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El vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, en su despacho de la sede de la institución en Fráncfort. ecb
Luis de Guindos | Vicepresidente del Banco Central Europeo

«Hay que tomar decisiones que no son fáciles y se necesita un gran consenso político y social»

Sugiere que en julio podría llegar la primera subida de tipos y pide medidas «creíbles» a ojos de los mercados

adolfo lorente y manu Alvarez

Domingo, 1 de mayo 2022, 01:21

Luis de Guindos (Madrid, 1960) asumió la Vicepresidencia del Banco Central Europeo el 1 de junio de 2018. Lo hizo tras ser el ministro español ... que tuvo que lidiar con la más fea, una gran recesión que puso en jaque al sistema bancario español. Hoy, desde su despacho de Fráncfort, confiesa que la situación actual, pese a la gravedad, nada tiene que ver con la de aquel entonces. «En absoluto», zanja. Eso sí, vienen curvas. El BCE, la gran red de seguridad de países como España, ha comenzando a decir adiós. La barra libre ha llegado a su fin y para afrontar un escenario diabólico con la inflación disparada y la economía muy tocada por la guerra, receta «credibilidad» a ojos de los mercados y «prudencia» en el gasto.

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- ¿Subirán los tipos de interés ya en julio?

- Dependerá de los datos y las nuevas proyecciones económicas de junio. El Consejo de Gobierno del BCE ha decidido en abril que las compras de activos terminarán en el tercer trimestre. Y en mi opinión no hay razones para que eso no ocurra en julio. Los tipos subirán después. Cuánto después exactamente no está decidido. Pueden ser meses, semanas o días. Julio es posible, pero otra cosa es que sea probable.

- Aún no tenemos la primera y el mercado ya descuenta que va a haber dos subidas de tipos este año e incluso se habla de una tercera. ¿Se ha redoblado la presión para que actúen?

- A nosotros nos presionan los datos, no los mercados. Los mercados, a veces, se equivocan. En el Consejo de Gobierno no hemos discutido ninguna senda predeterminada de subida de tipos.

- Hay economistas que les reprochan que se está actuando con excesiva lentitud.

- Esos comentarios surgen por la comparación con Estados Unidos, pero la situación en Europa es diferente. Los dos factores principales que determinarán los tipos de interés serán, por un lado, la evolución de los efectos de segunda ronda; es decir, subidas salariales que no sean compatibles con la estabilidad de precios. Y, por otro, las expectativas de inflación. Debemos vigilar que estas no se eleven por encima de nuestro objetivo del 2% a medio plazo. De momento no hemos visto subidas de salarios que pongan en riesgo ese objetivo, pero hay que estar muy atentos porque es un indicador retardado.

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«Los márgenes empresariales empiezan a estar bastante afectados y hay que tenerlo muy en cuenta»

preocupación

- ¿El BCE, aunque sea de reojo, observa el riesgo de recesión?

- La invasión de Ucrania va a redoblar las tensiones inflacionistas y a reducir el crecimiento económico. Que materias primas y energía suban del modo en el que lo han hecho implica en la práctica un impuesto sobre trabajadores y empresas porque estos factores de producción, que son importados, se vuelven más caros. Y eso, en última instancia, implica un empobrecimiento. Sobre el riesgo de recesión, en junio tendremos nuevas previsiones. Lo que ya estamos viendo es una merma importante del crecimiento. Aun así, en 2022 este va a ser positivo. Y ateniéndonos a la definición técnica de recesión -dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo-, ahora no lo vemos.

- ¿Y en uno?

- Desde luego, dos no.

- Pero en el escenario de que Alemania, presionado por sus socios, decidiese cortar el gas con Rusia, el impacto en su economía podría provocar un efecto arrastre muy negativo para el conjunto de la Eurozona.

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- Siempre se pueden imaginar escenarios peores. En las previsiones de marzo con tres escenarios: uno central, otro adverso y uno que denominamos severo, no creemos que vaya a haber recesión, ni siquiera en el escenario severo. Esperemos las proyecciones de junio.

- Con la retirada de los estímulos, ¿hay países que pueden sufrir problemas de financiación o de déficit presupuestario?

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- Los tipos nominales de deuda pública han subido en todo el mundo, pero las primas de riesgo siguen bastante estables. El riesgo de fragmentación no se ha concretado, aunque es algo que monitorizamos. De momento no hemos visto ninguna tensión en este sentido y la situación no es, en absoluto, comparable a 2011 y 2012.

- ¿España, la cuarta potencia del euro, está preparada para asumir una subida de tipos?

- La economía española tiene dos fortalezas. En primer lugar, el sistema financiero está saneado. Eso ha permitido que incluso durante la pandemia los bancos hayan seguido dando crédito a empresas y familias en condiciones favorables. Además, la economía española es competitiva, ya que continúa teniendo un superávit de la cuenta corriente de la balanza de pagos. Viene ocurriendo desde 2013, y antes era impensable.

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- ¿Y qué debilidades?

- Otras dos. La primera, la situación fiscal. La ratio de deuda pública/PIB está próxima al 120% y el déficit estructural, al 5%. Además, la inflación española, tanto la general como la subyacente, vuelve a estar por encima de la media europea. Como ha advertido el Banco de España, los márgenes empresariales empiezan a estar bastante afectados ya que la rentabilidad de las empresas españolas se está reduciendo por el encarecimiento de la energía y las materias primas. Este factor hay que tenerlo muy en cuenta.

- ¿Aconsejaría al Gobierno español que empiece a tomarse en serio la necesidad de una mayor estabilidad presupuestaria?

- Mi recomendación, no solo para España, sino para todos los países con un perfil fiscal más débil que otros, es que presenten en Bruselas planes presupuestarios creíbles en los que haya un proceso prudente y sensato de consolidación fiscal. Con estos niveles de inflación, los tipos de interés no van a estar tan bajos como han estado es los últimos años, y los gobiernos deben prepararse. La clave, también desde el punto de vista de los mercados, es tener propuestas creíbles.

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«Hay una merma importante del crecimiento, pero no contemplamos entrar en recesión»

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La red de seguridad europea

- Mucho se habla de la extrema dependencia que la economía española tiene del BCE. Más allá de la literatura, ¿cuál es el impacto real, en cifras, de todas las medidas adoptadas?

- Hay un dato muy indicativo. Durante la pandemia, en 2020 y 2021, el BCE ha comprado 120.000 millones de euros de deuda española cada año en el mercado secundario. Esto equivale a toda la emisión neta de España. El apoyo europeo, también a través del fondo Next Generation EU lanzado por el Consejo Europeo, ha sido fundamental, especialmente en una economía como la española. Esta fue la que más cayó en 2020 y pese a un fuerte crecimiento del 5,1% en 2021, estuvo por debajo de la media europea y, a diferencia del resto de Europa, no ha recuperado aún el nivel de renta anterior a la pandemia.

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- ¿Es sostenible que un gobierno vincule por ley la subida de las pensiones a la inflación?

- Es una decisión de política social y mi papel no es cuestionarla. Es respetable, pero es evidente que acarrea consecuencias para la sostenibilidad del sistema. Y por tanto, una decisión así necesita verse acompañada de medidas que garanticen la sostenibilidad del sistema a medio plazo.

- ¿Y el sueldo de los funcionarios?

- Insisto: como vicepresidente del BCE no puedo entrar en el debate de lo que dice o hace un gobierno o un partido. De modo general, hay que ser prudentes con las decisiones que se toman. A veces, tan importante como las medidas es la credibilidad que con ellas se transmite.

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- ¿Es el momento de la moderación salarial, de que las patronales y los sindicatos alcancen pactos de rentas, como insiste en defender el Banco de España?

- La economía europea y la española se van a enfrentar a una situación compleja: inflación alta, crecimiento a la baja y menos márgenes para las empresas, lo que afectará a la inversión y al empleo. En una situación así, donde va a haber que tomar decisiones que no son sencillas sería muy importante que existiera el mayor apoyo social y político posible a la política económica.

«Es una decisión política, pero debe haber otras medidas para garantizar la sostenibilidad del sistema»

actualizar las pensiones

- ¿Y cree que España, políticamente, está preparada para alcanzar esos consensos?

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- Mi recomendación es genérica. No debo entrar a valorar el caso de ningún país en concreto.

- Otro de los debates que está encima de la mesa, y no sólo en España, es el tributario. ¿Hay margen para bajar los impuestos en este contexto de crisis?

- No todos los países están en la misma situación. El sector público puede jugar un papel para moderar el impacto de la guerra en las empresas y familias. Aunque esto, a la vez, puede generar mayor déficit público.

- Hay sectores que critican esta tesis porque una bajada de impuestos alimentaría aún más las tensiones inflacionistas.

- Hablamos de medidas temporales y selectivas que deben ir dirigidas a los sectores más vulnerables. Si las medidas se diseñan bien, la política fiscal puede ayudar a aliviar el impacto de un 'shock' de oferta externo como el actual sin que se lleguen a crear esos efectos negativos para la inflación en el medio plazo. La pandemia ha afectado a muchas empresas que ahora se ven golpeadas por un segundo 'shock'. Como he mencionado, en el caso de las españolas la reducción de márgenes es muy notable.

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