La fuerte división entre los socios del IMQ cuestiona la continuidad de la cúpula directiva
El consejo de administración del holding se reunirá el próximo lunes en un ambiente de máxima tensión
Hace ya meses que las aguas internas del IMQ, la principal aseguradora de salud del País Vasco, bajan revueltas. La tensión entre sus socios -1. ... 144 médicos- ha ido en aumento; los problemas, lejos de solucionarse, se han acentuado; y la división ha llegado hasta el consejo de administración del holding, el que gobierna la Sociedad de Médicos, hasta el punto de que ha tomado cuerpo la exigencia de un relevo en la cúpula directiva. Un amplio sector del accionariado -dividido en torno al futuro que debe seguir la empresa- ha coincidido sin embargo en señalar al actual director general de la compañía, Miguel Ángel Lujua, como «una fuente de problemas y no de soluciones».
El consejo de administración de la sociedad que actúa como cúpula de grupo se reunirá el próximo lunes en un ambiente de máxima tensión. Buena parte de sus miembros se reunieron ya en la tarde del miércoles en un encuentro informal en el que, aseguran fuentes consultadas por EL CORREO, quedó claro el deseo de un «cambio de rumbo». Las mismas fuentes apuntan a que el presidente de la compañía, Pedro Ensunza, que hasta ahora ha apoyado sin reservas la gestión de Lujua, también ha mostrado su disposición a abandonar el cargo.
Intento de venta
Los primeros problemas en el seno del IMQ -no serían los últimos- saltaron a la luz pública a finales del pasado mes de mayo, cuando un nutrido grupo de accionistas creó la plataforma PAI. Está formada por los médicos de mayor edad, algunos de ellos ya retirados del ejercicio profesional, que reclaman la posibilidad de vender libremente sus acciones. Los estatutos de la sociedad permiten al IMQ tener derecho de tanteo sobre esas acciones y adquirirlas a un precio 'supuestamente razonable', que está muy alejado del valor contable y lógicamente también del que se puede obtener en el mercado en determinadas condiciones. En la actualidad, cada médico puede vender su paquete de 1.000 acciones a la sociedad por un precio de 99.000 euros. Según este colectivo, que ha contratado los servicios del despacho Garrigues y de la banca de negocios Arcano, su valor en una venta a otra aseguradora puede alcanzar tres o cuatro veces esa cantidad.
Junto a ese movimiento surgió también otro colectivo, el de los denominados 'médicos jóvenes', que se opone frontalmente a la entrada de otros accionistas en el grupo. Estos contrataron los servicios de la firma de abogados Barrilero para iniciar su propia batalla y reclamar también presencia en el consejo de administración.
El consejo había respaldado hasta ahora a Lujua pero, aseguran, la relación se ha deteriorado
Lujua, que llegó a la dirección del IMQ en 2015, ha hecho durante estos años una brillante gestión económica, que ha permitido a la compañía alcanzar una facturación consolidada anual de 290 millones de euros, con un beneficio neto de 20 millones y unos fondos propios acumulados de 177. Pero en el seno de la compañía se vive un claro conflicto de intereses. Esos 1.144 socios son al mismo tiempo accionistas y proveedores o empleados, posiciones ambas que no siempre casan bien. Su particular estilo de gestión -le acusan de ser muy personalista y un tanto «arrollador»- parece que no ha contribuido a pacificar la vida interna, sino más bien a todo lo contrario. «IMQ se había convertido en los últimos meses en una bomba de relojería, que podía estallar de forma incontrolada», aseguran desde la cúpula del grupo.
Pérdida de apoyo
El pasado mes de mayo, cuando surgió con fuerza el movimiento que trataba de buscar un socio para permitir que buena parte de los actuales accionistas pudiesen vender libremente sus acciones, el consejo de administración actuó como una piña en torno al director general. Hubo cierre de filas. Sin embargo, apuntan fuentes del consejo de administración del IMQ, durante este tiempo la distancia ha crecido «y el director general ha asumido algunos compromisos y se ha arrogado algunas competencias que no le corresponden. Competencias que son de los dueños del grupo, no de los gestores», aclaran.
El pasado mes de octubre el consejo decidió crear una comisión de trabajo para reunirse con todas las facciones de accionistas y encontrar una vía de solución para facilitar un acuerdo mayoritario entre los médicos, que pueda satisfacer a todas las partes. Lujua, señalan fuentes del consejo, fue apartado de esa comisión que cuenta con el asesoramiento profesional del abogado Pedro Chacón.
«Esas conversaciones -apuntan las mismas fuentes- han sido fructíferas porque al menos se ha reducido el enfrentamiento y existe la voluntad de llegar a acuerdos». Pero, de forma casi paralela, añaden, ha aumentado la tensión y el distanciamiento de Lujua con el consejo del holding -compuesto en su totalidad por médicos en ejercicio-, hasta el punto de que las diferencias se plantean ya como irreconciliables.
En su contexto
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1.144 accionistas tiene la sociedad holding que controla el grupo IMQ. Todos ellos son médicos en activo o ya jubilados, entre los que han surgido fuertes diferencias en torno a las fórmulas para favorecer la rotación de socios o la libre venta de las acciones.
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El consejo. El consejo de administración se reunirá formalmente el próximo lunes, aunque ya lo hizo de manera informal el pasado miércoles con el objetivo, aseguran, de pactar un relevo en el equipo directivo. Ayer, 8 de sus 10 miembros firmaron una carta que entregaron al presidente y cuyo contenido no ha trascendido.
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44% de los accionistas del IMQ ya no son médicos en activo y constituyen un poderoso grupo de presión que, aunque sin mayoría, condiciona el futuro de la compañía. La mayor parte de ese grupo lo forman profesionales jubilados -también hay algunos herederos-, para quienes estas acciones son buena parte de su ahorro.
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BBK. Miguel Ángel Lujua mantuvo conversaciones muy avanzadas con la Fundación BBK, de cara a propiciar su entrada como accionista del IMQ, previsiblemente a través de Igualmequisa, la sociedad que actúa como cabecera de gestión del grupo. Al parecer, BBK veía con buenos ojos la operación.
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