Teknia, una multinacional vasca que se mantiene en familia
El fundador de la firma de automoción relata cómo ha convertido un taller de Zaldibar en un grupo con 21 fábricas en el mundo en 30 años
Euskadi ha visto con preocupación cómo empresas emblemáticas eran adquiridas por capital extranjero y se alejaban, pero también cuenta con multinacionales que se han expandido ... por todo el mundo y siguen muy arraigadas en la tierra. Una de ellas es Teknia, una compañía del sector de automoción y sede en Elorrio, poco conocida por el gran público, que rozó los 400 millones de euros de facturación antes del covid y tiene 21 plantas en doce países. Su estrategia de crecimiento ha sido similar a la de otros gigantes como CIE y Gestamp: ir comprando plantas allí donde iban los clientes y reinvirtiendo todo lo que ganaba. Así es como su fundador, Javier Quesada, ha convertido el taller que compró en Zaldibar en 1992 en una multinacional de carácter familiar. Él y su hijo, del mismo nombre y director comercial de la compañía, relatan cómo ha sido este proceso cuando justo cumplen 30 años de historia.
378 millones facturó en 2019, pero con la crisis bajó a 284 millones en 2020.
- ¿Cómo empezó?
- Yo siempre había tenido la ambición de ser empresario. Estudié Ingenieros en Bilbao y tuve varios trabajos. Empecé 'enchufado' en la empresa que dirigía mi padre y luego fui cambiando. Llegué a director general de la multinacional alemana Schmidt&Clemens. Fue entonces cuando un consultor que conocía me dijo que se vendía un taller que hacía tubos para automoción en Zaldibar. Facturaba 2,4 millones y tenía 29 empleados. Lo compré con ayuda de la familia y dobles hipotecas. Mi mujer me echó una bronca tremenda porque ganaba muy bien y eso era meterse en un lío. Empecé cobrando la cuarta parte de lo que me pagaban en la multinacional. Pero fue un acierto porque tenían un buen cliente, Ford.
A partir de ese embrión, comenzó la expansión. «En los años 90 la industria española era muy competitiva. Ganábamos mucho dinero y lo reinvertíamos todo». Primero compraron fábricas en España. En el 94, una empresa de estampación en Eibar; en el 96, una de decoletaje en Bilbao; en el 98, una proveedora de Valeo en Jaén... Y pronto dio el salto al exterior. «Primero fuimos a México, donde fracasamos, y luego a Brasil, que también fue complicado. Es un país muy proteccionista».
En la década de los 2000 se inició el despliegue por Europa del Este. «Los clientes nos lo pedían porque España estaba perdiendo competitividad. Así que tuvimos que irnos allí. Hicimos como siempre, buscar fábricas, comprarlas e integrarlas bien. Creo que ese ha sido uno de nuestros grandes éxitos. Me acuerdo cuando llegué a Cracovia y el piloto dijo que la temperatura era de 10 grados bajo cero. Esa fue la máxima».
La compañía ha ido reinvirtiendo sus ganancias en la compra de fábricas en doce países
expansión internacional
- ¿Cómo han financiado ese crecimiento?
- Reinvirtiendo. Al principio teníamos ganancias muy importantes. En esa etapa, además, entramos en contacto con Talde, que tomó una participación y nos ayudó a localizar empresas. En algún momento hemos emitido bonos y, obviamente, también hemos recurrido al crédito bancario. Aunque tuvimos muy mala experiencia con una entidad que nos cortó las líneas de descuento en lo peor de la crisis de 2008. El resto se portó bien.
- Siempre se dice que falta tamaño en las empresas vascas. ¿Es suficiente el de Teknia?
- Nos encontramos cómodos con este tamaño. Somos competitivos para nuestros clientes. Y seguimos mirando cosas para comprar. Ahora estamos pendientes de adquirir dos plantas en Alemania y vamos a seguir creciendo. Hemos cambiado la estrategia y nos centramos en empresas de cierto tamaño, que facturen como mínimo 20 millones.
- ¿La transición hacia el coche eléctrico no les obliga a invertir? ¿En qué medida dependen del motor de combustión?
- Llevamos años diversificando tecnologías. También nos hemos posicionado en el 'powertrain' eléctrico. En eso nos han ayudado las compras que hicimos en plantas de inyección de aluminio en 2018, a las que luego hemos sumado la compra de otra planta en Ampuero dedicada a ejes para motores eléctricos. Solo el 12% de nuestras ventas tiene un destino exclusivo en el motor de combustión.
Salir a Bolsa, como han hecho otras empresas familiares, no entra en los planes de Teknia. «Es que sobre todo sirve para obtener financiación y no la necesitamos con tanto dinero barato dando vueltas». Lo que sí han explorado es la posibilidad de dar entrada a un socio industrial. «Estuvimos tres años en contacto con una multinacional japonesa muy importante, pero no salió adelante. Prefiero eso que dar entrada a un socio financiero como un fondo, que se mueven con horizontes de cinco años».
No es algo que le quite el sueño a Quesada, que ya se ha jubilado y lo ha dejado todo arreglado. «Tengo 67 años y llevo 44 trabajando. Quería dejarlo cuando aún estuviese más o menos cuerdo». A su lado está su hijo Javier, el mediano, que lleva en la empresa desde 2007 y es el director comercial. Se le nota ya muy bregado. Representa a la familia en el consejo de administración, formado por cuatro personas, y apoya al director general en su tarea.
- (Javier Quesada hijo). Desde que entré yo, en 2007, solo hemos encadenado crisis. Estoy hasta el gorro (se ríe). Estudié Empresariales y mi trayectoria se ha centrado en Teknia, si no contamos una pequeña experiencia que tuve antes vendiendo conexiones de internet puerta a puerta (bromea). He estado seis años fuera, primero en Alemania para abrir la oficina de Stuttgart -«aunque no aprendió bien alemán», interviene su padre-, y luego en Estados Unidos. Creo que es bueno tener experiencias fuera de la empresa familiar, como mi hermano pequeño, que después de estudiar ingeniería en Alemania se va a ir a Taiwán. Mi formación es muy endogámica, pero también te permite conocer muy bien la compañía y ver qué se puede mejorar.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión