
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
En 2018 se realizó la última modificación de cierto calado en los impuestos de las haciendas forales vascas y, pandemia y crisis de precios de ... por medio, el saldo cinco años después ha sido más que favorable para las administraciones públicas. Y es que mientras la economía vasca ha crecido un 12,3%, hasta los 80.700 millones de Producto Interior Bruto en 2023, la recaudación lo ha hecho casi el doble, un 21,5%, gracias a los 18.212 millones de ingresos por el cobro de impuestos el pasado año.
Noticia relacionada
Es decir, Gobierno vasco y diputaciones no han sufrido una merma en sus recursos, más bien al contrario. Una situación que los responsables de las haciendas vascas han defendido con el argumento de garantizar los servicios y políticas públicas en un momento especialmente delicado por la pandemia, la crisis energética y de precios. Es un principio que mantienen para la reforma fiscal pendiente. En 'román paladino', cualquier cambio en los nuevos impuestos deberá cumplir el requisito de no reducir los ingresos públicos generando un juego de equilibrios en el que lo que se reduce por un lado se aumenta por otro.
El caso es que el peso de la recaudación sobre el PIB en este tiempo ha crecido en Euskadi en más de dos puntos. En 2018 el pago de impuestos de ciudadanos y empresas vascas sumó 14.981 millones, el 20,83% del Producto Interior Bruto de la comunidad autónoma. Ese porcentaje ha ido escalando sin excepción -también en el año de la pandemia- hasta el 22,55% del pasado año, con 18.212 millones.
Las cuentas corrientes en el banco no engañan y reflejan que la economía vasca ha aguantado con solidez todas las tempestades de estos años. Pero lo hacen de forma especialmente favorable en el caso de las arcas públicas. Según los datos del Banco de España, el saldo de los depósitos vista de familias y compañías es hoy un 8% más elevado que en 2018, mientras que las administraciones en el País Vasco lo han aumentado más de un 156% convirtiendo los 3.887 millones de marzo de 2020 en 9.950 al cierre del pasado 2023.
Esta situación responde, entre otras cosas, al hecho de que salvo en el año del confinamiento, las previsiones de recaudación se han visto siempre superadas arrojando un saldo positivo de 460 millones acumulados desde 2018. Es decir, Gobierno y diputaciones ingresan más de lo que esperan y además gastan menos de lo que presupuestan. Porque la ejecución de las Cuentas no llega al 100%, con lo que se generan unos excedentes de tesorería que aumentan la disponibilidad de gasto para el siguiente ejercicio. Si se sumara el acumulado de los superávit presupuestarios desde 2018 y hasta 2022 -último ejercicio con la liquidación presentada- la cifra alcanzaría los 2.543 millones. Una situación que ha llegado a elevar los remanentes de tesorería del Ejecutivo hasta cerca de los 2.000 millones en 2022.
Además, para hacer frente a la recuperación tras la pandemia, Bruselas ha permitido a los Estados recurrir a deuda pública, que junto a las transferencias de dinero de los fondos europeos han aumentado la liquidez de las cuentas públicas.
El Gobierno vasco, que se queda con el 70,81% de toda la recaudación de las haciendas forales, ha empleado estos recursos, especialmente en 2022 y 2023, para reforzar las dotaciones a sus sociedades públicas. Son organismos como la SPRI (Agencia Vasca de Desarrollo Empresarial), el EVE (Ente Vasco de la Energía) o el Instituto Vasco de Finanzas (IVF). En el último ejercicio, cuya liquidación ha sido presentada, el de 2022, el Presupuesto contemplaba un total de 1.551 millones de euros en estas transferencias frente a los 808 de 2018, es más del doble.
Estas sociedades y entes públicos canalizan una parte importante de la inversión, capítulo pendiente de reavivarse por el parón que atraviesa desde la crisis financiera de 2008. Entre esas líneas destacan proyectos energéticos, como los parques eólicos o fotovoltaicos que impulsa el EVE con empresas como Iberdrola, Solaria o Sidenor. Iniciativas que ascienden a 40 millones de euros solamente en este año. Además, el Gobierno vasco ha materializado su participación en la planta de combustibles sintéticos de Petronor con algo más de 30 millones o en la fábrica de baterías alavesa de BasqueVolt con otros 30. Otro de los destinos para estos remanentes de tesorería ha sido la dotación definitiva con 300 millones de Finkatuz, el fondo desde el que el Ejecutivo pretende tomar participaciones en empresas estratégicas para frenar el fenómeno del desarraigo. En este capítulo, el Ejecutivo de Vitoria ha reorganizado también toda su red de entidades de capital riesgo para el apoyo a empresas con nuevas dotaciones que superan los 50 millones.
La reducción de deuda ha sido otro de los destinos estrella en estos ejercicios para los recursos sobrantes por el exceso de recaudación. Ha absorbido hasta 511 millones. Y es que si bien los 10.661 millones actuales a los que asciende el endeudamiento de Euskadi varían poco desde 2018, el recurso a esta fórmula de obtener ingresos elevó el endeudamiento hasta alcanzar los 11.172 millones en 2021.
El gasto recurrente, donde se encuadran las nóminas y funcionamiento ordinario de la Administración también creció, pero en una proporción mejor y similar a la recaudación: un 23,8%, 2.900 millones más hasta alcanzar un total de 11.600. Recursos que se han ido principalmente, más de un 70%, a los departamentos de Salud y Educación.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.