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Sergio Llamas
Lunes, 17 de febrero 2025, 11:06
Las exportaciones vascas cayeron el año pasado un 5,1%, en lo que supone su primer descenso desde la pandemia. Es fruto principalmente de la ... planta vitoriana de Mercedes y de la industria de neumáticos (Michelin en Vitoria y Bridgestone en Basauri), que son las que protagonizan las mayores caídas. En total, las ventas al exterior alcanzaron los 30.967 millones de euros, 1.948 menos que en 2023.
La venta de los vehículos para el transporte de mercancías y los turismos para menos de 10 personas, que sigue siendo el mayor volumen exportador del País Vasco -Mercedes representa el 13% del total de las ventas vascas al exterior-, se redujeron un 20% (casi 1.100 millones menos), y la de neumáticos se precipitó un 28,8% (413,6 millones). También resulta significativo el declive de los combustibles, que se reflejan en una reducción de 20,4% respecto a 2023 en los aceites refinados de Petronor (una bajada de 334 millones).
Según el balance lanzado ayer por el Instituto Vasco de Estadística, Eustat, tres de los diez productos más demandados registraron ascensos. Fue el caso de las empresas auxiliares para la automoción -los accesorios para vehículos crecieron un 2,2%-, los artículos de grifería, válvulas y piezas para tuberías -un 3,8%- y las turbinas de gas, que sí vivieron un incremento destacable. Se dispararon un 34,5%.
Tras la caída de Alemania al segundo puesto, Francia pasa a ser el mayor cliente exterior para las empresas vascas. El año pasado absorbió el 15,7% de todas las exportaciones al gastar 4.855 millones de euros en el territorio, con un muy ligero descenso respecto a 2023. Apenas un 0,4%. Nada que ver con el gigante alemán. Aunque lastrado por su sector de la automoción, sus importaciones de Euskadi representaron el 14,5% del total. Las ventas a esta país se redujeron el año pasado un 13%, lo que se tradujo en 668 millones de euros menos.
Aunque la pérdida es clave al proceder de un socio estratégico, curiosamente no es la mayor. La herida abierta por EE UU, el cuarto mercado mundial para la economía vasca -Reino Unido es el tercero y creció un 6% el año pasado- fue la que más sangró, y lo hizo antes de que las políticas arancelarias de Trump pusieran sus miras en Europa. Sus compras en Euskadi cayeron en 746 millones de euros (un 27%), tras vivir una pronunciada subida en 2023 que elevó su gasto a 2.738 millones. El año pasado cayeron significativamente las exportaciones de combustibles a suelo norteamericano (un 68% según los datos de la entidad pública ICEX, al pasar de 507 a 156 millones de euros) o los productos de fundición de acero (se redujeron un 43%, desde los 125 a los 70 millones).
El balance del Eustat recoge además una leve subida en las importaciones de Euskadi del 0,9% (243 millones más que el año anterior hasta los 27.039), con un crecimiento destacable en los productos energéticos que el País Vasco hizo traer un 4% más. De esta forma el saldo comercial vasco cierra en positivo, con una diferencia de 3.927 millones a favor de las exportaciones. Sin embargo, la tendencia no es favorable. Esta diferencia se redujo en una tercera parte respecto al 2023, cuando llegó a los 5.848.
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