La crisis provoca una sangría de resultados en los fabricantes vascos de tubos de acero

Tubos Reunidos arrastra una prolongada crisis desde hacer varios años -en 2019 ya había perdido 41,5 millones-, que se ha agravado en el último ejercicio como consecuencia del parón que han sufrido las inversiones en los sectores ligados a la energía y el petróleo para los que trabaja la empresa. Sus ventas alcanzaron los 241,7 millones de euros con un descenso del 15% sobre el ejercicio de 2019. La compañía, que ha solicitado el rescate del Estado para poder implementar su nuevo plan estratégico, ha optado por realizar una 'limpieza' de su balance con unas minusvalías en sus activos por valor de 100 millones de euros. Cifra que se ajusta al resultado final del ejercicio, que en su vertiente operativa ha podido utilizar el colchón de los ERTE.

La empresa ha mostrado su confianza en que el nuevo plan, centrado en ampliar sus mercados y en avanzar hacia productos de mayor valor añadido en detrimento del volumen de ventas, permita una recuperación a partir de este año. Entre los elementos que marcan su nueva estrategia está la de buscar una menor exposición al mercado estadounidense, donde se mantienen de momento los aranceles, al que destinaba algo más del 40% de sus ventas totales. En la actualidad esas ventas se sitúan en torno al 25%. Pese a ello reconocen que comienzan 2021 «con una cartera de pedidos débil».

Por su parte, las ventas de Tubacex cayeron casi el 22% el pasado año, para situarse en 480 millones de euros. Fruto de ese brusco descenso la empresa cerró el ejercicio con unas pérdidas de 25,3 millones de euros, frente al beneficio de 11,1 millones contabilizado en 2019.

El parón en la actividad y el hundimiento del precio del precio del petróleo a lo largo del pasado año, sector al que va dirigida una parte de la producción de esta empresa, rompieron la tendencia positiva que se había registrado en la compañía en los primeros compases del año. El resultado negativo, según la empresa, estuvo condicionado también por una dotación extraordinaria de 20,3 millones de euros cuyas características concretas la compañías no ha explicado. Con ello, el resultado operativo en el ejercicio fue moderamente negativo y su ebitda se situó en 38,1 millones de euros, lo que supone un descenso del 43,2% en comparación con el ejercicio anterior.

En su comunicación de resultados, la empresa incide en el proceso de ajuste de plantilla que inició a finales del pasado año y que pasaba por una reducción del 20% de los empleos del grupo, unas 600 personas. «Esta reestructuración se encuentra ya muy avanzada -indica el consejero delegado, Jesús Esmorís- y está pendiente únicamente del ajuste de las plantas españolas». La compañía busca un ahorro anual y recurrente de 30 millones de euros en sus costes laborales, operación que forma parte también de un plan para reforzar la estructura financiera y nuevos esfuerzos en el área comercial.

En la actualidad, las dos plantas del grupo en Euskadi, ubicadas en Llodio y Amurrio, se encuentran prácticamente paralizadas a consecuencia de la huelga indefinida convocada por los sindicatos. El paro se ha realizado como medida de presión en el proceso de negociaciones del ERE que ha presentado la compañía y que persigue la salida de 150 trabajadores de ambas instalaciones.