«Estamos inventando el futuro de Michelin en el mundo desde la fábrica de Vitoria»
Advierte de que «un conflicto duro e incomprensible» con la parte social «puede quebrar» la credibilidad en una multinacional
Casi cien días después -97 en concreto- de asumir la dirección de la planta de Michelin en Vitoria, uno de los motores económicos de Euskadi, ... César Moñux atiende a EL CORREO en su primera entrevista al frente de una fábrica que genera el 3% del PIB vasco y emplea a 3.500 trabajadores de manera directa y otros 13.000 indirectos. Todos ellos, dice este ingeniero nacido en Zaragoza hace 52 años, forman la 'familia Michelin', el secreto de éxito de la empresa a su juicio. «El futuro de esta fábrica está en nuestras manos», en las de todos, directivos, trabajadores y representantes sindicales, de los que Moñux reconoce «haber aprendido mucho. Y tenemos que seguir haciéndolo porque hay algunos líderes que son verdaderos defensores de sus trabajadores y de sus derechos».
- ¿En qué momento se encuentra esta planta y qué expectativas tienen para 2022?
- La situación ha mejorado con respecto a los dos años anteriores pero también asistimos a confinamientos en zonas de Asia o al conflicto en Ucrania que desde el punto de vista económico y empresarial tiene impacto en las materias primas. Y los efectos no son solo a corto plazo sino a larga, la crisis geopolítica afecta a los mercados. También el sector del montaje de vehículos sigue tocado. Por todo ello, nuestras expectativas que pasaban por hacer más neumáticos que en 2019, antes de la pandemia, bajan y nos podremos acercar a cifras de 2021 -tanto en neumático de turismo como en rueda gigante para ingeniería civil y minería las producciones subieron un 10% con respecto a 2020-.
- De esa 'tormenta perfecta' que lastra a la economía, ¿cuál de todos sus componentes tiene mayor repercusión para ustedes?
- La crisis de los chips tiene un impacto tremendo porque afecta a los fabricantes de vehículos. También influye la inflación porque supone un enfriamiento de la economía. Este segundo semestre del año no lo veo de pánico y preocupación pero sí con incertidumbre.
- ¿Y lo peor ha pasado o todavía hay amenazas mayores en el horizonte?
- De la crisis covid seguro que ha pasado lo peor. 2020 fue un año terrible, con una crisis diferente a todas las conocidas, por su coletazo en las personas. Había miedo e incertidumbres, asistimos a cierres de plantas no sincronizados, se rompió la cadena de suministros. Ahora la crisis es económica, nos enfrentamos a una inflación importante en muchas materias primas y en la energía. Y los crecimientos son muy inferiores a los esperados.
- En este contexto de dificultad, ¿hay proyectos de ampliación para la fábrica de Vitoria?
- Yo hablaría más de transformación para hacer las últimas gamas, productos diferentes que demanda el mercado. Inversiones en robotización o digitalización para ser más competitivos y aumentar la producción -ahora cifrada en más de 200.000 toneladas-, que eso no significa crecer porque estamos un tanto encajonados en estas instalaciones y me gustaría tener más terreno. También estamos invirtiendo en seguridad y ergonomía, en medio ambiente, en mejorar la calidad de vida en el trabajo.
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60 millones de inversión al año
- ¿Qué cifras manejan?
- Sumando todo, queremos superar este año los 60 millones de euros, que es la media de los últimos ejercicios salvo 2020. Nuestra fábrica de neumáticos de construcción y obras públicas es líder tecnológica del grupo, en turismo somos referente en la industrialización y definición de nuevas gamas. Estamos inventando el futuro de Michelin en el mundo desde la planta de Vitoria.
- ¿Están contratando personal?
- Sí, es por lo que estamos aquí, para crear empleo estable y de calidad. En el último año y medio hemos contratado a 300 trabajadores, de ellos 40 ingenieros. Y desde 2014 se han incorporado 1.200 personas -un tercio de la plantilla actual-, que han empezado un proyecto laboral y personal aquí. Y cuando alguien se pone Michelin cerca del corazón, depende de él hacer toda su carrera profesional en esta empresa.
- El momento actual ¿es de estabilidad en el empleo o hay riesgo de ERTEs o incluso EREs?
- Nosotros tenemos una flexibilidad interna que nos permite no pensar ahora en aplicar esos expedientes a corto plazo para hacer frente a la actual incertidumbre. Ese modelo de trabajo recogido en convenio es acorde a los valores de Michelin donde las personas no son un recurso. Y esto es gracias a la dirección pero también a la parte social, a sindicatos responsables con los que llegamos a acuerdo por ejemplo en flexibilidad. Hay que aprender de algunos líderes sindicales que son verdaderos que son verdaderos defensores de sus trabajadores y de sus derechos
- Hay movilizaciones planteadas por diferentes centrales en Mercedes y los sectores del metal de Bizkaia y Álava. ¿Están tensando la cuerda los sindicatos?
- Sin conocer el detalle, creo que entran dentro de los procesos de negociación de los convenios colectivos. Hay posturas diferentes y el diálogo social está para entenderse. En Michelin no estamos ahora en esa fase, tenemos un convenio vigente.
Absentismo en el 10%
- La conflictividad sindical, ¿puede poner en riesgo la llegada de proyectos o inversiones, sobre todo de multinacionales?
- Prefiero ver el asunto en positivo. Mi preocupación es que esta fábrica siga haciendo neumáticos dentro de diez años. ¿Cómo lo consigo? No olvidemos que esto es una multinacional y necesito asignaciones de producción que se logran con inversiones, credibilidad y resultados. Pero esa credibilidad puede quebrarse porque no hay resultados, porque la dirección no muestra energía, valores y liderazgo, porque no se responde al compromiso exigido o también si hay un conflicto largo, duro e incomprensible.
- El absentismo siempre ha sido un problema de difícil solución para sus predecesores en el cargo. ¿Por qué? ¿Por qué las cifras aquí son superiores a otras plantas del grupo?
- No hay una causa única. Tenemos magnitudes del 10% que pueden ser inferiores. Todos debemos preguntarnos qué podemos hacer y no solo es crear buenas condiciones de trabajo. O implicarnos todos más. También influye la sociedad que estamos creando, la educación que recibimos, el papel institucional...
- ¿Forma parte esta planta de Vitoria de algún PERTE?
- No, pero no por falta de voluntad. Esta forma de instrumentalizar los Fondos Next Generation de la UE tienen unos mecanismos complejos. No hay PERTEs para las inversiones de transformación de nuestras fábricas en Vitoria para robotización o digitalización por ejemplo. Y además tenemos en la cabeza la cifra de 140.000 millones que había que haberse gastado entre 2021 y 2023 y solo han salido a licitación menos de 20.000 millones y se han adjudicado aún menos.
- ¿Deberían las administraciones cuidar más a la industria de la automoción?
- Yo creo que la sociedad, con administraciones, empresas y personas, ha de ser consciente de lo que supone este sector para la economía de Álava y Euskadi. Trabajar en la industria puede ser pesado y exigente pero a cambio da un empleo estable y permite crear un proyecto personal y profesional. Hay que cuidar eso y saber lo que tenemos.
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