Desde Euskadi al espacio y a la nanotecnología
Los fundadores de Satlantis e I+MED han participado en una mesa redonda en B-venture
Satlantis e I+MED son dos ejemplos perfectos de startups nacidas en Euskadi que se han abierto camino, así que encajaban perfectamente en la mesa que llevaba ese título. La primera ha ido incluso más allá del mercado terrestre porque lo suyo es el espacio, en concreto, las cámaras para microsatélites y la segunda se ha hecho un hueco en la biotecnología, con nanohidrogeles que liberan los medicamentos en el interior del organismo de forma controlada.
Representó a Satlantis su responsable de desarrollo de negocio, Eider Ocerín, mientras que por la parte de I+MED acudió su fundador y consejero delegado, Manu Muñoz. Moderó la mesa Aitor Urzelai, director de Emprendimiento e Innovación en el Gobierno vasco, interesado en que expusieran, para lo bueno y lo malo, su apuesta por Euskadi y su visión del territorio.
Ocerín relató cómo Satlantis nació como 'spinoff' de la Universidad de Florida, por impulso del astrofísico Rafael Guzmán, pero fue una de los socios fundadores, Juan Tomás Hernani, quien puso como condición que se ubicara en Bilbao. La directiva valoró muy positivamente las ventajas que ofrece el territorio como incentivos fiscales que dan margen al emprendedor para equivocarse. «Euskadi tiene un ecosistema propio e instituciones coordinadas».
Satlantis, creada en 2014, ha contado con importante apoyo público porque en la primera ronda de financiación, de 2,3 millones en 2016, participaron varios organismos de Euskadi y España. Ahora está inmersa en una segunda ronda, de 26 millones, con la que dará entrada a la italiana Telespazio.
Manu Muñoz, de I+MED también agradeció el respaldo recibido en la tierra. «Somos científicos con label vasco, formados en universidades vascas. Nacimos en el centro Lascaray de la UPV». La empresa que ha fundado no solo es especial por el sector al que pertenece sino por ser una cooperativa, algo poco habitual en el entorno de las startups. «Queríamos que nosotros, los investigadores, controláramos la empresa y así es. Ser una cooperativa hace más difícil acceder a la financiación, pero eso lo han suplido al lograr llevar su tecnología a las grandes multinacionales de EE UU y Reino Unido. Solo un reproche: «Tenemos más contratos fuera de casa que dentro».