«Las empresas y países, cuando juegan a la defensiva, desintegran su economía»
Los sectores eléctrico, de automoción, metal y defensa alertan sobre el impacto que ya tiene la geopolítica en la industria vasca
Sergio Llamas
Jueves, 9 de octubre 2025, 21:10
La industria vasca ha conseguido poner en valor su peso en el mundo, pero éste también ejerce una presión cada vez mayor en la economía local. Para abordar esta realidad, EL CORREO, en colaboración con EY, celebró ayer un encuentro en el hotel Carlton de Bilbao que reunió a cuatro grandes empresas representativas del sector de la energía, la automoción, el metal y la defensa, en una cita que llevó por título 'Geopolítica y su impacto en la industria vasca'.
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El horizonte industrial vasco
El director ejecutivo de estrategia de SAPA, Raül Blanco; la presidenta de la Federación Vizcaína de Empresas del Metal, Begoña San Miguel; la directora de desarrollo corporativo en CIE Automotive, Lorea Aristizabal; y el CEO de Ormazabal, Jorge González, compartieron su visión a futuro en torno al impacto de la administración Trump, la estrategia de descarbonización europea, la aparición de conflictos bélicos, la fragmentación del mundo en bloques hegemónicos y los desafíos impuestos por una industria asiática que amenaza la competitividad de toda la UE.
En un debate moderado por el periodista Lucas Irigoyen, los cuatro intervinientes compartieron la idea de que es necesario pasar a la acción. «Si analizas un poco la historia, tanto los imperios, los países y las empresas, cuando empiezan a jugar a la defensiva, eso supone el primer síntoma de la desintegración de su economía», señaló González.
El CEO de Ormazabal recordó que el 85% de la industria manufacturera de equipos del sector eléctrico español se ubica en Euskadi, fruto de una clusterización que recoge en suelo vasco todos los eslabones de la cadena de valor. «Si fuéramos americanos diríamos que aquí tenemos el 'Electron Valley'», bromeó.
Se trata, en todo caso, de un territorio para el que es clave la necesidad de invertir más en redes. Según manifestó, una «infinidad» de estudios europeos fijan la necesidad de destinar a este fin al menos un 0,7 de cada euro destinado a la creación de energía renovable. «Para cumplir los objetivos de descarbonización habría que entre duplicar o incluso triplicar la inversión en redes», valoró. Un objetivo todavía lejano, pero para el que el Ministerio de Transición Ecológica acaba de dar un primer paso «en la buena dirección», permitiendo un incremento en este ámbito de hasta un 62% de cara a los próximos seis años. «En esto nos jugamos mucho», añadió.
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Rey muerto
También la automoción vive una encrucijada. Aristizabal señaló que Europa sufre un problema estructural de sobrecapacidad. «Hace siete años Europa producía 22 millones de vehículos y teníamos capacidad para 27. Hoy producimos 16 millones», alertó, en contraste con una China que fabrica ya 30 de los 90 millones de vehículos que se producen cada año. «El gran titular sería que a rey muerto, en este caso Europa y los vehículos de combustión, rey puesto; China y el coche eléctrico», subrayó la directora de desarrollo corporativo de CIE Automotive que no se resistió a recordar la «ambición legislativa» fijada por Europa «como si fuera el mayor responsable de las emisiones del mundo» y no del menos del 10% que le corresponden actualmente. «Es el único lugar donde la descarbonización se hace con multas, en lugar de con incentivos», se dolió.
Aunque CIE Automotive y SAPA, con instalaciones próximas en Detroit (EE UU), matizaron ayer las dificultades para crear sinergias entre automoción y defensa -muy alejados en términos de volúmenes de producción, plazos de entrega, ingeniería e inversiones-, Raül Blanco recordó que el sector vive con la voluntad de impulsar un crecimiento tecnológico «que revierta al tejido industrial, especialmente en Euskadi donde SAPA tiene más de 300 proveedores». La empresa familiar, con 350 trabajadores en Andoain de los que un tercio se dedican a I+D, explicó que es necesario apostar por un modelo de tecnología para evitar que el territorio se convierta en un espacio de «ensambladores», en referencia los modelos de 'Knock Down' que ejercen empresas como BYD o Chery, que en lugar de trasladar la producción a otro país, fabrican en el lugar de origen para solo realizar el montaje final en destino, sin crear trabajo entre proveedores locales.
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«Necesitamos certezas»
De retos globales sabe mucho el metal vasco. Begoña San Miguel recordó que el corazón de la economía vasca se encuentra muy afectado por las dificultades económicas que atraviesan Alemania y Francia, principales compradores de las exportaciones, y por una entrada masiva de productos asiáticos «con precios imbatibles» a costa de no estar sometidos a las regulaciones más exigentes que marca Europa. Todo ello, además, sin mirar al elefante en la habitación que suponen los aranceles del 50% fijados por EE UU. «Las empresas siempre necesitan certezas, saber cuáles son las reglas que se les aplican, y desde que llegó Trump tenemos todo menos certezas», lamentó.
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Ediardo Madina
El reto de adivinar la «quiniela del futuro» en un mar de incertidumbre
La fotografía de Trump con sus tablas arancelarias, el genocidio sufrido en Gaza, la guerra desatada a las fronteras de Europa y en general los 59 conflictos bélicos abiertos en todo el mundo -una cifra no vista desde el cierre de la II Guerra Mundial- conviven para Madina con «dos fantasmas que recorren el mundo: la desinformación y la polarización», y que operan bajo unas democracias en merma. «En el año 2000 el 50% de los seres humanos vivían en democracia. En 2024 ya solo lo hacía el 22%», alertó en su intervención.
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Se trata, para Madina, de una serie de alarmas que vienen saltando a medida que se contradice el paradigma de los teóricos que promulgaban una relación entre la socialdemocracia y el mercado. «Nos decían que la eficiencia de los mercados, cuando es óptima, produce democracia», recordó, mientras que ahora se tambalean tesis como las de Francis Fukuyuma que veían en este sistema «el último eslabón de la convivencia».
«Todo eso se ha ido en los últimos 8 ó 10 años ante nuestros ojos», expuso Madina, que advirtió sobre «un avance de los sistemas autocráticos» exhibidos en público en actos como el celebrado el mes pasado con motivo del 80 aniversario del fin de la guerra chinojaponesa, «donde vimos desfilar armas y tecnologías que no sabíamos que tenían ante los ojos del primer ministro chino, acompañado del de Korea del Norte y de Putin».
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Entre tanto, recordó, el diagnóstico sobre la economía europea elaborado por Mario Draghi parece permanecer en el olvido mientras «China y EE UU ya han ganado». «Un año después la respuesta de la Comisión Europea debería ser: no hemos hecho nada, señor Draghi».
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Pablo Sanz | Zona Norte EY
«La política externa nos afecta en el día a día»
La geopolítica ha mutado desde los mapas con los que Churchil fijaba los avances de los países a los que las empresas utilizan para ubicar sus sucursales y registrar la evolución de grupos multinacionales. Son unos escenarios en los que, como compara el responsable de la Zona Norte de EY, Pablo Sanz, encargado de abrir el encuentro, «resulta fácil poner chinchetas, pero luego es más difícil quitarlas».Sanz ejemplifica así como la política externa «nos afecta en el día a día», desde estudiantes vascos a los que una ley fijada por la administración Trump cierra la puerta a su formación universitaria, a una normativa de sostenibilidad que hunde un proyecto empresarial. «Son cosas que pasan muy lejos, cuyo origen no depende de los afectados, y que como la teoría del caos van llegando con sus consecuencias», alerta.
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Mikel Torres | Gobierno vasco
«Estamos en un entorno global de incertidumbre»
«Estamos en un entorno internacional de incertidumbre elevada, pero que es gestionable si no nos quedamos parados», defiende Torres, que apuesta por «proteger y potenciar» el mercado interno de lo que llama 'la triple E': Europa, España y Euskadi. Una economía especialmente convergente en suelo vasco, que concentra casi dos tercios de sus exportaciones en el continente y más de la mitad en la zona euro, con Alemania y Francia como sus principales destinos.
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