Sener renueva su cúpula ejecutiva en plena reestructuración de la compañía

La empresa de ingeniería vasca Sener ha comunicado hoy el relevo en su cúpula, en lo que se interpreta como el inicio de una nueva etapa en la compañía, que atraviesa un momento de crisis y que afronta estos días también un proceso de reestructuración que se saldará con la salida de un centenar de empleados. El presidente, Jorge Sendagorta –que permanecerá ligado a la sociedad como presidente de honor-, cede el testigo a Andrés Sendagorta, hasta ahora vicepresidente. Por su parte, Jorge Sendagorta Cudós asumirá el papel de primer ejecutivo y consejero delegado en sustitución de Jorge Unda.

Con estos cambios se produce una renovación de personas en las primeras líneas de responsabilidad corporativa y de gestión, pero la compañía sigue ligada al carácter de empresa familiar que ha tenido desde su origen. Andrés Sendagorta, el nuevo presidente, es diplomado en Dirección General por el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (I.E.S.E Universidad de Navarra y presidente de la Asociación de Empresa Familiar de Euskadi (AEFAME).

Jorge Sendagorta Cudós, el nuevo consejero era hasta ahora y desde 2018 el director general de la división de ingeniería. Es ingeniero industrial por la Escuela Técnica Superior de Ingeniería ICAI con especialidad en Ingeniería Mecánica y cursó un máster en esa misma especialidad en la Universidad de Berkeley, California. Cuenta también con un máster en Administración de Empresas por el IESE.

El relevo se produce en un momento en el que la empresa se encuentra sumida en la negociación de un expediente de regulación de empleo (ERE) de extinción de contratos anunciado el pasado 29 de mayo. Afectará a un máximo de 110 empleados de los 1.600 que la compañía vasca tiene en España –en total suma 2.300 en todo el mundo–. De ese número máximo, 45 despidos corresponderían a las instalaciones que albergan su sede social en Getxo, donde trabajan 380 personas; otros 55 afectados saldrían del centro de trabajo de Sener en la localidad madrileña de Tres Cantos, y 10 más del que la empresa tiene en Cerdanyola del Vallés, en Barcelona. No se verán afectadas por el ERE las instalaciones de la compañía en Arganda del Rey (Madrid), en Valencia y en La Garriga (Barcelona).

La crisis está relacionada con la caída drástica de pedidos que han tenido en los últimos años en las áreas de ingeniería, principalmente de la mano de la paralización de numerosos proyectos internacionales en el sector de la energía, así como de infraestructuras y de construcción naval. La compañía ha estimado, además, que ese sector permanecerá con una baja cartera de pedidos a medio plazo. El proceso de ajuste, sin embargo, no afectará a la división aeroespacial, en la que trabajan unas 700 personas.

La firma no ha desvelado hasta ahora su resultado económico de 2019, aunque todo apunta a que no ha sido positivo. Ya en 2018 experimentó una caída del 95,3% de su beneficio, que se situó en 21,6 millones de euros.