La flexibilidad extrema marcará el verano más atípico de las empresas vascas
¿Cerrar en vacaciones? Dependerá de cada compañía, pero todas apelan a que si hay pedidos o clientes habrá que responder
La primavera está en su máximo esplendor, el verano a la vuelta de la esquina y las ansiadas vacaciones tras muchos meses de duro trabajo, ahí mismo. ¿O tal vez no? Este año la secuencia de hechos cotidianos, de usos y costumbres, ha quedado truncada por el Covid-19 y hablar de vacaciones estivales a tan solo ocho semanas de su inicio parece un futuro muy lejano. El enrevesado calendario de desescalada para los sectores más afortunados arranca este mayo, pero no será hasta junio cuando realmente se perciba el retorno a la actividad. Otros -viajes, turismo, hostelería, cultura, ocio-, los que prestan servicio a las vacaciones, no podrán hacer el agosto. Y todo esto aderezado con más de 26.000 empresas vascas en ERTE y 185.000 trabajadores afectados, una situación que no solo alcanza a los servicios, sino también a la gran industria.
En este atípico año en el que se alcanzará una cierta normalidad a las puertas de las vacaciones, se ha presentado otra dicotomía laboral: el personal de fábrica tiene pendiente de negociar con las empresas la compensación de «la licencia retribuida recuperable» a la que el Gobierno de Pedro Sánchez obligó por Real Decreto (del 30 de marzo al 9 de abril ); mientras que el personal administrativo, que ha tenido que teletrabajar, está exhausto por el esfuerzo de mantener la actividad con sistemas improvisados sustentados en la fortaleza de las redes de telecomunicaciones y, sobre todo, en el voluntarismo de trabajadores y directivos.
En este contexto, las empresas vascas solo ven que «todo son incertidumbres» a la hora de afrontar el verano. Para reaccionar, coinciden, «necesitamos mucha flexibilidad; si llega la reactivación, que nos pille trabajando» y que «lo hagamos con acuerdos dentro de la empresa, porque todos estamos en el mismo barco».
Desde la esfera sindical tampoco tienen muy clara cuál será la situación este verano. Todos los sindicatos consultados -ELA, UGT, CC OO, USO- explican que en este momento están centrados en la desescalada laboral para que se que se cumplan las medidas de seguridad, para que ir al trabajo no suponga poner en riesgo la salud. Tienen claro que para el verano, cualquier medida especial deberá hacerse con acuerdos.
Ante todo diálogo
El presidente de la patronal vizcaína Cebek, Iñaki Garcinuño, lo explica con sencillez. «No sabemos el ritmo de aceleración que va a tener la vuelta a la actividad», pero está claro que «julio y agosto no van a ser meses al uso».
Aboga por revisar en profundidad la normativa de cada sector o convenio, «porque no podemos dejar escapar ninguna oportunidad de negocio, de recuperar actividad». Y «va a ser muy importante», añade, «la comunicación y el diálogo con las plantillas». En este contexto, conjugar la palabra flexibilidad no ha de ser solo en una dirección. «La flexibilidad debe ser bilateral, no se puede solo apelar a ella de cara al trabajador en tiempos de crisis, hace falta una cultura de empresa de confianza mutua». Así que si se pide reducir vacaciones en verano, habrá que dar «a cambio otras oportunidades», porque tiene «muy claro» que lo más importante es que «si llega la reactivación de la economía, que nos pille trabajando».
«Si llega la reactivación de la economía, que nos pille trabajando»
Iñaki Garcinuño. Presidente de Cebek
«O apostamos por el comercio local o las ciudades están muertas»
Beatriz Tello. Presidenta de Euskomer
El metal al ralentí
El enorme peso que tiene el sector de automoción y del oil&gas en la economía vasca ha provocado una gran caída de actividad y de entrada de pedidos de la industria auxiliar proveedora, que ha presentado ERTEs en tropel.
De ahí que el presidente de la Federación Vizcaína de Empresas del Metal (FVEM), José Luis López Gil, se muestre muy preocupado «porque empezar a andar no va a ser fácil, no percibo que la recuperación vaya a ser rápida, pero no podemos dejarnos abatir por el pesimismo. Hay que luchar y coger con mucha fuerza 2021».
Así que de cara a esta combinación de retorno a la actividad y vacaciones, López Gil recalca que «es en estos momentos cuando más falta hace conjugar la flexibilidad, más que nunca tenemos que adaptarnos al mercado». Como otros colegas, tiene muy claro que «este año no vamos a tener un verano estándar, cada compañía deberá revisar su situación». Algunas, apunta, tendrán que esforzarse por cumplir los plazos de entregas para evitar penalizaciones o perder el cliente; y otras, asumir que deberán mantener la reducción de producción y los ERTE hasta que se reactive la demanda.
La perstiva desde una empresa familiar la aporta, Aner Garmendia, director general de la firma alavesa de herramientas Ega Master, «cerrar en agosto ni este año ni nunca, pero este año mucho menos». La compañía practica esta estrategia desde hace más de 20 años. «Somos una empresa muy internacionalizada, que tiene muchos clientes fuera de Europa, con costumbres muy diferentes y a los que también hay que atender». Para coger vacaciones, la firma se organiza por turnos.
Así que «este año también estaremos operativos, aunque no sabemos la demanda que nos vamos a encontrar». Ahora, «si en agosto hay demanda, hay que ir a por todas» porque nadie sabe si «en septiembre u octubre se puede dar un rebrote del Covid».
«Hay que ser conscientes de que todos -empresas, directivos y trabajadores- estamos en la misma nave y hay que arrimar el hombro, hay que ser flexibles», aunque reconoce que la comunicación y la colaboración es más fácil en las pequeñas empresas que en las grandes organizaciones.
«Hay que ser flexibles, más que nunca tenemos que adaptarnos al mercado»
Jose Luis López Gil. Presidente FVEM
«Con demanda hay que ir a por todas. ¿Y si en otoño hay un rebrote?»
Aner Garmendia. Director de EGA Master
La economía local
Las vacaciones son muy distintas en función de la localización de los comercios vascos. Los que están en zonas turísticas, principalmente en la costa guipuzcoana, acostumbran a hacer caja con el turismo, mientras que en Bizkaia y Álava las ciudades tienen prácticamente colgado el cartel de 'cerrado por vacaciones' en agosto, con las excepciones de las fiestas, que este año es muy difícil que se mantengan.
Beatriz Tello preside Euskomer, la confederación vasca de comerciantes que reúne a las patronales vizcaína Cecobi, alavesa Aenkomer y Federación mercantil de Gipuzkoa, que suma 16.000 comercios asociados. Si hay alguien acostumbrado a ser flexible, subraya, es el comercio. «La mayoría somos lo que llaman micropymes, nos dejamos la piel y lo urgente es mantener los negocios a flote». Ahora, en la desescalada, pide la complicidad de los clientes. «O apostamos por el comercio local o, como se ha visto en estos tiempos de confinamiento, sin comercio las ciudades están muertas».
No oculta que la digitalización y los canales 'on line' son un reto pendiente para muchos comercios, pero también pide «las mismas reglas para todos», en referencia a las grandes plataformas a las que «se debe exigir tributar donde hacen negocio, bajo la misma legislación de impuestos y laboral que tenemos que cumplir el comercio local».
Dos ejemplos
Industria
La gran empresa mantiene calendario
Por ahora, la gran industria vasca mantiene el calendario de vacaciones. Muchas aprovechan el parón de verano para trabajos de mantenimiento, como en la siderúrgica Sidenor o la automovilística Mercedes. Las vidrieras Guardian y Vidrala mantendrán este año los turnos habituales, mientras que las tuberas Tubacex y Tubos Reunidos, o la de neumáticos Michelin están al ralentí con ERTEs por caída del mercado. En el caso de las guipuzcoanas CAF (trenes) e Irizar (autobuses), con carteras de pedidos fuertes, mantienen su parada en agosto, aunque no descartan que haya que negociar que algún departamento trabaje alguna semana.
Mantener el empleo
Los ERTEs han evitado muchos despidos
La patronal alavesa SEA destaca que la vía de los ERTEs muestra que la empresa quiere mantener las plantillas. «Dada la situación actual hay que buscar elementos de flexibilidad para las dos partes, y adecuar los calendarios a la actividad».
Cuando los pedidos de Iberdrola obligan a replantear calendarios
No todos los sectores industriales tiene a medio gas su actividad, hay algunos que están incluso trabajando a muchas más revoluciones. Entre ellos, parte de la industria energética a raíz de la decisión del grupo Iberdrola de acelerar sus inversiones en 2020. Durante la junta de accionistas de marzo pasado, Ignacio Galán anunció un presupuesto para inversiones de 10.000 millones, con el que pretende anticipar la entrada en funcionamiento de 9.000 Mw de generación eólica y solar por todo el mundo. Por ello, ya ha anticipado compras por valor de 3.800 millones.
Es en este contexto en el que parte de la industria relacionada con el sector energético -por la parte de bienes de equipos, suministro de componentes y sistemas, así como servicios relacionados- está experimentando dinamismo en su producción. Iberdrola figura como una de las empresas tractoras de la economía vasca. Ya quedó en evidencia en los programas de redes inteligentes Bidelek, que después les permitió tener contratos en su extensión al resto de España a través del programa Star.
Por lo general las pequeñas y medianas empresas vascas de este sector suelen cerrar dos o tres semanas en agosto por la caída de actividad. Pero este año tal vez sea diferente. Según han explicado a EL CORREO trabajadores de algunas de estas compañías, desde las direcciones les están planteando la posibilidad de que «haya voluntarios para seguir trabajando en agosto y para hacer frente a esta carga de trabajo adicional que está llegando, con plazos muy ajustados».