Las empresas de la siderurgia vasca se refugian en los ERTE ante la convulsión del sector
El exceso de producción, una competencia global sin tregua y los costes energéticos fuerzan a las compañías a solicitar esta herramienta preventiva
Sergio Llamas
Lunes, 7 de julio 2025, 00:33
La industria vasca del acero se ha refugiado en los ERTE para obtener oxígeno. El sector siderúrgico ha acudido en masa a los Expedientes de ... Regulación Temporal de Empleo para tener a mano una herramienta con la que poder rebajar su intensidad de fabricación ante una previsible caída de pedidos. Con esta fórmula quieren protegerse frente a un negocio asfixiado por un exceso de producción que ha elevado la competencia en todo el mundo, una descarbonización impuesta y sometida a unos altos costes energéticos, y unos aranceles estadounidenses del 50% que han obligado a reordenar los mercados internacionales.
Los efectos ya son visibles. Esta misma semana Tubos Reunidos ha anunciado esta medida para los 850 empleados que tienen en su planta de Amurrio mientras que la catalana Celsa, con 500 trabajadores entre Nervacero y Laminaciones Arregui que ya tienen aplicado un ERTE hasta abril de 2026, ha reconocido unas pérdidas de 281 millones y su fracaso en las negociaciones iniciadas con la inversora industrial CriteriaCaixa para darle entrada en su capital.
La situación no es dramática, pero sí pide cautela. Esta semana ArcelorMittal retiró el ERE (Expediente de Regulación de Empleo) que amenazaba despidos en el centro navarro de Legasa y en el alavés de Agurain, aunque la empresa no descarta recuperar esta vía para la primera planta. «La situación del mercado del acero en Europa sigue siendo muy difícil por todas las importaciones que llegan de fuera y que siguen creciendo», alertan.
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En las plantas de Olaberria -para la construcción- y Sestao -con acero de bajas emisiones- son más optimistas «porque mantienen una cartera de pedidos que les permiten seguir trabajando», pero a finales del año pasado ya presentaron un ERTE que incluye a las instalaciones de Etxebarri, que hace hojalata, y que estará en vigor hasta finales de año por causas productivas. Allí alegan la caída de la demanda en la automoción y las incertidumbres del mercado.
Medida «sistemática»
La noticia del ERTE en Tubos Reunidos no sorprende, porque estas medidas ya se vienen aplicando «sistemáticamente» desde hace tiempo. «Lo veíamos venir porque la empresa los lleva presentando -aunque no siempre terminan aplicándose- durante los últimos años y el que estaba en vigor terminó en diciembre del año pasado», recuerda el portavoz del sindicato ELA, Iñaki San Andrés. Admite que en este caso no ve «una problemática inmediata, sino un tema preventivo», ya que se mantiene la carga de trabajo y no aprecian peligros especiales, aunque la reunión para justificar el ERTE se producirá mañana. «Entonces veremos», añade.
De momento, Tubos Reunidos ha señalado a EL CORREO que «la situación geopolítica y el actual impuesto arancelario está impactando en los mercados y causando un descenso en los pedidos, con la previsión de que todavía se recrudezca». Una amenaza que le está obligando a adaptar su estrategia «para minimizar el impacto industrial y social y favorecer la sostenibilidad de la compañía».
Éste es un objetivo para el que también depositan sus esperanzas en el Plan de Industria del Gobierno vasco. «Ayudará a la industria a crecer y a hacer frente a momentos complejos como los actuales, pero también habría que promover iniciativas que busquen reducir el precio de la energía a grandes consumidores finales para estar al nivel de otros competidores europeos», alegan.
Peso de la deuda
Garantizar un suministro energético asequible también encabeza las preocupaciones en Celsa, así como la sobrecapacidad de producción mundial, la política arancelaria de Trump y una protección eficaz por parte de Europa frente a las importaciones del extranjero. Esta semana la compañía catalana presentó sus cuentas, con unas pérdidas de 281 millones de euros.
El secretario del sector siderometalúrgico de UGT Fica, Raúl Cueto, destacó que el grupo al frente de Nervacero y Laminaciones Aguirre cuenta con pedidos de trabajo estables y plantas que funcionan, pero sufre el peso de una gran deuda. Según recogió la empresa en una nota, valor neto se ha reducido un 48% desde noviembre de 2023 hasta abril de 2025, bajando desde los 3.698 millones hasta los 1.896.
«Están manteniendo el compromiso de empleo, más allá de que en algunos casos se pueda optar por no cubrir las jubilaciones, pero el ERTE temporal que se aplica ante las caídas de carga es similar al que se aplica en otras empresas del sector», tranquiliza Cueto. El sindicalista de UGT advierte que las instituciones tienen que implicarse en el mantenimiento de estas industrias que garantizan un empleo de calidad y que ayudan a mejorar el PIB de los territorios. «Necesitamos crecer y que lleguen buenas inversiones», reclama.
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