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Las consecuencias del apagón eléctrico del lunes siguen coleando en la industria vasca. Una de las principales empresas de Euskadi, la alavesa Vidrala, ha sido ... la primera en mover ficha en el frente judicial. Según han anunciado este miércoles sus directivos, la cotizada alavesa va a presentar una demanda por los daños que produjo la ausencia de luz durante el pasado lunes. Un fundido a negro que según Raúl Gómez, CEO de la vidriera, ha provocado «pérdidas millonarias» en la compañía.
Su presidente, Carlos Delclaux, ha confirmado su intención de presentar la reclamación ante un apagón que ha tildado de «gravísimo». Los responsables de Vidrala no han concretado, no obstante, si la demanda irá dirigida a Red Eléctrica como operador o a la compañía que suministra luz a la empresa. Con este movimiento, la compañía de Llodio se convierte en la primera de Euskadi que anuncia públicamente su intención de llevar el apagón a los tribunales.
Delclaux ha dejado claro con un rotundo «por supuesto» que llevarán el asunto ante la justicia. «Somos unos buenos clientes, industriales, grandes consumidores de energía eléctrica. Te dejan 14 horas sin suministrar y no había habido ni un terremoto ni una guerra nuclear. No sé cuáles son las causas (del apagón), pero los actores del sistema eléctrico son los culpables de esta historia. No sé cómo querrán repartirse las culpas», ha afirmado el presidente de Vidrala.
Aunque los daños revisten ese cariz «millonario», Gómez ha matizado que no afectarán a las previsiones económicas para este año -que pasan por mejorar los resultados de 2024- porque «se compensan por la diversificación del resto del grupo». «Pero no quiero bajarle gravedad», ha abundado el consejero delegado.
«Lo que pasó el lunes fue gravísimo. Puso en riesgo, en primer lugar, a las personas. Estás hablando de hornos a 1.500 grados de temperatura, que necesitan gas y electricidad. Y resulta que te cortan la electricidad. Hay unos procedimientos de protección de las personas y unos procedimientos para proteger a las instalaciones, sobre todo los hornos. El lunes ocurrió una parada que no se había visto en los 60 años de historia de Vidrala», ha relatado Delclaux. «No hubo ningún daño personal porque los trabajadores funcionaron bien, cumplieron los procedimientos y porque las instalaciones respondieron bien. Pero desde luego, como consecuencia de lo que ocurrió el lunes, algunas de nuestras instalaciones quedan dañadas y vamos a tener pérdidas como consecuencia del daño producido por semejante tiempo de parada eléctrica».
Los mensajes de Vidrala no han sido los únicos en materia eléctrica durante la presentación de su plan inversor en Llodio. El lehendakari Pradales también ha aprovechado la ocasión para volver a exigir, tras el apagón, «aumentar la capacidad y resiliencia de la red» vasca. Madrid planteó una primera respuesta a esa reclamación de Euskadi durante la semana pasada. En concreto, empezó los trámites para liberar 1.380 megavatios de potencia entre las subestaciones de Arrigorriaga y Mercedes Vitoria, tal y como avanzó este periódico. Ese movimiento permitirá a la industria vasca acceder a la mitad de la energía que ha solicitado durante los últimos años.
El anuncio de los ejecutivos ha coincidido con la presentación de un plan inversor de 75 millones de euros en Llodio que llevaba sobre la mesa desde el pasado mes de febrero. El grueso del capital que pondrá Vidrala en Aiaraldea se destinará a un nuevo horno más electrificado y menos contaminante que ya está instalado y que los directivos han visitado junto al lehendakari Imanol Pradales. El nuevo aparato industrial, que ha supuesto 45 millones de inversión, se pondrá en marcha el próximo 3 de junio si nada se tuerce.
Además de este nuevo horno, que sustituirá a uno de los dos que operan en la planta llodiana, se colocará una instalación fotovoltaica y se instalará un nuevo edificio de composición que permitirá maximizar el reciclaje de material en esta factoría.
Durante la presentación de esta nueva apuesta por Aiaraldea, la empresa ha hecho un llamamiento a la «paz social» en plena negociación del nuevo convenio de la planta de Llodio, que regirá las condiciones de unos 250 trabajadores. Gómez, de hecho, ha hecho una reflexión más amplia a nivel de comarca y ha afirmado que la conflictividad ha restado atractivo «sin duda» a esta parte de Álava, atravesada por el inminente cierre de Guardian, a la hora de atraer inversiones.
«No lo decimos nosotros; lo dicen las instituciones y los hechos. Llevamos una serie de noticias en los últimos meses, especialmente concentradas y negativas. Eso significa que la industria vasca, y en Aiaraldea en particular, no hemos hecho bien las cosas en el pasado. Seguro que no hemos hecho bien las cosas todos los agentes, empezando por las direcciones. Y una de las cosas que hemos hecho muy mal es el tema de la conflictividad laboral», ha concluido.
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