miles de empleos»

El consejero Mikel Jauregi expresa la «preocupación» del Ejecutivo y reclama a la UE una respuesta «firme e inteligente»

Sábado, 12 de julio 2025, 22:39

La economía vasca contiene la respiración ante la última vuelta de tuerca a la guerra comercial emprendida por Donald Trump. El muro arancelario que levantó ... ayer sobre la Unión Europea no solo expone los 2.000 millones que Euskadi exportó el año pasado a EE UU, sino que amenaza con generar daños colaterales por sus efectos en terceros países. La interdependencia de las cadenas de suministro implica que cualquier distorsión en el comercio transatlántico arrastre consigo a Francia y Alemania, principal destino de las exportaciones vascas. «Es otra escalada más que acentúa la incertidumbre e impacta directamente a nuestro tejido industrial», advirtió ayer en un comunicado el consejero de Industria, Mikel Jauregi, que expresó la «preocupación» del Ejecutivo vasco ante un nuevo órdago arancelario que pone en juego «miles de empleos industriales».

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«Confiamos en que esta amenaza no se cumpla y los representantes estadounidenses y europeos lleguen a un acuerdo bilateral justo y equilibrado cuanto antes», añadió. «Europa debe ser inteligente y firme en la respuesta –subrayó– defendiendo sin titubeos la industria europea y, por lo tanto, también la industria vasca»,

Ciertamente, el nuevo gravamen añade una dosis extra de zozobra a un tejido económico que ya funciona bajo tensión por el encarecimiento de las materias primas y el enfriamiento industrial en Europa. Las empresas vascas, que desde abril operan con un arancel genérico del 10%, han empezado a paralizar decisiones de inversión y a revisar operaciones de compraventa. El gravamen del 30% anunciado ayer supone un auténtico golpe para sectores como la combustión –ya castigado por la volatilidad del petróleo–, la máquina-herramienta o la industria aeronáutica, que se verán obligados a replantear sus estrategias comerciales, asumir sobrecostes o, en algunos casos, renunciar temporalmente a determinados contratos, a la espera de que se aclare el desenlace de esta crisis comercial.

La automoción –convertida en motor del tejido industrial vasco– y la siderurgia ya venían acusando desde abril un arancel de al menos el 25% sobre sus exportaciones a Estados Unidos. Las patronales de ambos sectores han reclamado en más de una ocasión una respuesta ágil y efectiva a las instituciones.

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La cuestión es que esta vez el envite arancelario ha cogido, de alguna manera, a las instituciones vascas con los deberes hechos. «Estamos preparados para defender nuestro tejido industrial ante un aumento unilateral y no pactado de los aranceles de Trump», subrayó Jauregi, en consonancia con el mensaje que el lehendakari, Imanol Pradales lanzó el lunes. El Ejecutivo vasco movilizó en abril 2.150 millones de euros para blindar el tejido productivo del territorio. Un paquete de medidas que ahora testa su efectividad y que fue calificado como un «escudo comercial» frente a la inestabilidad global. Este incluye una línea de avales por el valor de 450 millones destinada a apoyar a pequeñas empresas, otros 533 millones para impulsar productos de mayor valor añadido y 100 millones adicionales para fomentar nuevas contrataciones.

El Ejecutivo autonómico, que ya se vio obligado a rebajar una décima su previsión de crecimiento para el próximo año por la volatilidad arancelaria, trata ahora de minimizar el impacto directo sobre las empresas vascas con intereses en Estados Unidos. En su momento, el propio Gobierno calculó que un arancel del 20% supondría un sobrecoste de hasta 400 millones de euros para el tejido exportador. En paralelo, mantiene activa una línea de ayudas destinada a facilitar la diversificación de destinos comerciales, con especial atención a Asia y América Latina.

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La clave está en que el margen de maniobra para esquivar los aranceles es estrecho: apenas 132 de las 1.043 empresas vascas que exportan con regularidad a EE UU cuentan con presencia propia en el país. El resto deberá asumir sobrecostes o buscar alternativas logísticas. El sector de la automoción, especialmente expuesto, ya está canalizando parte de su operativa a través de México, que actúa como plataforma con acceso preferente al mercado estadounidense por el tratado de libre comercio.

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