Prevenir y denunciar

Según el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, una de cada tres violaciones denunciadas en España podría haberse cometido con la víctima en estado de sumisión química. Es decir, con la voluntad total o parcialmente anulada debido al consumo de alcohol o drogas, a veces elaboradas a partir de fármacos. En realidad, esa cifra es una estimación -a la baja- más que un dato real, porque en muchos casos las pruebas que confirmarían el uso de narcóticos que causen este efecto no se realizan a tiempo. Para cuando la víctima recupera la consciencia, se hace una composición de lugar y acude al hospital, ya es tarde para detectar algunas sustancias en los análisis de sangre u orina.

«Se trata de uno de los delitos menos denunciados y más difíciles de probar porque casi podríamos decir que es el crimen perfecto. Son drogas inoloras, incoloras e insípidas, de modo que las puedes ingerir sin percibirlas en absoluto. Como anulan o limitan la voluntad, la víctima se muestra desinhibida, por lo que no se opone. Además, al no resistirse es muy posible que la agresión se haga sin dejar marcas en el cuerpo, lo que dificulta la denuncia. Por último, causan amnesia o lagunas mentales que impiden saber con certeza qué ha pasado y, encima, sólo son detectables durante un corto período de tiempo», resume Ane Fernández de Arbina, directora ejecutiva de Alba Biotech, una 'startup' vitoriana que desarrolla productos para detectar estas sustancias antes de ser consumidas. Es decir, que evitan los casos en los que el agresor no sólo se aprovecha de su consumo (como puede ocurrir con el alcohol), sino que es él quien las proporciona de manera inadvertida para la víctima.

Lo más frecuente es que esto ocurra en entornos festivos y las sustancias sean consumidas mezcladas con alguna bebida aprovechando un descuido, por lo que, ahora mismo, la única prevención posible es no perder de vista nuestra consumición y, quizá, taparla con una servilleta. Nada cómodo ni infalible, vamos. De hecho, para ponerlo algo más fácil ya hay locales en los que las bebidas se sirven en vasos que llevan un precinto de papel que se puede quitar totalmente o sólo perforar con una pajita.

Para poder ser más precavidos, Alba Biotech ha diseñado unas tiras reactivas que, una vez sumergidas en una bebida en la que alguien haya echado estupefacientes, tardan apenas unos segundos en cambiar de color y evidenciar «con una fiabilidad del 99%» la presencia de la droga. «Es algo fácil de llevar encima, fácil de usar discretamente y, sobre todo, fácil de interpretar. Cuando vimos que había una necesidad que podíamos cubrir tuvimos también muy claro que tendríamos que ofrecer algo que aunara la seguridad con la practicidad y la inmediatez», destaca Fernández de Arbina. Ventajas a las que habría que añadir una más, nada desdeñable, por cierto; la persistencia del marcador dura más de 24 horas, lo que permite probar y, por tanto, denunciar.

La firma espera iniciar su comercialización -bajo el nombre de Test4Safe- a finales de este año o comienzos del que viene. El principal canal de venta será a través de su adquisición en farmacias, aunque también esperan tener entre sus clientes algunas administraciones y empresas. «Dado que es un producto vinculado a la prevención y a la seguridad creemos que habrá ayuntamientos posicionados contra la violencia machista y marcas concienciadas con el consumo responsable de bebidas alcohólicas que estarán interesados en repartirlas en los eventos, como conciertos o festivales, que organicen o patrocinen», señala la directora ejecutiva de Alba Biotech.

La firma tiene abierta una ronda de financiación de 125.000 euros que le permitirá iniciar la producción de los test y lanzar una campaña de marketing además de continuar la investigación, algo imprescindible para garantizar que la solución es válida frente a la aparición de nuevos narcóticos. Para lograr los recursos necesarios acudirá la semana que viene, los días 18 y 19, a B-Venture, el evento de 'startups' organizado por EL CORREO con el patrocinio del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco, la agencia de desarrollo SPRI, la Diputación foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao. Y la colaboración de BStartup de Banco Sabadell, BBK, Laboral Kutxa, CaixaBank, BBVA y la Universidad de Deusto.

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