«Las empresas se van cuando se obstaculiza su crecimiento»
Defiende que Europa debe impulsar la innovación desde la infancia y unir fuerzas para competir con China y Estados Unidos
«La innovación tecnológica puede aportar soluciones para los grandes retos que afronta la humanidad, desde la energía sostenible o la sanidad hasta el cambio ... climático». Por eso, Martin Kern, director del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT), apuesta por unir fuerzas entre los diferentes polos de innovación del continente y lograr así que las ideas que surgen se consoliden en proyectos empresariales escalables.
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La institución que dirige se ha convertido en el mayor ecosistema de innovación de Europa y ya ha logrado que de los más de 200 centros tecnológicos con los que trabaja, hayan salido 5.600 empresas. «Siete de ellas se han convertido en unicornios», comenta con orgullo Kern en San Mamés, donde la semana pasada el EIT organizó la penúltima jornada de Innoveit, un evento que se ha desarrollado en diez ciudades europeas y que culminará mañana en Bruselas con la ceremonia de entrega de sus premios anuales.
- Han invertido 217 millones en España, pero ninguno de los unicornios -empresas cuya valoración supera los mil millones de dólares- es español.
- De momento no. Pero España tiene un ecosistema vibrante. No solo en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, sino también en regiones como el País Vasco, donde nuestra división de fabricación cuenta con una base importante. Es cuestión de tiempo que nazca alguno.
- En Euskadi, como en muchas otras zonas, el tejido industrial está compuesto sobre todo por pymes. ¿Es un impedimento?
- No. Es magnífico tener una industria enraizada que crea empleo. Y, además, muchas de las empresas con mayor crecimiento son 'startups' medianas y pequeñas. La clave es contar con tecnología punta capaz de liderar nichos a nivel mundial. Muchos de los unicornios comenzaron de esta manera.
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- Pero no parece que seamos capaces de escalar hasta ese tamaño. ¿Cuáles son las trabas?
- Primero la financiación, el acceso a capital. Luego el talento. Y, finalmente, un mercado limitado que obliga a buscar oportunidades fuera. Pero, si una empresa cuenta con una buena idea y una visión global, puede superar estas barreras. De todas formas, ser pequeño y ágil no tiene por qué ser una desventaja.
- ¿Qué pueden hacer regiones como Euskadi para prevenir que los emprendedores y las empresas punteras se marchen?
- Hace falta un entorno adecuado en el que encuentren lo que necesitan de forma local y con ayudas suficientes como para que no sientan que tienen que marcharse a otro lugar. Las empresas se van cuando se obstaculiza su crecimiento.
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- ¿Está quedando Europa rezagada frente a EE UU y China?
- Es difícil dar una respuesta general. Pero es cierto que debemos mejorar la capacidad de innovar y acelerar la velocidad con la que llevamos las ideas al mercado. En los ránkings globales, Europa no está donde le corresponde por su desarrollo científico. Nosotros tratamos de crear ecosistemas de innovación en los que emprendedores, empresas y universidades trabajen juntos para acelerar estos procesos y crear una Europa más fuerte.
- Pero parece que nos conformamos con liderar sectores como el de la sostenibilidad, obviando otros clave.
- No estamos centrándonos en un solo ámbito. De hecho, tenemos identificados nueve retos globales, desde la digitalización hasta el alimentario, para los que buscamos innovaciones. Es cierto que el cambio climático y la energía quizá sean los más importantes para todo el mundo, y por eso vemos más esfuerzo en esas áreas. Por ejemplo, una de las empresas que apoyamos desde su infancia, Northvolt, está fabricando en Europa las baterías más limpias, y son competitivas frente al resto.
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«La globalización no tiene marcha atrás. Erigir barreras solo sirve para frenar la innovación»
El mundo pospandemia
La interconexión
- Ahora se menciona mucho la autosuficiencia. ¿Ha muerto la globalización?
- No. El mundo continúa estando extremadamente interconectado. No solo en términos comerciales, también en los retos a los que nos enfrentamos, como el cambio climático, a los que ningún país puede dar respuesta de forma individual. De nada sirve que un solo país alcance la neutralidad de carbón. Es cierto que la pandemia y la guerra de Ucrania han provocado graves roturas en la cadena de suministros y han dejado en evidencia algunas dependencias excesivas, pero no hay marcha atrás. Es más, la pandemia también ha dejado en evidencia lo positivo de la globalización: las vacunas se han desarrollado y producido en diferentes partes del mundo, han demostrado el poder de la innovación, y han salvado millones de vidas. Erigir barreras solo sirve para frenar la innovación.
- ¿Estamos creando talento para sustentar esta innovación?
- Ese es un problema y se tiene que solucionar a través del sistema educativo. Hay que incentivar que los niños se interesen por la tecnología y el emprendimiento. Sobre todo entre las mujeres. Por eso, en Bilbao hemos dedicado el congreso al emprendimiento femenino. Se está avanzando mucho, pero hace falta un esfuerzo constante porque no podemos permitirnos prescindir del talento de la mitad de la población.
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- ¿Cuáles son las áreas que definirán el futuro?
- La tecnología profunda, como inteligencia artificial, computación cuántica o robótica, pero también elementos en los que el País Vasco apuesta con fuerza, como el hidrógeno verde, tienen el potencial de cambiar el mundo.
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