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Bruselas ha dicho basta y se lanza a regular los millones de paquetes que cada día eluden el pago de aranceles en aduanas por tener ... un valor menor de 150 euros. La Comisión Europea, tras años de denuncias del tejido empresarial por distorsiones en el mercado interior y de análisis que evidencian un considerable déficit recaudatorio, está ahora decidida a imponer una tasa de hasta dos euros a estos envíos 'low cost', que en su mayoría practican empresas chinas como Shein y Temu.
El Ejecutivo comunitario lleva tiempo advirtiendo que la presencia de plataformas de bajo coste en el mercado interior ha crecido «extremadamente rápido» en la última década. Los informes de la Comisión apuntan a que el año pasado se realizaron cerca de 4.600 millones de envíos de este tipo, lo que supone la entrada de 12 millones de paquetes diarios libres de aranceles por no superar los 150 euros, de los que unos 55.000 tendrían como destino Euskadi. Es el doble que en 2023 y el triple que en 2022, lo que lleva al Ejecutivo presidido por Ursula von der Leyen a querer poner coto a este crecimiento exponencial.
El comisario de Comercio y Seguridad Económica, Maros Sefcovic, expresó el martes su intención de que cada uno de estos envíos pague una tarifa de dos euros si es una venta directa a un hogar y de cincuenta céntimos para los gestionados por operadores con licencia en el régimen de ventas a distancia. La propuesta, que podría recaudar cerca de 3.000 millones de euros cada año para «compensar el coste» del trabajo de aduanas que suponen estos paquetes, aún se encuentra en fase embrionaria. Debe recibir todavía el visto bueno del Parlamento y del Consejo Europeo.
Aunque la normativa no señala a ninguna empresa en particular, en la práctica golpeará sobre compañías con sede en China, que representan nueve de cada diez operaciones que se acogen a este esquema comercial. Shein –dedicada a la venta de ropa– y Temu –a todo tipo de artículos– son los estandartes de este modelo de negocio caracterizado por su agresividad.
La cuestión es que estas compañías aplican una producción a gran escala, precios reducidos y una política constante de descuentos en sus plataformas digitales. En lugar de agrupar los envíos, optan por remitir cada artículo por separado, lo que les permite acogerse al umbral de excención de aduana. Si a esta situación se le suma la constante venta de imitaciones, la conclusión inmediata es que las empresas comunitarias tienen imposible competir en igualdad de condiciones.
Amazon, en un principio, quedaría exenta de abonar esta tasa. La compañía de Jeff Bezos se libraría de pagar este impuesto ya que cuenta con centros logísticos dentro de la Unión Europeo y sus productos son importados en bloque.
El propósito de la Comisión es que sean las propias plataformas las que asuman directamente el nuevo recargo aduanero, descargando así de esta obligación al consumidor. No obstante, resulta previsible que dicho coste termine trasladado, total o parcialmente, al precio final del producto, repercutiendo así sobre los miles de clientes que compran en estos portales electrónicos.
La decisión de gravar estos envíos llega en un momento en el que las instituciones europeas se esfuerzan por tender puentes con China, lo que convierte esta medida en un potencial factor de tensión diplomática. En cualquier caso, Estados Unidos también ha puesto en el punto de mira a estas plataformas, que tenían una regulación más laxa que en Europa, pues los paquetes con un valor de hasta 800 euros no estaban sujetos a ninguna inspección aduanera. La Administración Trump ha suprimido esta norma e impuesto los mismos aranceles que al resto de productos.
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