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Los inversores vienen sufriendo un duro ejercicio, en el que ni las acciones en Bolsa, ni los tipos de interés, ayudan a rentabilizar sus apuestas ... para ganar dinero. No es diferente la situación para las EPSV, cuyos gestores operan con la responsabilidad de detectar el mejor destino para garantizar un rendimiento al ahorro de sus socios.
En los primeros nueve meses del año, según se desprende de los datos facilitados por la Federación de EPSV de Euskadi, el patrimonio que manejan estos fondos de pensiones complementarios para los vascos se ha dejado el 9,7% de su valor. Traducido en euros, 2.762 millones. Así, los 28.241 con los que arrancaron 2022 habían menguado hasta los 25.479 millones a 30 de septiembre. Es la caída de rentabilidad más acusada de la última década, consecuencia del comportamiento general del mercado. Las bolsas han arrastrado la renta variable a un promedio de pérdidas del 15% en Europa y del 20% en Estados Unidos. Además, la subida de los tipos de interés ha impactado en la renta fija, con un descenso medio de entre el 10 y el 15%.
Si atendemos al reparto que hacen los gestores con el patrimonio ahorrado por 1,15 millones de socios de EPSV en la comunidad autónoma, no es de extrañar. El 42,6% de los recursos -12.389 millones- se destina a renta fija. Es decir, a la compra de deuda pública, en la mayoría de los casos, y de grandes empresas, siempre a largo plazo. Un 11% -3.298 millones- es renta variable, valores que cotizan en Bolsa; y el 37,6%, para los fondos de inversión -un total de 10.944 millones-, que a su vez diversifican el dinero en diferentes activos inmobiliarios, mixtos y que también cotizan en los mercados financieros.
No es un 'mix' de inversión erróneo. De hecho, el año pasado generó unas ganancias del 6,4%, y del 7,9% en 2019. Es decir, acumularon un aumento de valor de un 14,3% en solo dos ejercicios, que acercaron el patrimonio de las EPSV a los 30.000 millones de euros.
Esta coyuntura deja sentir sus efectos sobre las prestaciones de muchos socios. Esta misma semana, la EPSV de Lagun Aro, con más de 47.000 asociados -solo por detrás de la impulsada por Geroa, la patronal guipuzcoana-, anunció que solo subirá el 1% a las nuevas pensiones y no el 70% del IPC. En este caso, la pérdida de valor de las inversiones afecta a la solvencia de la entidad.
En cualquier caso, sostienen los analistas, el cambio de escenario con la subida de tipos de interés, que el Banco Central Europeo (BCE) fijó el pasado jueves en un 2,5%, promete próximas rentabilidades. «Este ejercicio podrá ser compensado en el futuro», explican. Y recuerdan que se trata de «un mecanismo habitual en estas inversiones, que buscan rentabilidad a medio y largo plazo».
El tijeretazo a la hucha de los complementos de pensiones llega en un momento complejo. El Gobierno central no logra un acuerdo en la mesa de diálogo social para dar con una reforma del sistema que se debe presentar a Bruselas. Escollos como el tiempo de cotización para calcular el importe de la pensión o la dificultad para establecer un factor de solidaridad intergeneracional habían inclinado al ministro José Luis Escrivá a señalar el sistema vasco de EPSV como un modelo para llevar a la negociación colectiva.
Pero en Euskadi tampoco las EPSV de empleo cogen vuelo, salvo el caso de Geroa. Y es una de las asignaturas pendientes, porque siguen sin crecer. Lo cierto es que no está resultando algo prioritario para los agentes sociales en la negociación colectiva. Las centrales sindicales no quieren desarrollarlo para no comprometer el sistema público de pensiones. Y la patronal tiene que hacer frente a una subida importante de costes por el alza del IPC.
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