«Controla tu destino o algún otro lo hará»

«Nos encontramos en una encrucijada en la que parecía que estábamos ya fuera de la crisis de la pandemia y nos hemos visto en el centro de las turbulencias provocadas por una guerra injusta de incierta duración y problemático final. Pero, más allá de las circunstancias que no podemos controlar, desde aquí hay retos que debemos afrontar y que sí dependen en mayor medida de nosotros: la formación para los nuevos empleos, el envejecimiento de la población, la renovación de nuestro tejido industrial y la falta de relevo generacional para los 'capitanes' de empresas».

Con esta reflexión, planteada por el director general de EL CORREO, Íñigo Barrenechea, comenzó ayer la cuarta edición del Foro Empresarial Bizkaia, que, organizado por este periódico junto a Laboral Kutxa, protagonizó el presidente del Círculo de Empresarios Vascos, José Galíndez.

Previamente, Txomin García, presidente de la entidad financiera, coincidió en poner el foco sobre la crisis demográfica y la preparación de los jóvenes. «Euskadi se enfrenta a un claro reto ante el estancamiento y envejecimiento de su población, que puede afectar a la caída del potencial de crecimiento de la economía vasca y, en consecuencia, al bienestar de nuestra sociedad», advirtió. Para afrontar este riesgo, además de una mayor inversión en I+D+i, se debe mejorar la formación. «Una adecuada orientación de la educación es crucial -defendió-. Hay que superar la paradoja de que puedan existir altas tasas de desempleo juvenil y, al mismo tiempo, que muchas empresas no encuentren los profesionales que precisan».

Galíndez dividió su intervención en tres bloques: dónde estamos, crisis energética e inflación y retos como sociedad. El primero lo enfocó con optimismo. No dudó en asegurar que no solo «vivimos mejor que nuestros abuelos y padres», sino que también «nuestros hijos y nietos vivirán mejor». Sustentó su reflexión sobre siete factores en los que aprecia que la sociedad vasca está mejor que nunca: seguridad física de las personas, cobertura de las necesidades básicas (alimentación, educación y sanidad), infraestructuras básicas (agua, electricidad, saneamiento), bienestar económico, bienestar social (trabajo, tiempo libre, igualdad...), calidad institucional (estado de libertades, democracia, derechos...) y medio ambiente. Aunque, en este último punto, reconoció tener una «sensación agridulce» por el aumento de las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera. Desde esta perspectiva, recomendó que, al encarar los problemas, «nos demos cuenta de que estamos en una situación muy privilegiada sobre las generaciones anteriores». En otras palabras, que «no debemos olvidar dónde estamos» y que «debemos cuidar lo que tenemos».

Respecto a la crisis energética, el presidente del Círculo extrae tres lecciones: «La energía y los materiales estratégicos necesarios para la economía son críticos y tenemos que asegurar su suministro; la defensa de nuestras fronteras y líneas de suministros han estado confiadas a Estados Unidos, que no nos necesita; y debemos asegurarnos de que tenemos activas todas las palancas que nos ayuden a paliar las consecuencias de cualquier catástrofe».

El fundador de la compañía fotovoltaica Solarpack propuso acelerar en Euskadi la operatividad de las herramientas precisas para garantizar la disponibilidad de todos sus recursos de gas. Para ello, juzga conveniente la puesta en marcha de la producción en Álava, «hoy prohibida por ley». «No hacerlo es pensar que los demás nos van a seguir sacando las castañas del fuego», advirtió. «Controla tu destino o algún otro lo hará», sentenció.

A efectos estratégicos, recomendó consolidar la capacidad productiva europea y nacional para «asegurarnos la cobertura de necesidades críticas». Y que Europa no deje fuera de su ámbito ninguna rama de conocimiento. Respecto al alza de precios, se mostró partidario de «adaptar el poder adquisitivo de los salarios a la inflación», pero «con cuidado de no generar inflaciones de segunda vuelta».

Los retos a medio y largo plazo de Euskadi y de las empresas vascas los resumió en tres capítulos: «La percepción y la imagen que de la empresa y los empresarios tiene la sociedad vasca, que no es buena»; la retención y atracción de talento; y la gestión del déficit demográfico».

Sobre el primero, abogó por «explicar mejor» la empresa y su función a la sociedad. Y entiende que el mejor espacio para ello lo proporciona la educación. «La formación dual es un elemento básico -precisó-. Tenemos que conseguir mejor consideración social de la empresa para lograr más empresarios». Alabó la actividad que desarrollan las instituciones vascas para atraer talento -compañías y profesionales-, pero alertó de las dificultades que plantea la nueva cultura del teletrabajo y de flexibilidad laboral.

Finalmente, varios apuntes sobre la demografía, con una premisa argumental: el desarrollo económico del País Vasco «requiere mantener su nivel de población». Galíndez recordó la gran reconversión tecnológica y empresarial de los años noventa, antes de concluir que «la reconversión necesaria del segundo cuarto del siglo XXI se llama reto demográfico».

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