Euskadi tiene un año para ejecutar mil millones de los fondos europeos si no quiere perderlos
El plazo de agosto de 2026 obliga a acelerar obras públicas y los grandes proyectos empresariales para aprovechar las ayudas
Un desembolso sin precedentes, pero también una prueba de fuego para la administración en la gestión burocrática y para las empresas en la ejecución de ... obras y proyectos. Eso es lo que están representando los fondos de recuperación para acelerar la digitalización y la transformación energética y mejorar la industria o el sistema sanitario. La UE activó 723.000 millones de euros, de los que 163.000 se concedieron a España, que ha asignado a Euskadi hasta el mes de abril un total de 3.337 millones sobre 38.164 adjudicatarios.
Pero el plazo de agosto de 2026 empieza a amenazar como una espada de Damocles. Y es que ese es el límite de tiempo para desarrollar las acciones financiadas con estos recursos. El caso es que ahora mismo, de esas ayudas hay en Euskadi adjudicados 956 millones por parte de los gobiernos central y vasco en proyectos que deberían acabarse el próximo año. Entre ellos figuran importantes actuaciones, como la nueva fábrica de Mercedes de Vitoria o el gran electrolizador de Petronor. Pero también obras públicas de calado, como la alta velocidad ferroviaria o el metro, así como las de la infraestructura del canal de Añarbe, que abastece de agua potable a media Gipuzkoa, o la estación depuradora de Galindo, la más grande de Euskadi y que trata todas las aguas residuales del Gran Bilbao.
La Administración General del Estado ha adjudicado un total de 1.933 millones a proyectos vascos, la mayoría a través de los Perte -líneas estratégicas para industrias clave-. De esa cantidad hay al menos 595 millones que corresponden a iniciativas todavía en marcha y que deben acelerar para llegar en plazo. Es la situación en la que se encuentra la nueva planta de Mercedes, que cuenta con una asignación de 130 millones en ayudas directas. Uno de los proveedores del fabricante, Gestamp, avanza también en su centro de fabricación flexible con 12 millones, al igual que BasqueVolt, la fábrica de baterías vasca, que cuenta con 15 millones para su planta industrial, atascada a la espera de una ampliación de capital. El Perte Naval tiene asignados 12,6 millones a Astilleros Murueta. Y en cuanto al hidrógeno, Petronor destaca con 173 millones: 13 son para el electrolizador de 10 MW para uso industrial y 160 millones para el grande de 100 MW, aunque este se tramita por una vía específica al estar declarado de interés estratégico (IPCE) por la UE.
Retrasos en las convocatorias
Muchos de estos proyectos han acumulado retrasos en la preparación de las convocatorias de los Perte que el Gobierno ha ido lanzando y, además, las incertidumbres sobre el coche eléctrico o el retraso en la maduración tecnológica del hidrógeno también han retrasado las acciones, que no han sido inmunes a factores como la guerra de Ucrania o la crisis arancelaria.
En Euskadi hay también adjudicados fondos por el Ejecutivo central para importantes obras públicas que atraviesan la misma situación. Es el caso de los 112 millones para la alta velocidad ferroviaria entre Burgos y la Y vasca, los 13 millones para la electrificación del Puerto de Bilbao o los 81 millones para las zonas de bajas emisiones de las capitales vascas.
El Gobierno vasco ha sido la comunidad autónoma más ágil en la ejecución de las partidas recibidas. Según fuentes del Departamento de Economía, de los 1.299 millones recibidos, ha asignado el 80% y la ejecución asciende a 938 millones, por lo que en el próximo año debe acelerar 361 millones adjudicados pendientes de culminar. Los recursos recibidos por el Ejecutivo vasco responden a lo pactado entre las autonomías y los ministerios en las conferencias sectoriales. Han servido para digitalizar la administración, afrontar las inversiones de Lanbide, lanzar las ayudas para mejorar las condiciones climáticas de las viviendas o el programa Moves III para la compra de coches eléctricos.
Pero el problema sigue estando en los recursos no asignados. De los 80.000 millones para ayudas que tiene España, solo se ha colocado el 65%. Mientras que de los 83.000 millones en créditos, solo se han canalizado 4.000. El Banco de España urgió la semana pasada a ir más rápido en la ejecución para no perder estos recursos. Las patronales, también Confebask, han venido señalando la importancia de ofrecer más flexibilidad en plazos y trámites. Una petición que esta misma semana lanzó la Eurocámara. La Comisión de la UE, en cambio, se muestra poco flexible en los plazos, aunque sí abre la puerta a meter otros objetos de gasto, como la defensa.
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