Euskadi exige más potencia en el nuevo plan para reforzar su red eléctrica

Los dos puntos que ahora se abren a concurso fueron recogidos en el anterior plan (2021-2026) mediante una modificación aprobada en abril de 2024 con la que se quería dar respuesta a la enorme necesidad de electricidad de proyectos estratégicos surgidos al calor de los fondos europeos. Estas inversiones, relacionadas con la descarbonización de la industria y la transición energética, deben cumplir unos plazos de puesta en marcha para no tener que devolver las subvenciones.

Además de las subestaciones de Arrigorriaga y Vitoria se activaron otros cinco nudos en sendas comunidades autónomas: Galicia, Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha y Cataluña. Aunque esos nuevos accesos se aprobaron entonces, faltaba que se lanzase el concurso para su adjudicación, que es lo que se ha hecho ahora. Es un proceso necesario cuando hay más solicitudes que potencia ofertada. Como todavía no está aprobada la orden ministerial que regula los concursos, se ha habilitado una normativa 'ad hoc' para tramitar la adjudicación de estos 'enchufes' en la que se priorizan tres criterios: el volumen de inversión, la reducción de emisiones de dióxido de carbono y el plazo para poner en marcha esas iniciativas.

Con estas pautas competirán los cinco solicitantes del acceso de Arrigorriaga, entre los que está la cementera Heidelberg. El nudo de Vitoria está destinado a Mercedes y su proyecto de electrificación. La suma de 1.380 MW de potencia es considerable teniendo en cuenta que se estima que en los últimos tres años la demanda ha crecido en unos 2.000 MW en Euskadi.

Pero son muchos los proyectos industriales que requieren su 'enchufe' en la actual etapa de descarbonización y transición hacia energías limpias impulsada desde Europa. Por citar algún caso, solo la fábrica de baterías Basquevolt necesitará un abastecimiento eléctrico como el de toda la ciudad de Vitoria. Y la saturación de la red es tal que en torno al 50% de las solicitudes de acceso quedan denegadas.

El Gobierno vasco calculaba ya hace cuatro años que hacían falta 823 millones de euros para reforzar la red y permitir la electrificación del sistema. De ahí que esté presionando con fuerza para que Euskadi salga bien parada en la planificación que se está diseñando ahora. La competencia es considerable porque las peticiones de acceso se han multiplicado por 80 respecto al anterior ciclo (2021-2026) y alcanzan los 100.000 MW.