Abrumadora mayoría en IMQ a favor de la venta de acciones a Adeslas

El acuerdo pone fin a tres años de intensos enfrentamientos en el seno de esta empresa, ante la presión de un elevado número de médicos ya jubilados o a punto de pasar a ser pensionistas para poder vender sus acciones a un precio de mercado. Una opción que hasta ahora los estatutos de IMQ impedían y que el anterior consejo de administración trato de impedir hasta que la marea de socios dispuesto a la venta fue imposible de contener. La presidenta del grupo, Beatriz Astigarraga, artífice del proceso que ha normalizado la vida interna de la compañía y que ha permitido encontrar una solución que contente a la mayoría de los accionistas, no ha podido presidir la junta extraordinaria. Aquejada de covid ha decidido respetar el confinamiento y ha sido el videpresidente primero, Luis María Guevara, el encargado de presidir la reunión.

Los accionistas han respaldado la modificación de estatutos para que pueda entrar Adeslas, al tiempo que también han dado su aprobación a las numerosas condiciones que tiene el principio de acuerdo al que habían llegado los responsables de esta aseguradora -propiedad de Caixa y de Mutua Madrileña- con el consejo de administración de IMQ.

¿Cuántas acciones comprará Adeslas? No se sabe en estos momentos. La respuesta es tan contundente como indefinida en sus pequeños detalles: todas las que los accionistas actuales quieren venderle, desde ahora hasta 2043. Quienes deseen vender cobrarán 255.000 euros por cada paquete de 1.000 acciones, el mínimo que estaban obligados a tener para formar parte del cuadro médico de la aseguradora y actuar por tanto como proveedores de servicios en el grupo. Fuentes de la compañía aseguradora apuntan a que la venta se prevé masiva, ya que en torno a un 50% de los accionistas están ya jubilados y para ellos las acciones son un en estos momentos un mero producto financiero. Adeslas mantendrá su oferta durante los próximos tres años y a partir de ese momento el precio se corregirá, al alza o a la baja, en función de los resultados que obtenga la aseguradora. La primera compra se realizará antes de que termine el año 2022, ya que antes es necesarios cumplir algunos trámites. Entre ellos la autorización de la Dirección General de Seguros y de las autoridades de Competencia, aunque no se espera que haya problemas en esa fase.

Con la decisión adoptada por los accionistas se termina un conflicto que fue creciendo en tensión y que estalló cuando los accionistas dispuestos a reclamar libertad para una venta de las acciones a precios de mercado decidió organizarse. Nació entonces la asociación PAI, formada por unos 300 médicos, cuya estrategia de presión a los órganos de gobierno de IMQ se ha visto culminada por el éxito ya que han cumplido el objetivo que perseguían: vender y a un precio elevado. Fuentes de esta organización han señalado su reconocimiento al trabajo realizado pro el actual consejo de administración, presidido por la doctora Astigarraga, «que ha conducido este difícil proceso hasta su culminación con un rotundo éxito. Han sido unos años difíciles y de enorme dedicación para tratar de convencer a los accionistas de las bondades de la operación para todos».

El principal grupo que se había opuesto hasta ahora a dejar IMQ en manos de otra compañía, la asociación Ademi, ha llegado a aceptar que las condiciones ofertadas son aceptables, aunque ya ha lanzado una campaña para que sus asociados no vendan a corto plazo. «Al menos durante tres años se mantendrá el precio, así que se puede esperar», ha señalado a EL CORREO un miembro de esta asociación. La razón estriba en que Adeslas necesitaría superar el 80% del capital para tomar decisiones unilaterales sobre algunas cuestiones estratégicas, como el cambio de domicilio social o la venta de la clínica de Zorrozaurre.

Entre los compromisos asumidos por Adeslas, aunque supere el control sobre el 51% del capital social figuran el mantenimiento de la sede social en Bizkaia, la preservación del modelo asistencial con médicos de familia -una singularidad de la aseguradora vasca-, el mantenimiento del actual cuadro médico y los baremos de remuneración así como las aportaciones futuras al Montepío, la entidad que gestiona el fondo de pensiones de una parte de los accionistas y también de los empleados de IMQ.