Mejores pymes para un país mejor
Crecer, y ser más productivas y eficientes, son los grandes objetivos de cualquier empresa, especialmente de las pymes. Pymes que representan, en España, el 99% de las empresas y que generan el 65% del empleo y el 61% del valor añadido bruto excluyendo el sector público.
Sólo en el País Vasco, una comunidad donde cerca del 25% de su PIB lo genera el sector industrial, en una estadística muy próxima a la de Alemania, hay más de 150.000 pymes, que emplean a alrededor de 630.000 personas.
La crisis del Covid-19, que aún colea, y la llegada de los Fondos Europeos, con una partida muy importante para la digitalización, han acelerado un proceso que ya estaba en marcha, el de la transformación digital de todo ese tejido empresarial que, precisamente por su tamaño, ha tenido más dificultades para entrar de lleno en la tecnología.
¿Qué significa la digitalización para una pyme? Digitalizarse significa estar preparada para teletrabajar, personalizar y mejorar los tiempos de respuesta de los sistemas de atención al cliente, migrar los sistemas a la nube para poder ser más flexible y resistente frente a imprevistos, tener medidas de ciberseguridad para proteger la integridad de la compañía, replantearse automatizar sus procesos core para ser más eficiente y poder centrarse en lo fundamental de su negocio y, por último, establecer sistemas de toma de decisiones de negocio basadas en datos, para poder tener un mejor conocimiento de los resultados de las mismas. Un cambio tecnológico, pero también, quizás sobre todo, cultural.
Hemos descubierto que los grandes resilientes de la pandemia han sido todos aquellos que estaban más digitalizados. Solo con eso bastaría para convencernos que debemos avanzar en ese proceso. La pandemia se ha llevado por delante a una de cada seis pymes en España, y no es casualidad que se tratara, en su mayoría, de aquellas con un grado de digitalización más bajo. Las pymes más digitalizadas han sido capaces de resistir mejor la crisis, buscando nuevas fuentes de ingresos, nuevos canales de relación con sus clientes o pudiendo flexibilizar sus costes en una situación límite. Es decir, la digitalización se impone no sólo como estrategia de crecimiento, sino también de supervivencia. Y está demostrado también que las pymes que se digitalizan pueden incrementar un 25% la productividad, tienen más ingresos, son más rentables y se expanden a nuevos mercados mucho más rápido.
Adicionalmente, debemos ser capaces de aprovechar los fondos europeos para empezar por lo más básico, hacer llegar a empresas, instituciones, ciudadanos y sociedad en general la mejor conectividad (fibra y 5G), tecnologías punteras para conectarse que, afortunadamente, ya no llegan sólo a los grandes núcleos de población.
Con el 5G ya estábamos trabajando con las grandes empresas, como Navantia o Gestamp, con quienes tenemos proyectos que son el futuro de la industria. Con Navantia, por ejemplo, hemos implantado en el astillero de Ferrol tres casos de uso 5G para la reparación y construcción de buques, que convierten dicho astillero en el primero de Europa con infraestructura 5G dedicada. En el caso de Gestamp hemos convertido una de sus fábricas de Barcelona en la primera factoría digitalizada con 5G en España para los procesos industriales. Ahora es el momento de las pymes.
Y contamos con las fórmulas para ayudarlas. Las pymes tienen que transformarse digitalmente, ser valientes y perderle el miedo a proyectos relativos a análisis de datos, la ciberseguridad o el cloud, por dar sólo algunos ejemplos. Afortunadamente, toda esta estrategia se encuentra plasmada en los fondos NextGen. Estos esfuerzos, y los recursos que procederán de Europa, nos deben de servir para conseguir una mayor autonomía estratégica desde el punto de vista de la tecnológica, que se gestione desde el continente, reduciendo nuestra dependencia de terceros. Es el momento de configurar una Europa más próspera y preparada.
