Iberdrola cobrará 1.100 millones de euros y dejará de ser accionista de Siemens Gamesa

Llegó la paz a cambio de dinero. Hacía ya meses que todos los analistas apuntaban a un acuerdo de este tipo como única salida para deshacer la guerra que, a fuerza de incentivarse, llevaba camino de hacer dado a Siemens Gamesa. La existencia de negociaciones era pública desde el pasado 20 de enero, cuando Iberdrola y Siemens Gamesa solicitaron en un Juzgado de lo mercantil de Bilbao la paralización de un juicio que debía celebrarse al día siguiente. En ese juicio se debía ver una demanda de la eléctrica vasca, que consideraba que la multinacional germana estaba entorpeciendo el funcionamiento normal del consejo de administración. Semanas atrás Iberdrola había ganado otra batalla judicial, después de conseguir que otro juzgado reconociera que la dirección de Siemens Gamesa estaba ocultando información relevante al consejo. En concreto, las características de los principales contratos de ventas de aerogeneradores que firmaba la compañía. El acuerdo sellado ayer establece también que el consejero que representaba a Iberdrola en la compañía -hay otros independientes también de la órbita de la eléctrica vasca– abandonará de forma inmediata el consejo de la empresa.

El acuerdo abre ahora otros frentes. Iberdrola deshace su matrimonio pero nada se sabe en torno al futuro del resto de accionistas minoritarios –el 23% de las acciones circula libremente en Bolsa–, ya que la CNMV debe aclarar ahora si obliga a Siemens a lanzar una oferta sobre el 100% de las acciones de Siemens Gamesa. La multinacional alemana quería evitarlo y no es descartable que haya sondeado ya al regulador bursátil español. Ayer descartaba esta OPA.

Por otra parte, Iberdrola actuaba como garante de los acuerdos de fusión entre la división eólica de Siemens y Gamesa, que entre otras cosas incluía un compromiso de mantenimiento de un elevado componente de compras en el País Vasco. Ese acuerdo también incluía el compromiso de mantener la sede social y el cuartel general de la compañía en el País Vasco. De momento, Siemens se ve liberada de esos compromisos aunque tampoco ha mostrado hasta ahora intención alguna de mover la sede.

Las dudas sobre el mantenimiento de la sede en el País Vasco, el nombramiento de nuevos directivos y el flujo de información en el consejo de administración habían marcado, precisamente, las discrepancias entre Siemens e Iberdrola. La firma germana, sin embargo, siempre ha contado con el respaldo del Gobierno vasco y en especial de la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia. La consejera siempre se ha mostrado convencida de que Siemens cumpliría su promesa de mantener la sede en Euskadi.

Puestos a hacer de la necesidad una virtud, Siemens hizo público ayer un comunicado en el que da a entender, sin medias tintas, que el futuro de Siemens Gamesa será mejor sin Iberdrola en su accionariado, gracias al aumento de la colaboración de Siemens con su fililal, indicaba la multinacional germana, «se podrán conseguir ahorros adicionales de hasta 100 milloners de euros al año».

La rentabilidad de la empresa va a necesitar de esos ahorros y probablemente de muchas cosas más. En una conferencia de prensa celebrada ayer, el consejero delegado de la empresa, Markus Tacke, se mostró confiado en que la rentabilidad de Siemens Gamesa mejorará en los próximos meses, como fruto de la recuperación del mercado en buena parte del mundo y también de los márgenes. «Comenzamos a ver la luz al final del túnel en términos de rentabilidad», comentó el director financiero de la compañía David Mesonero. El mercado bursátil, pese a las cifras, ha recibido con un cierto optimismo los últimos datos de la compañía. Sus acciones marcaron al finalizar la jornada una revalorización del 3,95%.