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Un operario en la fábrica de Mercedes.
La industria vasca trata de recuperar una actividad mínima con fuerte oposición sindical

La industria vasca trata de recuperar una actividad mínima con fuerte oposición sindical

Algunas empresas, como es el caso de Mercedes, necesitan asegurar antes el suministro de componentes

Manu Alvarez

Bilbao

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Miércoles, 1 de abril 2020, 11:43

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Arrancar al ralentí o intentar hacerlo en medio de una clara oposición sindical. Esta es la situación que presenta una parte de la industria vasca, después de que el Gobierno central haya relajado las condiciones del parón que había decretado el domingo, después de hacer una interpretación flexible que permite a las empresas recuperar algo del pulso perdido. Pese a ello, la dirección de la práctica totalidad de las empresas traslada su sensación de inseguridad, sobre todo en el ámbito jurídico, ya que la legislación, las órdenes ministeriales y las recomendaciones del Gobierno vasco son extraordinariamente ambiguas. Una indefinición, probablemente intencionada para evitar posturas concluyentes, que sitúa a las empresas ante la tesitura de adoptar decisiones.

Algunas empresas siderúrgicas, como es el caso de Tubacex y Tubos Reunidos, han iniciado en la mañana de hoy algunos trabajos, después de que tanto el Gobierno central como el Gobierno vasco hayan considerado que ese sector es «imprescindible». El corte de la producción había generado un auténtico descalabro en el sistema nacional de producción y regulación de la electricidad.

Para otras el problema es la indefinición legal, tanto de lo que se considera «producción imprescindible» como de sus lazos con los sectores que se han calificado como "esenciales". Las manifestaciones de la ministra Nadia Calviño, realizadas a título de «ejemplo», situó como producción imprescindible aquella necesaria para evitar la «pérdida de mercados o clientes» en las empresas que exportan. Un ámbito que afecta a muchas empresas vascas pero que, al mismo tiempo, buscan ahora algo más de seguridad jurídica para poner en marcha su maquinaria. Algunas compañías de bienes de equipo y de bienes intermedios del País Vasco sufren en estos momentos enormes presiones por parte de sus clientes, bajo la amenaza de cancelación de los contratos de suministro si incumplen las fechas pactadas.

Otras se están encontrando con problemas más complejos. Es la situación, por ejemplo, de la factoría de Mercedes en Vitoria, que está analizando las posibilidades de iniciar una tímida producción de furgonetas –el Gobierno vasco considera que es un sector indispensable-, pero tratando de asegurar que sus proveedores globales están en disposición de mantener el flujo de piezas. Además, la empresa, al igual que la mayoría de las compañías del País Vasco, quiere mantener un diálogo con los representantes sindicales para consensuar esa especie de «servicios mínimos», con garantías de que no se va a detener en los próximos días la producción. Por último, todo ello está también condicionado a que las factorías consigan adquirir los elementos de protección que necesitan y que han recomendado los protocolos de actuación del Gobierno vasco para la industria.

Hay otro importante colectivo de empresas que habían optado por un cierre total y lo van a mantener al menos durante algunos días, porque prefieren optar por esta situación de letargo que reiniciar la actividad cargados de incertidumbres. Las hay también, como ha ocurrido en el caso de la ACB de Sestao, que han mantenido la producción hasta ahora pero que cierran por problemas de mercado -no tiene pedidos- después de haber fabricado los últimos compromisos que tenían con sus clientes.

En la vertiente sindical, ELA y LAB han emitido un duro comunicado, en este caso dirigido al delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, el que protestan por los bandazos que está dando la Administración en torno a la actividad industrial y defiende que sólo se mantenga aquello que se considera «esencial» y garantizando también las debidas medidas de protección. Ambos sindicatos aseguran también que el gabinete del lehendakari Iñigo Urkullu se ha puesto «del lado de la patronal Confebask.

UGT apuesta por más flexibilidad "con seguridad"

También entre las fuerzas sindicales hay grandes diferencias de matiz. Así, la Federación de Industria de UGT de Euskadi ha hecho público un comunicado en el que reclama al Gobierno una modificación del decreto aprobado el domingo para permitir aún más flexibilidad. UGT señala que el ejemplo a seguir “son las empresas que están al 100% de su producción, Artiach o Bandas de Etxebarri que siguen adoptando las medidas de protección necesarias ante el COVID-19”. En opinión de este sindicato y en relación a las compañías que buscan ahora recuperar una parte mínima de su actividad deberían fijarse en el modelo de protección que éstas han adoptado para imitarlo.

En opinión de UGT ha que garantizar la salud de los trabajadores en primer lugar pero también evitar “un daño innecesario y poder reactivar de forma más rápida su puesta en marcha, una vez remita la crisis sanitaria por el COVID19. Pese a ello, esta organización critica la “improvisación” con que se ha gestionado la parada de actividad.

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